El estudioso Jacques Attali en su libro: Ruidos. Ensayo sobre la economía política de la música (1995) nos hace tomar conciencia de que “desde que nacemos estamos acostumbrados a que las melodías y canciones se interioricen en nuestra memoria, sonoricen nuestros recuerdos, y actúen por sí solas desencadenando emociones que nos unen al imaginario colectivo. La sociedad está inmersa en un universo sonoro que determina la existencia de los seres humanos y, sin embargo, ha prestado hasta hoy una escasa atención a la música que los circunda por todos lados. Desde hace veinticinco siglos el saber occidental intenta ver el mundo. Todavía no ha comprendido que el mundo no se mira, sino que se oye. No se lee, se escucha (...) La música es un medio de percibir el mundo (...) es la banda audible de las vibraciones y los signos que hacen a la sociedad.”
Al interior de esta línea de pensamiento y teniendo en cuenta ahora los vínculos que se producen entre literatura y música, es importante destacar que las referencias musicales que se encuentran en determinados textos literarios, implican en primer lugar una determinada disposición lectora a intentar “oír”, metafóricamente hablando, la composición acústica inscrita en el espacio narrativo o poético.
Estos aspectos son necesarios de tener en cuenta cuando se lee Yesterday de Miguel de Loyola. De lo que se trata en primer lugar, es atender a la interacción producida entre el discurso narrativo y el ámbito sonoro presente en los cuentos del libro. Y desde allí poder percibir el imaginario acústico literario que se desplaza por todos los niveles textuales, tanto a nivel de las formas como de los contenidos.
En los cuentos de Yesterday hay momentos en que los relatos parecen acompañados de una banda sonora que tendríamos que instalar en nuestros oídos cuando nos disponemos a leerlos, un dispositivo que nos conecta con las emociones, memorias y experiencias del pasado.
El contexto epocal inscrito en los 22 cuentos de Yesterday son las décadas del 70 y 80, vale decir los años de la dictadura militar chilena. Es un libro, por lo tanto, eminentemente generacional.
La música que escuchan los protagonistas marca el ritmo y el tono de lo que son sus personalidades, la manera en la que estos se relacionan y las distintas subjetividades comprometidas. Dichas subjetividades se constituyen en el seno de la experiencia estético-musical. Se trata de sutiles espacios de trascendencia muchas veces compenetrados o articulados con lo erótico y lo sexual, lo que reafirma el estatuto privilegiado que tiene la música popular en los protagonistas y en el ámbito sociocultural en el que estos se desarrollan. Las costumbres de la época, los amores adolescentes y la politización de la juventud, son enriquecidas por la presencia y la función que cumple la música popular.
En todos los cuentos, el presente narrativo es básicamente inestable, pues la memoria, y con ello la escritura, se organiza en un permanente contrapunto entre presente y pasado. El otrora espacio de vida en que los narradores y protagonistas fueron jóvenes, revela que la música era lo que mejor expresaba sus deseos y motivaciones.
La oscilación entre pasado y presente, refleja en los cuentos el pulso de una subjetividad donde lo vivido años atrás se tiñe en el presente narrativo generalmente de nostalgia.
Es elocuente, en este sentido, que cuando los narradores (generalmente narradores personajes) rememoran con la mencionada nostalgia el pasado adolescente, una constante narrativa es el recordar los diversos tipos de canciones que conformaban su ideario musical juvenil: el rock, la balada romántica, los bailes rápidos, los bailes lentos.etc.
La música y las canciones son el marco en el cual se va a desplegar el complejo proceso de crecimiento personal y la educación sentimental de varios protagonistas. Las referencias musicales actúan así como metáforas de sus mundos interiores; son el apoyo privilegiado para decir lo que se quería decir y facilita la comunicación, pues pertenecen a un patrimonio común; sirven como un poderoso telón de fondo a los temas presentados. Por lo mismo, en la música y en las canciones se fraguan emociones y sentimientos de los protagonistas.
En la música y el baile los personajes se debaten entre la sensualidad, la sexualidad, la aventura erótica, el enamoramiento, el romance de verano, etc. Durante los bailes la música refleja el estado de arrebato de los protagonistas. La música, como parte constitutiva de las experiencias eróticas, está presente en varios cuentos. Las canciones son parte sustantiva de las conquistas amorosas. Son una gran aliada a la eventual conquista, pero no es infalible. En los bailes lentos, por ejemplo, se expone el ritual completo para llegar al beso en la boca. Pero también van quedado expuestas las carencias de los narradores y de los personajes. Las aspiraciones juveniles, la dificultad para conseguir sus metas, sus alegrías y tristezas, encuentran en la música popular el ámbito donde dicho imaginario juvenil mejor se expresa. En síntesis: Es la música popular, en sus diferentes expresiones, el marco social, cultural y artístico donde se condensa gozosamente la experiencia.
