POSTIZAS
            Entrevista 
              a la poeta Luisa Fernanda Lindo
             Por 
              Miguel Ildefonso
              
            
          Nació en Lima, 1979. Escritora y actriz. Colaboró 
            con diversas revistas peruanas y argentinas. Como dramaturga escribió 
            las obras Deimos (Lima, 1998) y Sueño en la ciudad 
            (Lima, 1999). Coordinó los proyectos Extravío Letal 
            -artes y letras- (Buenos Aires, 2002-2004) y Ciclo mE! (Buenos Aires, 
            2004). Fue editora de Pistilo, publicación independiente 
            de poesía (2004-2005). Ha publicado Manténgase 
            fuera del alcance de los niños (Color Pastel, 2006) y POSTIZAS 
            (Lima, 2007). Tiene el blog: luisalindo.blogspot.com. Y radica actualmente 
            en Buenos Aires.
          
            -En POSTIZAS vemos el tema del travesti o 
            del travestido ("juego a ser mujer:/ mirada felina/ contorneo 
            de caderas"), pero también el de un cierto dolor ("todo 
            duele"), y muchos otros sub temas. ¿Cómo y cuándo 
            surgió la escritura de este poemario?
            - La idea del libro surgió hace tres años, en el verano 
            del 2004, cuando viajaba de Lima a Santiago. Un personaje me llamaba 
            mucho la atención, no sabía si era hombre o mujer. Y ahí estaba Ana, ofreciéndome parar un par de noches 
            en su departamento en Las Condes. Ana no era travesti, era prostituta. 
            Ahí empecé a construir a este personaje, a construirlo 
            tal como Ana se iba construyendo cada noche para salir a trabajar 
            a calle Suecia. Quería que la voz no tuviese género; 
            un escrito que no sea identificable si fue escrito por un hombre o 
            por una mujer. Estaba cansada de los largos discursos feministas por 
            un lado, sexistas por el otro, y construí mi alter ego: un 
            travesti, así empecé a escribir POSTIZAS.
 
            Y ahí estaba Ana, ofreciéndome parar un par de noches 
            en su departamento en Las Condes. Ana no era travesti, era prostituta. 
            Ahí empecé a construir a este personaje, a construirlo 
            tal como Ana se iba construyendo cada noche para salir a trabajar 
            a calle Suecia. Quería que la voz no tuviese género; 
            un escrito que no sea identificable si fue escrito por un hombre o 
            por una mujer. Estaba cansada de los largos discursos feministas por 
            un lado, sexistas por el otro, y construí mi alter ego: un 
            travesti, así empecé a escribir POSTIZAS. 
          - Mencionaba los temas o los 
            enfoques que le das a los poemas, en una relación continua 
            entre deseo, dolor, placer, sexo, agresión, violencia. ¿Consideras 
            aquellos desplazamientos una metáfora de la mercantilización 
            del cuerpo?
            - En POSTIZAS hay todo un juego entre la oferta y la demanda. El cuerpo 
            aparece como mercancía: cuerpo-objeto-de-deseo, cuerpo capital. 
            Las relaciones de continuidad se dan en tanto un cuerpo ejerce poder 
            en el otro. El cuerpo del travesti, es el cuerpo del poder, el cuerpo 
            que ejerce deseo en el otro, en tanto TIENE aquello que lo delata. 
            Y ese mismo cuerpo aparece trasgredido, violado, anulado. Es el cuerpo 
            del dolor, el cuerpo que se va desmoronando hasta agotarse.
          - Se dice que el capitalismo 
            y la burguesía, que seguramente no son indesligables, han transformado 
            nuestra percepción; o sea, "lo que mediante el dinero 
            es para mí, lo que puedo pagar, es decir, lo que el dinero 
            puede comprar, eso soy yo". Por lo tanto: "Lo que soy y 
            lo que puedo no están determinados en modo alguno por mi individualidad". 
            POSTIZAS es una metáfora del mundo actual, el cuerpo travestido 
            es ese gran cuerpo global que se travestiza constantemente. ¿Tu 
            libro sería esa lucha por la persistencia de una identidad 
            o todo lo contrario?
            - Antes que nada, diría que el capitalismo y la 
            burguesía no han "transformado" nuestra percepción, 
            puesto que hemos nacido siendo parte de ambos. Otra cosa es que hayamos 
            tenido la capacidad de pensar mundos diferentes por nuestros referentes 
            históricos y/o ideales. Sí hay en POSTIZAS una metáfora 
            del mundo actual, y está relacionada con la metáfora 
            del cuerpo. Somos cuerpo, que cubrimos, vestimos y travestimos; y 
            hay necesidades, así como en el travesti, que obligan a jugar 
            roles otros. El libro, más que una lucha por la persistencia 
            de una identidad, se presenta como denuncia de ese vacío.
            
