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Sobre La Comarca. Ensayos sobre el Desarraigo de Mauro Gatica: Una polifonía
de voces con melodía ruidosa tocada sobre un cementerio

Por Virginia Benavides

 


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Mi método ha consistido en leer un texto y anotar en otro documento de Word lo que me suscita, las imágenes, ideas, respuestas o sugerencias que me transmite lo que veo, siento, leo e imagino. Luego de eso, he pensado en organizar esas anotaciones y que lleguen a ti con la intención de, más que dar una opinión de experta lectora, afianzada en la escritura y en el uso del lenguaje (ando lejos de ser eso ) contarte de mi experiencia recorriendo, a manera de un viaje, tu texto.

Entonces, una primera idea que me surgió, ya en camino, es pensar ¿por qué un ensayo sobre el desarraigo se llama La Comarca si pensamos que  el desarraigo es pensar en este con la simple imagen de una extracción del lugar de origen o no reconocerte en raíz alguna, donde no te identificas ni sientes pertenecer.  Romper los lazos con tu entorno físico inmediato, tu espacio  social, cultural y emocional y ser  un exiliado, un sin casa, un disidente que surge de manera natural a medida como la vida lo ha ido forjando o lo que se le ha ido presentado?  Entonces  surge la revelación y la hipótesis que teje el hilo de su decir: todas las voces que se presentan en este ensayo son los que tienen en común esta condición de extrañamiento, de ajenidad, de soledad y participan de este aislamiento y exilio en el propio país. La  comarca será así un territorio de fuga o exilio interior, independizado, aislado del territorio impuesto, social, cultural, mental y emocionalmente, de la frontera decretada y ha hecho casa sobre la base de la no casa, del no límite. Estamos entonces ante un  no lugar, espacio alterno que se derruye cuando se nombra, cuando se construye, cuando te identificas y proclamas tu pertenencia,  a manera de una edificación que se sumerge en el pantano. Ese no estar identificado con el territorio, con Arica o Tacna, con el Perú o Chile, fronteras impuestas y en derrumbe es la sospecha que humea en esta aldea en construcción o en este cementerio de voces.

Con la certeza de  internarnos en un pasado terrible y a la vez donde todo se actualiza trágicamente, voy hurgando en este ensayo, entonces, la respuesta a la interrogante de  por qué somos sujetos desarraigados, qué nos  hace visualizar la existencia en comunidad como un espacio en tránsito, por expropiar, diluir o borrar  límites impuestos por el gran orden del señor delimitador de las fronteras,  e intentar saber qué nos hace no identificarnos.

