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El Golem de Borges y sus implicancias matemáticas y metafísicas

     Stephen Kcenich, MS
María-Elvira Luna-Escudero-Alie, PhD.

Montgomery College, MD

Proyecto_Borges@yahoo.com






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Resumen:
Este breve trabajo es una primera aproximación al análisis del célebre y original poema de Borges; El Golem. Hemos reflexionado, de manera general, sobre sus importantes contenidos metafísicos y matemáticos tomando como referencia el excelente libro de estadística aplicada y ciencia de los datos: Statistical Rethinking (2020), de Richard McElreath. En este poema, Borges, nos presenta el tema del creador que decide imitar a Dios construyendo lo más parecido a un ser humano; un autómata, que en tiempos actuales podríamos llamar: “robot”. El poema metafísico El Golem, alude también al tema de la creación literaria y al poder fabulador del mayor artífice del lenguaje: el poeta.

Palabras claves: Crátilo-Borges-gólem-McElreath-modelos estadísticos

 

 

El poema “El Golem”, considerado para muchos el más interesante y sofisticado del célebre autor bonaerense; Jorge Luis Borges (1899-1986), nos narra la historia del rabino holandés, hijo de judíos portugueses; Judá León (1603-1675), y su creación magna: un autómata, a quien quiso educar a su imagen y semejanza; pero fracasó de manera concluyente en su soberbio objetivo. El propio Borges, y su entrañable amigo; el también escritor de literatura fantástica; Adolfo Bioy Casares (1914-1999), estimaban que “El Golem” era, en efecto, uno de los poemas más logrados de nuestro exquisito autor, argentino de nacimiento; pero universal por su vasta erudición omnímoda.

Borges escribió “El Golem” en 1958, y se publicó en su libro El otro, el mismo (1964). El Golem, como la mayoría de los poemas y relatos de Borges, es muy rico en referencias multiculturales. Este poema, tiene tres fuentes principales de inspiración: el diálogo de Platón: El Crátilo, una antigua leyenda hebrea de Praga, y la famosa novela homónima del autor austríaco Gustav Meyrink (1868-1932). A continuación tenenos el erudito poema objeto de nuestro studio, para vuestro deleite:

El Golem

Si (como afirma el griego en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de 'rosa' está la rosa
y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'.

Y, hecho de consonantes y vocales,
habrá un terrible Nombre, que la esencia
cifre de Dios y que la Omnipotencia
guarde en letras y sílabas cabales.

Adán y las estrellas lo supieron
en el Jardín. La herrumbre del pecado
(dicen los cabalistas) lo ha borrado
y las generaciones lo perdieron.

Los artificios y el candor del hombre
no tienen fin. Sabemos que hubo un día
en que el pueblo de Dios buscaba el Nombre
en las vigilias de la judería.

No a la manera de otras que una vaga
sombra insinúan en la vaga historia,
aún está verde y viva la memoria
de Judá León, que era rabino en Praga.

Sediento de saber lo que Dios sabe,
Judá León se dio a permutaciones
de letras y a complejas variaciones
y al fin pronunció el Nombre que es la Clave,
la Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
sobre un muñeco que con torpes manos
labró, para enseñarle los arcanos
de las Letras, del Tiempo y del Espacio.

El simulacro alzó los soñolientos
párpados y vio formas y colores
que no entendió, perdidos en rumores
y ensayó temerosos movimientos.

Gradualmente se vio (como nosotros)
aprisionado en esta red sonora
de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora,
Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.

(El cabalista que ofició de numen
a la vasta criatura apodó Golem;
estas verdades las refiere Scholem
en un docto lugar de su volumen.)

El rabí le explicaba el universo
"esto es mi pie; esto el tuyo, esto la soga."
y logró, al cabo de años, que el perverso
barriera bien o mal la sinagoga.

Tal vez hubo un error en la grafía
o en la articulación del Sacro Nombre;
a pesar de tan alta hechicería,
no aprendió a hablar el aprendiz de hombre.
Sus ojos, menos de hombre que de perro
y harto menos de perro que de cosa,
seguían al rabí por la dudosa
penumbra de las piezas del encierro.
Algo anormal y tosco hubo en el Golem,
ya que a su paso el gato del rabino
se escondía. (Ese gato no está en Scholem
pero, a través del tiempo, lo adivino.)