            - Se van rompiendo las voces (identidades), 
            las imágenes mutan (cuerpo en éxtasis a cuerpo agónico) 
            y se replantean los universos de la ciudad.
            - Definitivamente la ciudad es el espacio que permite todos estos 
            desplazamientos. Son tres ciudades las que atraviesan los textos: 
            Lima, Santiago y Buenos Aires. El universo es siempre el mismo: la 
            marginalidad. La voz se fragmenta, se multiplica hasta volverse universal. 
            Las imágenes van pasándose una tras otra, sucediéndose 
            la posta. 
            
            - ¿Qué poetas o escritores 
            crees que te han influenciado?
            - Podría mencionarte a Perlongher, Olivari, Mariani, 
            Lamborghini, Saer, Rivera, Fogwill y tantos otros, aunque no sé 
            si me han influenciado de manera directa. Podría también 
            mencionarte los que me gustan, aunque en su mayoría son narradores 
            o teóricos.
            
            -Vives en Argentina hace unos años. 
            ¿A qué se debió tu viaje? ¿Que diferencias 
            hallaste en lo literario?
            - Sí, vivo en Buenos Aires hace siete años. 
            El viaje se debió a muchos motivos que sólo podría 
            sintetizar en uno: búsqueda personal. Respecto a las diferencias 
            literarias... creo que es algo que ha ido cambiando en el transcurso 
            de los años. La diferencia más grande está en 
            el número de editoriales que existen en Buenos Aires; aunque 
            creo que en Lima han empezado a hacer lo suyo y han surgido editoriales 
            nuevas, como Álbum del Universo Bacterial, Matalamanga, La 
            Toronja Hidráulica, Solar, manejadas por jóvenes, lo 
            cual es un buen síntoma.
          En cuanto a producción, acá se generan 
            más movidas, esto tiene que ver con el hecho de que existen 
            más espacios. Buenos Aires es un foco cultural, una ciudad 
            más grande que cuenta con un número mayor de espacios 
            de expresión (galerías, centros culturales, museos, 
            salas de teatro) de los cuales muchos cuentan con el apoyo del gobierno. 
            Creo que por más que se trate de un pantallazo político, 
            eso no sólo permite generar nuevos discursos, sino que forma 
            un público receptivo. 
            
            - ¿Qué estás escribiendo 
            ahora o pensando publicar? ¿Qué nuevos proyectos tienes?
            - Hace poco terminé un cuento largo Ana que subí a mi 
            blog. Ahora estoy terminando un guión, tratando de darle forma 
            a un libro que es narrativo y terminando una investigación 
            acerca de la representación de la pobreza en las letras de 
            rock barrial en Buenos Aires.
           
