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El funeral del Señor Maturana de Andrés Valenzuela Donoso
Chancacazo Publicaciones, 2012
Por Mónica Drouilly Hurtado
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La trama es simple: cuatro abogados venidos a menos deciden torcerle la mano al sistema llevando a cabo la estafa del siglo. ¿En qué consiste esta estafa? En la organización del apoteósico funeral del señor Facundo Maturana, destacado empresario chileno, de perfil extremadamente discreto, que ha forjado una fortuna casi inconmensurable en el extranjero. La elite, los que quieren ser de la elite y los que llevan un tiempo fingiendo pertenecer a ella, no escatimarán en recursos para obtener una de las carísimas invitaciones al exclusivo y excluyente evento. Hasta aquí todo bien. El único pero del asunto es que el respetado señor Maturana no existe.
La caja de herramientas de Valenzuela Donoso contiene un lenguaje pop de carácter cinematográfico, constantes reiteraciones que brindan ritmo al relato y un cuidado recorrido urbano por el centro de Santiago, cuyas calles, galerías y micros amarillas constituyen un personaje más de la trama. De una manera agradable, recuerda al primer Palahniuk, ese de “Sobreviviente” y “Monstruos invisibles”, antes de estandarizar sus modelos narrativos e ingresar en la fábrica de publicaciones en la que se encuentra encerrado hoy en día.
Con tales elementos, esta primera novela de Andrés Valenzuela Donoso se instala en un tipo de narrativa poco explorada en Chile, asentándose en un relato de acción que sin perder la atención del lector, va visibilizando el carácter superficial de los discursos que nos rodean, dando cuenta que el fondo ha sido sustituido por el encanto y la trampa de las apariencias. Por esto, “El Funeral del Señor Maturana” no sólo es una entretenida novela sino que también una provocación.
La gente ya no quiere la revolución. / Ahora todos queremos televisores de plasma, repite constantemente Álvaro, uno de los cuatro abogados y único narrador de esta historia, quien con distintas tesituras textuales nos va adentrando en los preparativos de este gran evento social que será el funeral. A diferencia de sus colegas, a Álvaro no lo mueve la ambición o el deseo de una vida llena de lujos, su motivación es la venganza en contra de una sociedad que adolece de disonancia cognitiva, oscilando entre la exigencia de una vida llena de triunfos, parecida a las de los comerciales de los bancos, las universidades y los teléfonos celulares mientras al mismo tiempo requiere de individuos obedientes, conformistas y timoratos que no constituyan una amenaza para quienes efectivamente sacan provecho de todo esto.
Entendiendo que en el actual estado de las relaciones, la identidad se sustenta únicamente en el reconocimiento de los demás participantes, y que la vida social es una seguidilla de sentimientos de pertenencia encadenados unos tras otros, Valenzuela Donoso pone bajo los focos las reglas de este juego despiadado en que el tipo de vida que uno desea vivir, cómo decide vivirla y qué elecciones hace para lograrlo dependen de cada uno. Así, de este modo, es uno el único culpable si todo eso no conduce a la tan añorada felicidad.
Estos cuatro tinterillos, poseedores de una vida alejada de la felicidad en lata que proponen los medios de comunicación, parados en la lluviosa encrucijada de la exclusión definitiva y la pertenencia esporádica, deciden aprovecharse de la aparente aceptación tácita y bobalicona de las unilaterales reglas de este juego y someter a los dueños de la pelota a un poco su propia medicina. Leer “El funeral del Señor Maturana” es adentrarse más allá de la superficie y acompañar a los protagonistas en este recorrido que desnuda, literalmente, la forma de las cosas que tenemos alrededor.
Extracto
Que tu cuenta corriente ahora sea la prolongación de tu pene, y tu potencia sexual sea la cantidad de billetes que puedas eyacular para comprar la millonada de estupideces que a diario te ofrecen.
Que eso sea tu principal atractivo.
Que con eso seas parte del team ganador.
De los que pueden costearlo y están con el viento a favor.
De los Premium VIP Golden Circle.
Y mientras así te mantengas, el maniquí peliteñido y anoréxico que tienes para lucir en el asiento del copiloto estará siempre ahí, sonriente y sumiso.
Inalcanzable para cualquiera.
Menos para ti.
Mientras te mantengas en esa posición podrás cambiarlo a voluntad.
Mientras te mantengas en esa posición.
Dejaste de mantenerla y se acabó todo tu atractivo.
Se acaba tu atractivo y se acabó todo lo demás.
No eres tú, soy yo.
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El_Funeral_del_Senor_Maturana