Elevando a su Dios manos filiales,
las devociones de su Dios copiaba
o, estúpido y sonriente, se ahuecaba
en cóncavas zalemas orientales.

El rabí lo miraba con ternura
y con algún horror. '¿Cómo' (se dijo)
'pude engendrar este penoso hijo
y la inacción dejé, que es la cordura?'

'¿Por qué di en agregar a la infinita
serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana
madeja que en lo eterno se devana,
di otra causa, otro efecto y otra cuita?'

En la hora de angustia y de luz vaga,
en su Golem los ojos detenía.
¿Quién nos dirá las cosas que sentía
Dios, al mirar a su rabino en Praga?


“El Golem” de Borges consta, en cuanto a lo relativo a su estructura, de setenta y dos versos distribuidos en dieciocho estrofas, donde hallamos trece serventesios (estrofas compuestas por versos de arte mayor, por lo general endecasílabos y de rima consonante y alterna) con un esquema de: 11A 11B 11A y cinco cuartetos con el esquema: 11A 11B 11A 11B. 

El poema empieza invocando a Sócrates al mentar el diálogo platónico: El Crátilo, que trata de una reflexión sobre la verdadera naturaleza del lenguaje; sobre la capacidad de los nombres o sustantivos para designar y conocer las cosas. Este diálogo es considerado como un antecedente de la teoría del signo lingüístico, concepto que más tarde sería desarrollado a profundidad por el lingüísta suizo; Ferdinand de Saussure (1857-1913) y por el filósofo y científico estadounidense: Charles Sanders Peirce (1839-1914). El poema continúa aludiendo a la creación del mundo, a la Biblia, luego nos presenta la historia de Judá León, quien tuvo la intención de emular a Dios al crear a su autómata, y darle atribuciones humanas para después intentar enseñarle a hablar; sin lograrlo. Luego, en el poema de Borges, el rabino de Praga se avergüenza de su creación imperfecta y también se arrepiente de su altivez y atrevimiento por haber querido competir con Dios al convertirse en Creador de un autómata a quién pretendió darle vida semi-humana, a través del poder de la palabra. Los dos últimos versos de la última estrofa del poema:


“Quién nos dirá las cosas que sentía
Dios, al mirar a su rabino en Praga?”

nos traen a la memoria la última estrofa del poema “Ajedrez”:

“Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?”

Y asímismo nos recuerda el final del emblemático relato borgeano: “Las ruinas circulares”

(1941):

“Con alivio, con humillación, con terror, comprendió que él también era una apariencia, que otro estaba soñándolo.”

En el relato, “El espejo y la máscara”, Borges reflexiona también sobre el poder del lenguaje y su habilidad para acceder a la verdad, de hecho el último poema que el vate le presenta al rey sólo consta de una palabra que es impronunciable y mágica; una palabra bendita y maldita que convierte al rey en mendigo y al poeta en suicida, porque acaso ¿le está vedado al ser humano tratar de alcanzar la verdad? En el clásico relato “El Aleph” (1949), Borges nos invita a pensar —a través de la maravillosa enumeración lírica de todas las cosas del mundo que se observan en el Aleph—, en la limitación del lenguaje de poder representar de manera fidedigna la realidad porque el lenguaje es lineal y la realidad es simultánea. La preocupación de Borges por el lenguaje y su calidad imprecisa e imperfecta, así como su carácter arbitrario, es algo que se grafica bien en estas líneas escritas en su libro El tamaño de mi esperanza” (1926):