Una mirada panorámica me hace darme cuenta que estoy ante un ensayo que se vale de una suerte de polifonía post traumática o mejor decir, una suma de voces pero con melodía alterada por ruidos, intervenida por gritos, ladridos de perro,  violencia subterránea, voces de niños perdidos, llantos de infancia ida, cantos de guerra, declaraciones criminales, patriotismo absurdo, dolor contenido de mujeres silenciadas, de esclavos reclamando libertad, goteo de sangre cayendo, etc.  En este sentido,  podemos notar que existen algunos temas que se reiteran necesariamente a fin, creemos, de afianzar el significado, hacer oír la voz con contundencia sobre lo que expresa. Por ejemplo, los textos titulados como deja vu..  donde oímos, por ejemplo,  el testimonio de una chilena que al ser repatriada  llega a Lima a trabajar y no es aceptada, lo que actualmente ocurre en algún grado con los migrantes peruanos en Chile.  O cuando se menciona en el archivo nacional de Chile que a mayor concentración de población negra, mejor conservación de las costumbres, siendo está una de las razones esgrimidas para justificar la apropiación territorial y la supuesta conservación de una nacionalidad en virtud de la raza, las costumbre legadas por los ancestros, etc. Otro texto que aparece en varias ocasiones dando voz en La Comarca es la noticia titulado en clave anecdótica Los piratas del Caribe  que cuenta de la presencia de piratas en el mar de Arica en siglos pasados que son mencionados por ser sujetos sin ley ni identidad territorial y buscando en las costas riquezas, paradójicamente, a lo que acontece desde el punto de vista de un sector de peruanos con la imagen que se tiene de los chilenos en Lima, por ejemplo, donde “vienen con sus grandes supermercados, sus apropiaciones de  patentes de comidas, bebidas y bailes a apropiarse de lo nuestro (de conversación con un taxista hace una semana). Aparece también varios textos titulados cuentos de la cripta  donde escuchamos desde la voz de un niño escenas de violencia familiar: un padre  agresivo, machista y admirador de Pinochet. O la escena de violación y muerte de una adolescente narrada por uno de sus violadores. Es en estos textos donde se expresa de manera más descarnada la violencia, la degradación social y moral de los habitantes ariqueños. Tenemos, textos que son enlaces o links a noticias como los accidentes frecuentes de pobladores antiguos de Arica o la destrucción del lugar por un terremoto en el año 1500; textos como los archivos criminales o judiciales de Arica o de Chile donde se da cuenta de la situación o causas que siguen los negros esclavos o libertos y los derechos que reclaman o expone las memorias orales de la cultura afrochilena como testimonios de las complicaciones del cambio de nacionalidad, por ejemplo. Textos que hablan de situaciones de la liga patriótica, especie de policía de frontera que discrimina, insulta, abusa y agrede a indígenas, aimaras o a quienes no sean chilenos cuando buscan ir a Arica o los de la liga andina donde se niega a un poblador peruano contruir en Arica;  textos que son poemas que hablan de la muerte y la desolación de una infancia ensangrentada, perdida en el dolor de un perro apedreado y enterrado o el vómito de un borracho o la calada en el cigarro de un pastrulo a quien las vecinas le dan de comer.  Poemas que hablan de la patria como un perro abandonado, ensangrentado y la frase contundente de “todos somos perros en la frontera” y los símbolos patrios re significados en la imagen de una mujer desangrándose o un feto devorado por los perros; textos como personajes de ayer y hoy, donde se recuerda en tono biográfico a personalidades peruanas y chilenas como el niño héroe que incendió el polvorín en pleno combate en el Morro o la de un escritor que se va y retorna encontrando a Arica tomada por tropas chilenas. Tenemos citas históricas, decretos como el de prohibir comer en los cementerios, costumbre propia de la tradición andina; textos agrupados en Otras palabras… que nos señalan datos históricos sobre la batalla de Arica o  episodios sobre el asalto al Morro;  programas de celebración patriótica, listado  de precios de esclavos, dibujos de mapas antiguos señalando ubicación de Arica y Tacna, documentos históricos como la carta de un suicida Alfonso Ugarte a su familia; banderas peruanas intervenidas con frases que son llamados a luchar por la patria a los irredentos, la imagen de  un cráneo atado con una correa, una ¿correa? Como metáfora de sujeción, de yugo o la de una ¿escarapela o borla? con la letra a. Todo este breve recuento nos permite oír esas voces que habitan este libro que, como notamos,  es la de un cementerio o no lugar de vivencia.

El texto surge así como un territorio que disiente de lo que se entiende por un ensayo en términos de linealidad y construcción organizada del discurso. La desorganización o, mejor decir, la organización otra que propone es la disidencia, la destirroterialidad del texto como discurso homogéneo que equivale a su propuesta de identidad alterna o quebrada, sin límites impuestos ni territorios que pertenezcan pues toda pertenencia es una ilusión existencial para quien transita por la vida  de manera tan precaria y quebradiza,  La comarca así sería así un tránsito permanente y una construcción de voces disidentes, fragmentadas,  exiliadas, desarraigadas, extrañadas, ajenas, apátridas, rebeldes, que cuestionan la idea de patria y sutilmente con esa negación van reconstruyendo su lugar original, sembrando  raíces al proponer, denunciar, constatar, recrear lo que ocurrió en el pasado y sobre qué cimientos se hizo su “historia”.

De hecho  hay más que decir:  como los hermosos poemas premunidos de muerte y desolación en las atmosferas que cuentas, versos como : “entonces ya no hay casa o todo es afuera” “todos somos perros de frontera” o este, revelador de la “raíz” de tu propuesta en La Comarca:

“ ¿qué hacer?
estamos solos en esto
deambulando en un espacio que no nos pertenece
en un espacio que nunca fue nuestro
como lo es escribir
como lo es escuchar y ver a otros escuchando
hablar también lo es
también es un desgarro que nos lleva a la intimidación
a la decoloración casi instantánea de los amuletos
que en nada se parecen a lo que construimos…”

Versos con sonido a infancia perdida, con olor a podredumbre, con rastros de violencia y degradación.  Esto poemas son  lo que más me ha identificado con tu ensayo. La ironía muy elegante en todo lo que mencionas y en el texto confesional o quizás ficticio donde hablas de Mauro Gatica y la noticia reportaje que le hacen por su decisión de no tener más hijos. La Comarca- un texto descarnado, lúcido en su propuesta de no patria, de no lugar. Pesimista, corrosivo también.

Es lo que me ha salido decirte  querido Mauro. Gracias por permitirme conocer esta comarca, que sin duda, es también la mía.


Lima  - 2016



 

 

 

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