La piel es coraza del ser y el todo
Poesía de Vanessa Martínez
Por Miguel Ildefonso
El trazo de los dedos silenciosos, por el que viajan las palabras y la poeta, es el hilo que construye esta Coraza (Editorial Hielópolis, 2009) de la poeta Vanessa Martínez Rivero (Lima, 1979). Piel que transluce un viaje interior, piel que fotografía las ciudades adonde lleva su exilio. Todo empieza con la subida a un tren, el viaje empieza con esa cópula, en ese recorrido del gen, en el gran vientre: “soy un gen no deseado/ que se aferra de las vías,/ buscando la pasión de mi concepción./ (Soy la hija de la carne)”, del poema inicial Locomoción de exilio (dato: su primer libro fue La hija del carnicero). Es un tour latinoamericano: por el Illimani (La Paz - Bolivia), o a través de las cordilleras de Chile en donde florecerá el amor - eros: “vives en el infinito andino/ donde se surcan tus poluciones.” Encontramos retratos de habitantes en destierro como ella, en el desierto de Atacama: “Yo la india me ubicaba a las afueras de esta ciudad,/ tenía una punta en la mano./ Con ella me alimenté y vestí mi libertad.” Y es también un viaje fluvial real maravilloso: “Era un pez raro de sal chapoteando la noche…/ de mis escamas transparentes se hizo un collar para/ colgárselo en el cuello como un premio”, crónica del río Guayas - Ecuador. E, igualmente, hay viajes literarios: “Allá quiero estar y buscar con la mirada/ El humo de las chimeneas de mi patria.// Edith Södergran”. Literarios diálogos con poetas acerca de lo real (y es que la realidad - como el infierno - son los otros + uno mismo), como con Javier Heraud: “Ya quisiera irme con los espectros a los que se les cayó/ la nación encima”, allí la poeta se definirá, descubrirá su coraza: “Aquí soy la última de mi maldita casta/ la que vaticina sus pérdidas”. La región más transparente (poema Coraza para tercer mundo) es la región más herida, allí: “Todos meten la mano en la llaga”. Pero por las protuberanciasde su patria, de su piel, no todo es silencio fúnebre: “Un pecho henchido no es señal de amor,/ sino de lucha.” En esa coraza pervive la memoria del último Inca en Cajamarca, pervive el primer rebelde en Cusco con el que no pudieron los cuatro caballos españoles. Coraza es un viaje en la historia, en la memoria y el olvido: ciudades resistiendo hasta hoy a los ataques del (nuevo) Imperio. La poesía, nos dice Martínez, es una herida en la piel, pero también una flor: belleza, fuerza y esperanza. Coraza: corazón / raza, es un buen aporte a la nueva poesía.
Todos los cardinales murmullos de tu haber
La cordillera como cicatriz
donde nos sangramos con lamparines.
Tus manos en tántrica humareda,
se disparan miles.
Y no es dogma,
ni revista de negocios
la lección que hoy bailarán tus brazos
cuando me narres al vacío por noche.
Es hoy,
que este animal enlutecido penetra mi cuarto y levanta
mis piernas en zancadas, derrumbando vías.
Encuéntrame a mi crío con su oráculo chirriante
tiñéndome las constelaciones que atropellé en el
trayecto
y extermino esta torre eléctrica.
¿Por qué?
Porque tú robaste la luciérnagas espaciales
con ese puño izquierdo donde escondes las respuestas y
arrojas versos molidos como opciones.
No me entregas a los becerros,
cambiando las tramas limpias,
los restos de cobre en mis botas.
Y yo he volado como los metros,
que marchan más rápido, como si su
combustible constase de los glóbulos rojos que
encienden
tus marranos pensamientos…
pilotan feroces a chorro, como mis pasos,
mientras sigas limpiando mis botas en los
resplandores.
Gracias al milagro cósmico de esta tierra,
se abren las zanjas para llegar a tu casa,
con toda mi polvareda
y mi olor cuando la cama aun es flor.
¿Lo recuerdas?
Como los troyanos que destruyes con tu índice.
www.letras.s5.com: Página chilena al
servicio de la cultura dirigida por Luis Martinez S. e-mail:
osol301@yahoo.es
La piel es "coraza" del ser y el todo.
Poesía de Vanessa Martínez.
Por Miguel Ildefonso
piel que fotografía las ciudades adonde lleva su exilio. Todo empieza con la subida a un tren, el viaje empieza con esa cópula, en ese recorrido del gen, en el gran vientre: “soy un gen no deseado/ que se aferra de las vías,/ buscando la pasión de mi concepción./ (Soy la hija de la carne)”, del poema inicial Locomoción de exilio (dato: su primer libro fue La hija del carnicero). Es un tour latinoamericano: por el Illimani (La Paz - Bolivia), o a través de las cordilleras de Chile en donde florecerá el amor - eros: “vives en el infinito andino/ donde se surcan tus poluciones.” Encontramos retratos de habitantes en destierro como ella, en el desierto de Atacama: “Yo la india me ubicaba a las afueras de esta ciudad,/ tenía una punta en la mano./ Con ella me alimenté y vestí mi libertad.” Y es también un viaje fluvial real maravilloso: “Era un pez raro de sal chapoteando la noche…/ de mis escamas transparentes se hizo un collar para/ colgárselo en el cuello como un premio”, crónica del río Guayas - Ecuador. E, igualmente, hay viajes literarios: “Allá quiero estar y buscar con la mirada/ El humo de las chimeneas de mi patria.// Edith Södergran”. Literarios diálogos con poetas acerca de lo real (y es que la realidad - como el infierno - son los otros + uno mismo), como con Javier Heraud: “Ya quisiera irme con los espectros a los que se les cayó/ la nación encima”, allí la poeta se definirá, descubrirá su coraza: “Aquí soy la última de mi maldita casta/ la que vaticina sus pérdidas”. La región más transparente (poema Coraza para tercer mundo) es la región más herida, allí: “Todos meten la mano en la llaga”. Pero por las protuberancias de su patria, de su piel, no todo es silencio fúnebre: “Un pecho henchido no es señal de amor,/ sino de lucha.” En esa coraza pervive la memoria del último Inca en Cajamarca, pervive el primer rebelde en Cusco con el que no pudieron los cuatro caballos españoles. Coraza es un viaje en la historia, en la memoria y el olvido: ciudades resistiendo hasta hoy a los ataques del (nuevo) Imperio. La poesía, nos dice Martínez, es una herida en la piel, pero también una flor: belleza, fuerza y esperanza. Coraza: corazón / raza, es un buen aporte a la nueva poesía.