          
          
            - Tres poemas de POSTIZAS: -
          i.
            Ella espera
            con las pestañas en la mano
            tomar la posta
            un llamado
            un grito suelto
            que la vuelva a la vida
            o le de-vuelva los 300 dólares
            de la cirugía
            Ella, color carmelo
            abrazada al filo de la cama
            redentora de ensueños
            Taco aguja marca la hora
            del paseo de las geishas
            lugar de encuentro: calle Suecia, 
            esperando a algún sueco
            que le calce en el pie hinchado
            de tanto andar con la cartera
            Ella espera
            una visa que la transporte
            al sueño de toda reina
            que acaba en un Ay!
            lamentoso
            que conjuga el dolor y el asco
            porque esto, 
            es el sur.
          
            vi.
            nos vestimos para disimular 
            el roce de nuestros cuerpos
            diecinueves noches
            intentando el personaje,
            juego a ser mujer:
            .. .. .. .. .. .. mirada felina
            .. .. .. .. .. .. contorneo de caderas
            todo duele
            .. .. .. .. .. .. todo atraviesa
            .. .. .. .. ... . .. .. . .. .. .. todo 
            anula
            y sin embargo no puedo ocultar
            lo que me delata
            me encierro en el baño
            a preparar el monólogo, 
            pasaría días mirándome
            en el espejo:
            .. .. .. .. .. .. me gusta ser mujer
          .. .. .. .. .. .. atravesamos la recta 
            Shiro, 
            .. .. .. .. .. .. tantas muertes juntos,
            .. .. .. .. .. .. defenestrados contra 
            el televisor, 
            .. .. .. .. .. .. y nuestros cuerpos
            .. .. .. .. .. .. jamás se reconocieron.
          
            x.
            Dejas el pañuelo
            al borde de la cama
            sigilosamente, casi deslizándote
            te aproximas a la ventana
            miras de reojo
            nadie sabe de ti ni de tus ganas
            la ciudad se levanta
            .. .. .. .. .. .. sin siquiera pronunciarte
            ese hilito de sangre
            ayer no lo tenías
            se te corrió el rouge
            con la lechada
            en la escena del que mama, 
            las nenas no lloran.
            Apretaste tus dientes
            contra la almohada
            cuando su dedo
            te apuñaló la sien.
          
            De Elecciones Afectivas:
          *
            Olvidé la maleta. Estaba destinada al fracaso.
            No lograría hacer la gran Kundera: llegar a tu
            casa y desvanecerme, pedirte un vaso de agua
            y quedarme para siempre, haciéndote de sombra.
            No tenía respuestas y tú, ninguna pregunta
            estábamos empatados en el juego del silencio.
            La casa era nueva, al menos para mí, 
            que todo me resultaba ajeno. Los pasillos, 
            las interminables puertas y el olor a guardado.
            Huele a humedad -te dije- abre las ventanas.
            Se sale por la puerta -me respondiste. 
            La preservación de la memoria. mi olvido estallido.
            Lugar lleno, lugar vacío, lugar desbordado. 
            Soy experta en cortar el silencio, y en 
            producir cortocircuitos cuando abro la boca.
            No quería decir una palabra y que todo
            terminara como siempre. Tú, diciéndome
            que nunca cambiaré y yo, haciéndote reproches.
            Odio la sensación de estar haciendo pis
            fuera de la tapa, odio cuando siento que 
            una gotita resbala por mi entrepierna,
            imparable y llega a mi tobillo, y lo único que
            deseo es que se pierda hasta mi talón
            para nunca más volverla a ver.
            Estás sentado, mirándome. Me siento una gotita
            y lo único que quiero es desaparecer.
            No me mires así - te digo.
            No me digas lo que tengo que hacer- respondes.
            Cuando te veo me dan ganas de treparme
            arriba tuyo, y matarte a besos.
            Gonzalo una vez me dijo que yo no aceptaba
            el miedo que sentía por él. Y me reí, porque
            no entendía lo que me quería decir. Acaso
            yo te de miedo, y no me aceptas.
            Te digo que te extraño, y me dices que
            no empiece otra vez con lo mismo.
            Un aluvión se apodera de mis ojos, no puedo
            ser tan débil. Siento cómo la sangre se
            concentra en mi nariz. Creo que voy a llorar.
            Nunca sé por qué siempre termino a tu lado.
            Ahora iremos a alquilar una película, cocinarás
            la cena y despertaré con la cabeza apoyada
            en tu pecho. Otro día traeré la maleta.