Nacen en el aire, deben aprender a volar antes de caer y morir también en su vuelo. Jennifer K. Sweeney
Temuco, atravesado por el Cautín y aves migratorias, es la tierra que ha dado a luz el primer poemario de Charlotte Von T. con “Breve estudio sobre las aves” de 42 páginas. Su primera edición fue publicada en el año 2021 por la colección de Cuadernos Observatorio [19] e ilustrado por Nicolás I. Salas P., con una estética y materialidad lúgubre, refinada y sutil hecha a mano con una encuadernación artesanal y uso de páginas en negro. Esta obra propone una experiencia lectora completa sobre la observación del comportamiento, vuelo y origen de todas las aves del mundo: el arquetipo del ser emplumado. Tal como lo haría la etología, la poesía de Charlotte ofrece una mirada sensible e íntima sobre la simbología de estos animales, desde su migración hasta el retorno al nido, homologada como parte de las propias vivencias humanas, en su ascenso y descenso espiritual.
Las aves son la más hermosa creación divina, así lo afirma el libro del Génesis versículo 1:20 “Y dijo Dios: «¡Que las aguas se llenen de seres vivientes y que vuelen las aves sobre la tierra a lo largo de la expansión del cielo!»”(NVI). Estos seres son incluso anteriores al ser humano, los reptiles y animales domésticos, en toda majestad se extienden por las alturas. Es desde esta narrativa que se da inicio al poemario “Breve estudio sobre las aves”(2021), se construye un origen mítico de las aves: “Al quinto día Dios creó a las aves/ esparciéndolas frágiles por los extremos del cielo”(9). Por otro lado, no solo los animales son considerados aves en el imaginario de Charlotte, sino también todo ser alado, pues la primera jaula fue el paraíso y sus ángeles las aves desterradas: “Gabriel ángel que se revela, / Cupido agujereando sus alas, /Lucifer obligado a arrancarse las plumas/ y descender”(11). Atribuyendo, de este modo, rebeldía e insurrección a los seres emplumados, como también propiedades mágicas.
Inevitable es la intertextualidad pizarnikiana en este poemario y sus referencias a la muerte alada: “Señor/ La jaula se ha vuelto pájaro/y se ha volado” (2023). Tal como Pizarnik, múltiples son las referencias a esta oscuridad y pulsión soberana de muerte, entre ellas: “choca el pájaro en la ventana [...] para que pueda robarle más poemas a la muerte/ y extender los brazos a la nada” (13). Una podredumbre habita en la hablante, orfandad y ausencia que desasosiega, cuando la protección y el nacimiento no llegan a su cometido: “Mirar en todo esto/ un pájaro azul transparente/ medusa del cielo/ en una primavera fugaz/ de huevo infecundo/ de pajarero olvidado”(23). Es posible percibir el desamparo, la desolación y la soledad en estos versos, tal como lo expresa “sin dirección aparente,/ acompañado solo del frío que se compenetra entre sus alas”(29), cuya desahucio se evidencia en la crueldad del frío, la falta de protección y sentido.
La pulsión de muerte es permanente a lo largo del poemario, desde una lectura psicoanalítica, Sigmund Freud en Más allá del principio del placer[1920](2020) propone que el ser humano tiene una pulsión hacia la destrucción, un impulso que nos conduce hacia la muerte o el estado inorgánico de la vida. Esto puede apreciarse a partir de los siguientes versos: “En un sueño/ yo fui un pájaro brujo [...]/un pájaro-jaula/ transformado en sombra,/en sombra y nada más”(20). La oscuridad circunda a la hablante, volviendo a un estado anterior y desintegrándose en las sombras. A su vez, la violencia autodestructiva se observa a través de la metáfora de la escritura: “Ser poeta es arrancarse sola las plumas/ escribir con ese punzar en el cuerpo/ ser a propósito pájaro errante”(22). Este es un principio fundamental de lucha y desunión, una disolución de la conexión a la vida, entendiendo el lenguaje como una herramienta de autoflagelación.
La psicoanalista Karen Horney plantea en La personalidad neurótica de nuestro tiempo (1968)que el sufrimiento posee un fin, explicando de esta manera el masoquismo de índole moral, justificado en el instinto de muerte, es decir, existe un gozo en el dolor. El sufrimiento neurótico es aquel que manifiesta angustia producida por la comprensión de la discrepancia entre las capacidades del sujeto y las realizaciones objetivas. En “Breve estudio sobre las aves”(2021) estos animales se desprecian a sí mismos a causa de la neurosis, siendo ya no un símbolo de libertad y plenitud, sino de desconsuelo y aflicción: “cuando lo único libre es el deseo de caer,/ caer, caer de quién diablos sabe qué piso[...]/Renunciar” (30). El vuelo va contra la naturaleza de las aves, es una caída al precipicio, nuevamente, un retorno hacia la nada.
