Mauricio Carrera (Ciudad de México, 1959) es un escritor prolífico en varios géneros, pero es conocido principalmente como narrador. Tiene entre sus novelas: La derrota de los días (2010), Fortuna, la mujer de la Conquista (2013) y recientemente Un reino igual a ti (2023). Entre sus libros de cuentos: El gigolo malayo (2009), Pequeño Pushkin y otras historias (2016). Se graduó en periodismo en la UNAM y estudió una maestría en la Universidad de Washington. Ha recibido más de veinte premios nacionales que lo sitúan como uno de los autores más reconocidos con una obra de más de treinta libros sobresalientes. En esta ocasión menciono dos de sus libros de poemas. El primero, Memorial de las aves (México: Casa del poeta A.C. / Casa del poeta Gustavo Adolfo Bécquer / La comuna Girondo, 2020), extraigo el siguiente fragmento de la sección que da título al libro, un poema de largo aliento. En sus poemas hay la voz poética de un vitalista, un enamorado del mundo que dice: “Solo una mujer pido. Que sea devastación de alivio en mi vacua arcilla” (45).
Fue un libro, guijarros de palabra
(simulación criolla de una vida endeble,
trapo gris con trama y personajes),
ese escalón para detenerte en mi canto.
Fue la vela con su propia emoción de aventuras,
la escotilla para detener el moho, las sombras,
el anuncio de la ternura y las vajillas,
el lenguaje tirano, el rumor de los museos.
Fue tu espalda, tu sonrisa, tu innombrable hermosura,
el dictar claro de tu inteligencia, tus letras, tus pies.
El principio de la vida en ti,
el resplandor del corazón y sus sílabas en ti.
Bendito azar, amada coincidencia,
enorme universo que farfulla lejanías,
empapado tiempo de curvas y extinguidas eternidades,
enquistado país; su caos de sangre,
bofetadas, torturadores;
y concurrir (ese apetito de la circunstancia, de la chiripa). (28)
De su libro Tolvanera (México: Diablura ediciones, 2021) tenemos poemas de amor endiablado. Consejos a un hijo, por ejemplo: “Recuerda, preferir la vida psíquica de la poesía a la distraída mediocridad” (77). En los poemas que inician con un mexicanísimo: “Alégrate, cabrón”, “Alégrate, cabrón, de no estar colgado como res en el mercado”. Poemas escritos sin temor “al muro negro de la vengadora nada” (82). Extraigo los siguientes poemas.
Es demasiado alta la ventana y me subo en
Cicatrices para verte.
Hay una llama voraz que repite palabras de desamparo,
Que sólo entiende de soledades primogénitas,
Las despedidas humanas tan comunes a la inocencia. (14)
Te hablo con senderos de insomnio y de memoria
Como si caminara contigo entre nubes amarradas a un muelle.
Quédate conmigo y mi raíz con disposición volátil,
Este aprendizaje de manos dispuestas a nuestro deseo. (16)
No hay estrella sin suspiro, no hay domingo sin amenaza de hastío.
Así, lo no realizado parece una reverencia ante un templo destruido.
Me entretengo como quien desconoce la muerte en amar tus apariciones.
No hay besos sin tu piel, no hay cielo azul sin el poder terrenal de sus palabras.
(59).
Hijo, construye tus murallas, tus caminos, tus querencias.
La luz de los que han ido y regresado, que sea tuya.
Sacude lo adverso, que la devastación te sea inmune.
Recuerda, en tu viajar, mantén siempre secos los calcetines. (68)
Alégrate, cabrón, de esta versión enmarañada de existencia.
No eres una piedra confesa, una lápida impúdica de la nada.
Atosiga el placer, la gorda bruma, la lucidez sin drama.
Recuerda: la vida es lo que se vive, no lo que aún no es. (95)
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Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com — "Memorial de las aves" y "Tolvanera" de Mauricio Carrera —
Por Martín Camps