"Yo personalmente, creo en la riqueza del castellano pero juzgo que no hemos de guardarla en haragana inmovilidad, sino multiplicarla hasta lo infinito. Cualquier léxico es perfectible y voy a probarlo. El mundo aparencial es un tropel de percepciones barajadas. Una visión de cielo agreste, ese olor como de resignación que alientan los campos, la acrimonia gustosa del tabaco enardeciendo la garganta, el viento largo flagelando nuestro camino, y la sumisa rectitud de un bastón ofreciéndose a nuestros dedos, caben aunados en cualquier conciencia, de golpe. El lenguaje es un ordenamiento eficaz de esa enigmática abundancia del mundo. Dicho sea con otras palabras: Los sustantivos se los inventamos a la realidad. Palpamos una realidad, vemos un montoncito de luz color de madrugada, un cosquilleo nos alegra la boca, y mentimos que esas tres cosas heterogéneas son una sola y que se llama naranja. La luna misma es una ficción, fuera de convenciones astronómicas que no deben atarearnos aquí, no hay semejanza alguna entre el redondel amarillo que ahora está alzándose con claridad sobre el paredón de la Recoleta, y la tajadita rosada que vi en el cielo de la Plaza de Mayo, hace muchas noches. Todo sustantivo es abreviatura.”
                                    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .       El tamaño de mi esperanza, pp. 45-46

En la poética de Borges, en sus relatos, y sobre todo en sus ensayos, vemos que el relativismo es una característica muy presente. Este relativismo nos impele a cuestionarlo todo, a dudar sobre la autenticidad de la realidad, a no distinguir entre la ficción y lo real, a confundir las apariencias, las sombras con la vida fáctica, a buscar todas las dimensiones posibles, a recorrer todos los senderos plausibles; los directos y los que se bifurcan, a indagar todas las perspectivas imaginables de interpretación; pero sin aceptar jamás verdades apodícticas que nos limiten.

En el relato: “Las ruinas circulares” (1941), tanto como en el poema “Ajedrez”, en el texto “La casa de Asterión” (1947), y desde luego en el poema El Golem, constatamos que las apariencias distorsionan la realidad, que hay diferentes maneras de interpretar las cosas, que no podemos estar seguros de nada; que todo es posible, que nadie es dueño de su destino; sino que incluso podría ser producto de un poder mayor que transforma lo real en sombra, que controla nuestra vida y que nos impide ser completamente libres. Richard McElreath en el primer capítulo de su libro: Statistical Rethinking (2020), que consta de diecisiete capítulos, nos presenta el gólem de Praga, y discute temas estadísticos cruciales como; la inferencia Bayesiana, la comparación de modelo, modelos multinivel, modelos gráfícos causales. En este capítulo que sienta la base para los dieciséis siguientes, McElreath comenta sobre los usos de modelos estadísticos en tanto anagramas de gólems. Es interesante resaltar que McElreath menciona en su libro a Borges, en el segundo capítulo titulado: “The Garden of Forking Data”. Dicho título es una clara evocación y al mismo tiempo un homenaje al relato de Borges: “El jardín de los senderos que se bifurcan”. McElreath emplea el gólem de Praga como una analogía para describir la totalidad de las estadísticas frecuentistas, las cuales McElreath considera como un gólem de ingeniería.

A modo de conclusión podemos decir que hay muchas similitudes entre los gólems y los robots. Una de las semejanzas radica en la habilidad que tienen de realizar tareas complejas fácilmente; pero objetivos simples de manera ineficiente. Por ejemplo, un robot puede memorizar de π a 100 dígitos; pero encuentra prácticamente imposible subir escaleras. La estadística nunca podrá liberarse de sus gólems cibernéticos y Borges nunca dejará de asombrarnos y maravillarnos con sus textos plurisignificativos que nos inducen a dudar de la realidad, a sospechar incluso del lenguaje, y a cuestionarnos sobre el sentido de la vida, el tiempo y el espacio.

 


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Bibliografía

-Alazraki, Jaime, La prosa narrativa de Jorge Luis Borges. Ed. Gredos. Madrid, 1974.
-Barrenechea, Ana María,  La expresión de irrealidad en la obra de Jorge Luis Borges. Ed. Paidós. Buenos Aires, 1967.
-Borges, J. L. (2002) Obras Completas I. 13a. Edición. Buenos Aires: Emecé.
-Kcenich, Stephen; Luna-Escudero-Alie, María-Elvira El infinito en aplicaciones de probabilidades y estadísticas vinculadas a “Los dos reyes y los dos laberintos”, de J. L. Borges. Sincronía, núm. 69, 2016 Universidad de Guadalajara, México Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=513852378026
-McElreath, R. (2020). Statistical Rethinking: A Bayesian Course with Examples in R and Stan, 2nd Edition (2 ed.) CRC Press.

 

 



 

 

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