Cada vez que me enfrento a libros como Morbo Terrorama del narrador argentino Ariel S. Tenorio (Editorial Cathartes, 2024), me lleva irremediablemente a preguntarme sobre la diferencia entre Terror y horror, justamente porque el libro creo y juega entre esas dos instancias. Pero, antes de responderme esta disyuntiva, es conveniente situarnos en el miedo, materia prima indispensable para que ambos existan. El miedo nos ha acompañado desde siempre, desde que, sentados al calor de una fogata, elucubrando historias para comprender el mundo y, por supuesto, también para protegerse de él y sus misterios. “Todos los hombres tienen miedo. Todos. El que no tiene miedo no es normal. Y esto no tiene que ver con el valor”. Si algo nos caracteriza es que, a diferencia de muchos otros animales, el ser humano anticipa su muerte. El miedo funciona en nuestras vidas como un dispositivo que nos permite la subsistencia ante los peligros que nos acechan. He ahí donde experimentar este tipo de literatura se nos vuelve tan irresistible, justamente, por esa tranquilidad de ser meros espectadores del dolor de un otro que no conocemos, de un otro que padece un dolor que no percibimos como nuestro.
Lamentablemente el mundo que nos presenta Ariel S. Tenorio no es auspicioso. Los peligros sorteados por sus personajes muchas veces son inesperados y otros imposibles de sortear. Lo podríamos definir como la escenografía cruenta de nuestra propia aniquilación. Todos los personajes arrojados a su suerte. No hay lugar en el imaginario de Morbo Terrorama que pueda mantenernos a salvo, ni el hogar, ni la escuela, ni la iglesia, mucho menos los hospitales. En el libro el mundo se nos presenta con toda su hostilidad.
Pero antes de seguir divagando todavía tengo la duda respecto a lo que diferencia a estos dos términos anteriormente citados. Según Errold E. Hogle, se puede diferenciar el terror y horror de la siguiente manera: El Terror, dice, mantiene a los personajes y al lector en un ansioso suspense sobre las amenazas de la vida y la seguridad, mientras que el Horror enfrenta a los personajes con la violencia bruta de una desintegración física o psicológica, explícitamente demoledora de las normas asumidas en la vida diaria.
Entonces: ¿A qué nos enfrentamos al transitar las deplorables y sanguinolentas páginas de Morbo Terrorama? Podríamos decir, con total temor a equivocarnos, que nos enfrentamos a una simbiosis entre lo terrorífico y lo horroroso. El libro juega con esa idea de visión totalizadora del panorama grotesco de nuestra existencia ―una existencia que transitas entre lo terrenal y lo sobrenatural―, como un telescopio que penetra con su único ojo ―visión totalizadora― las estrellas en busca de peculiaridades. Y nos plantea el terror y el horror en dosis exactas. La presencia de seres sobrenaturales buscando establecerse entre los humanos, alimentándose de ellos, utilizándolos como instrumentos o gozando simplemente la dicha de su destrucción.
Pero acá hay algo que lo vuelve reconfortante, y no hablo desde una posición masoquista de la existencia, sino me refiero al elemento de comedia, al humor, a la irreverencia presente en cada uno de los relatos que componen esta colección de cuentos. Hay algo cómico en la aniquilación, en el absurdo que resulta la existencia para los personajes. Y este humor, esta ironía, no deja de darle peso al discurso, le permite, creo yo, ya dije, con toda la seguridad que puedo equivocarme, darle un peso político, pues de las vicisitudes y atrocidades, desde la agonía que se vislumbra en el destino de los personajes, se desprende una crítica social potente. Penes Hiperlativos, la estatua de cristo asesinando feligreses, salas de juegos infantiles convertidos en brutales campos de batallas, violencia escolar, asesinatos impunes, etc., etc., etc.
No puedo dejar de relacionar el libro con el Body horror. Este contiene una dosis suficiente de escatología que podría impulsar a más de un incauto lector a cerrar el libro y salir corriendo. Es que este libro busca provocar, esa, pienso, es una de sus premisas.
En conclusión, Morbo Terrorama juega con nuestras sensibilidades, nos doblega, nos lleva a través del ojo más allá de nuestras propias expectativas respecto al dolor, el temor y el miedo. De ahí, creo yo y es un acierto, que la mayoría de los personajes que habitan los paisajes de este libro son niños, niños y adolescentes en las más detestables circunstancias, padeciendo los más terribles de los males, sufriendo en carne propia la ira de duendes, querubines y demonios. Una fauna diversa de alimañas que grafican en la piel de los niños los temores más abominables que la humanidad puede imaginar, y como no si la metáfora del dolor sobre los niños que nos regala este libro nos daría para hablar un buen tiempo.
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dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com UNA VISIÓN TOTAL DEL TERROR.
"Morbo terrorama" de Ariel S. Tenorio (1975, Buenos Aires. Argentina).
(Editorial Cathartes, 2024).
Por Mauro Gatica Salamanca