Los cuentos de Yestarday contienen alusiones que permiten apreciar cómo tales referencias remiten a prácticas sociales juveniles. La música de las canciones y su intensidad expresiva parecen ser, más que las palabras de los narradores, lo que de mejor forma traducen los conflictos sentimentales sufridos cuando eran jóvenes enamorados o estaban en plan de conquista.
Algunos ejemplos de lo mencionado hasta aquí:
A) . . Canciones para la seducción y el consumo egotista
-Hay canciones en las que no importa a veces no conocer las letras o no entender el idioma en que fueron escritas. “Lo que importa es la melodía”. Por ejemplo, en Let it be el narrador describe lo que es cantar sin saber las letras: “el fraseo de la guitarra me llevaba a otros mundos, a otros confines, siempre lejanos, desconocidos, lugares imaginarios donde conocía a chicas imaginarias que amaba y me amaban locamente”.
-Hay canciones donde la música y las letras grafican la impronta de los protagonista. Por ejemplo en Piano man, el narrador señala que “la canción es una versión real de mi vida entera”.
-Hay canciones donde los contenidos de reproducen los sentimientos que el hablante tiene por una amor. En Mi tristeza es mía y nada más de Leonardo Favio, el narrador señala: “Interpretaba mis sentimientos, y la hacía mía cada vez que la escuchaba”.
-Hay canciones que ayudan a los tímidos a acercarse a las niñas: “Sin esos discos jamás te habrías acercado a una muchacha. La música fue tu mejor aliada, la amiga, la alcahueta, la celestina...”
-Hay canciones que estimulan de manera especial la evocación (Adamo: Mis manos en tu cintura: “Ahora, cada vez que la escucho, Vuelvo a percibir el perfume de la juventud flotando en el ambiente.”
-Hay canciones como las de Barry White, que parecen destinadas a las conquistas amorosas y donde todos terminan “enamorados o al menos, calientes”
-Hay canciones que generan, como Blue eyes, un “enamoramiento repentino y despiertan una imaginación febril”.
-Hay canciones como Get ready que exhiben su poder musical, donde los instrumentos “tenían el poder de un narcótico que poco a poco los iba enajenando, alejándolos del mundo circundante, conectándolos con otras esferas, algunas alucinantes, esplendorosas, repletas de sueños y fantasías fuera de la galaxia.”
-Hay canciones en las cuales la música y el baile son el acceso principal al evento amoroso y a la seducción. Por ejemplo Stayin alive: donde todos los jóvenes, incluido el protagonista, quieren ser Jhon Travolta: “En el fondo se trata de un rito de conquista, un mostrarse y ofrecerse a la mujer amada”.
Algo similar, en otro registro, por cierto, es lo que ocurre con Killing me softly with his song de Roberta Flack: “Su música envolvente producía verdaderos milagros, incluso después de pasada la media noche cuando algunos ya habían perdido las esperanzas de enganchar con alguien. La canción era un mantra”
También en el plano de las conquistas y para superar el miedo a las frustraciones en el aparataje seductor “Roberta Flack no fallaba, la negra sabía todo lo relativo a relaciones amorosas. Era una aliada imprescindible en tales casos”
En estas canciones el humor y la parodia alcanza una alta expresión
B) . . Canciones reflexivas y existenciales:
Hay canciones que crean aperturas de conciencia como Father and son, donde la letra genera en el protagonista la tristeza de la pérdida o carencia del padre.
Canciones que como Samba pa ti, abren estados de conciencia diferentes, al modo de un “llamado arcano proveniente de pueblos aborígenes, entrelazado al punteo de la guitarra eléctrica, conseguía trasladar a la gente a una dimensión diferente. Transportaba a las parejas hacia otros confines, las llevaba por las nubes a esos mundos donde la armonía reina, allí donde los límites se extinguen, desaparecen, no existen”.
-Hay canciones “que calan el alma”, como Cantares de Serrat, donde se recuerda a los familiares muertos, etc.
En este tipo de canciones se observa un temple de ánimo distinto. Emergen narradores y protagonistas con un sello experiencial más complejo. Tales diferencias, sin embargo no parecen ser consecuencias de diferencias caracterológicas, o de personalidad, sino del poder de conmoción que tienen algunas canciones y sus particulares melodías.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Yesterday, de Miguel de Loyola
Por Cristián Montes Capo