Por otra parte, al profundizar la simbología de las aves, la poeta realiza una alegoría de la prisión y el infierno con la dicotomía de libertad y encierro, no con una lectura evangelizadora, pues no se apela a una justicia divina como la Divina Comedia de Dante, sino como un estado espiritual y mental del ser humano. El vuelo de las aves está por sobre los condenados, el roce de sus alas toca sus cabezas: “Pasa ligeramente por el lugar de las almas/ que transitan hacia el purgatorio,/ no logra ver más allá de sus cadenas [...]/creando las palabras con la siniestra intención/ de abandonarlas en el aire y su despojo” (26). Es un aleteo ominoso frente al castigo de los desgraciados. Este vuelo espiritual es una elevación del ser sin restricciones, pues “permanece el vuelo,/más no el pájaro ni la libertad”(27), atribuyendo, de esta forma, inmanencia a las aves, un carácter divino.
Considerando el vuelo y su trayectoria, Charlotte construye una narrativa lírica del viaje y la migración, siendo el sentimiento de desarraigo uno de los principales prismas de la obra. Un recorrido por cada estación explica el comportamiento de las aves, a medida que avanzan los meses y con ello el ciclo anual, las aves actúan de acuerdo al verano, otoño, invierno y primavera. La naturaleza impregna el atardecer, sus sonidos irrumpen en el sentir del hablante: “alguien renace entre la corteza de los árboles, [...]/ entre las flores del cerro/fracturadas en un andar eterno/ entre el rumor de la hierba/ y el impulso herido de la tarde” (18). Al llegar el invierno, provoca ausencia, perturbando la conducta de los animales, los vuelve autoflagelantes: “se aleja del retrato mal hecho/ de un ave que no canta/ porque el invierno ha mordido su melodía”(24). Las aves migran en búsqueda de alimento y refugio, pero el hogar no existe, es el aire mismo su reinado.
Cabe destacar que tras el clímax y progresión narrativa del poemario existen luces de esperanza, llega la primavera y como en un acorde, traza sus notas de tónica a dominante, dejando para el final la resolución del conflicto: “Habrá que esperar a la mañana/ y que el sol salga en la frontera” (32). Lo orgánico retorna, vuelve la pulsión de vida a través del amor y las luces de alegría trae nuevos revoloteos: “y comienzo a verte, niño, con alas de papel/ me extravío en tus ojos, / y de pronto ya has hecho a las flores cantar”(33). La ternura revitaliza el sombrío y ominoso vuelo del pájaro brujo. Que el amor sea nuestro nido y protección ante el inclemente invierno, ante la carencia, ante el precipicio, y si hemos de caer, que hayan brazos que nos sostengan para desplegar nuestras alas y extendernos por el horizonte.
Selección de poemas
Creación de las aves
Al quinto día Dios creó a las aves
esparciéndolas frágiles por los extremos del cielo,
sus ojos son un lente en el humedal humano,
hacen de los árboles su techo
dejando caer las hojas
que flotan hacia el suelo de otoño.
¿Hay otoño entre las estaciones?
II
Permanece su canto
como grito desgarrado
de las aves que huyen del paraíso
esquivando las palabras gloria y amén.
Hay aves desterradas:
Gabriel ángel que se rebela,
Cupido agujereando sus alas,
Lucifer obligado a arrancarse las plumas
y descender.
Sueño con pájaros
En un sueño
yo fui un pájaro brujo
de alas negras y pecho azul,
un pájaro-jaula
transformado en sombra,
en sombra y nada más.
II
Ser poeta es arrancarse sola las plumas
escribir con ese punzar en el cuerpo
ser a propósito pájaro errante
querer buscar un nido pero sin moverse
más allá de las palabras.
Mirar en todo esto
un pájaro azul transparente
medusa del cielo
en una primavera fugaz
de huevo infecundo
de pajarero olvidado.
Estudio sobre el ascenso
El vuelo tajante
se aferra al aire que queda atrapado
entre las alas de un paisaje atardecer,
se aleja del retrato mal hecho
de un ave que no canta
porque el invierno ha mordido su melodía.
II
por ese cuento ficticio de la libertad
cuando lo único libre es el deseo de caer,
caer, caer de quién sabe qué piso
y no ser más,
un pálpito imaginario en el aire,
una idea volátil entre las manos.
Renunciar.
Aprendizaje del vuelo Para Joaquín
Quiero quedarme jugando
con tus manos de fruta dulce
habrá que esperar a la mañana
y que el sol salga en la frontera
Me miras y tus dedos apuntan al cielo
allá van los pájaros que aprendieron a volar cayendo,
tu memoria me adormece los sentidos
y comienzo a verte, niño, con alas de papel
me extravío en tus ojos,
y de pronto ya has hecho a las flores cantar.
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Bibliografía:
Freud, Sigmund. Más allá del principio del placer. Vol. 357. Ediciones Akal, 2020.
Horney, Karen, and Ludovico Rosenthal. La personalidad neurótica de nuestro tiempo. Vol. 59. Paidós, 1968.
Pizarnik, Alejandra. Poesía Completa. Bogotá:Lumen. 2023
Santa Biblia. Apocalipsis. Trad. Nueva Versión Internacional. Bíblica. 2015
Von T., Charlotte. Breve estudio sobre las aves. Temuco: Cuadernos Observatorio [19]. 1ra Ed. 2021
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com “El tánato aleteo emplumado”
Apuntes sobre “Breve estudio sobre las aves” de Charlotte Von T.
Proyecto editorial observatorio [19], Temuco, 2021. 42 páginas.
Por Morgana Drakaina