Bahía Tenóforo (2024) de Yuri Soria-Galvarro es un libro de poesía publicado por Editorial Aparte. Si bien el autor había sido galardonado en el concurso literario Fernando Santiván con el libro Sur en poesía, en el año 2010, este nunca había sido publicado. Ahora, algunos de esos textos forman parte de este nuevo libro. Soria-Galvarro ha publicado varios textos del género narrativo como el libro de cuento Cuentos Pacífico Sur o las novelas El perseguidor de la luz y El cóndor en el agua o el libro objeto Bestiario de Suralia en conjunto con el artista plástico Marcelo Paredes; entre otros títulos. También aparece en varias antologías como El crimen tiene quien le escriba (Cuento negros y policíacos) compilado por Ramón Díaz Eterovic, por nombrar una. En efecto, es un escritor que posee una producción literaria considerable.
Yuri Soria-Galvarro
El libro
Lo primero que llama la atención es el cuidado y prolijidad de la edición del libro que ya es un sello de editorial Aparte. Lo segundo es cómo a partir del interior de las cubiertas del libro (el reverso de la portada y contraportada) nos instala en un espacio geográfico a través de una cartografía del Mar del Sud; es decir, el mapa nos sitúa en el Seno de Reloncaví, las Islas de Chiloé y los Canales Australes, precisamente lugares donde la presencia marina se interrelaciona con lo terrestre de manera intersticial, lo que se conoce también como maritorio.
El contenido
Desde el primer poema “Bitácora” se enuncia el viaje como un tema fundamental en el desarrollo de la trama poética; asimismo, quien habla se muestra como una voz colectiva instalada en la geografía que mencionamos arriba. Esta voz se muestra atravesada por la literatura y receptora e intérprete de los mensajes que flotan “bajo el surco de los peces, con bodegas llenas de palabras”. En este sentido, el espacio que transita físicamente es un espacio transitado por la imaginación a la vez; es como si a partir del viaje se emprende un viaje análogo que establece constelaciones entre la experiencia de quien habla con la memoria de los territorios que se transita. “… qué verdad más cierta que esa, la del kawéskar que cultivaba esta misma geografía y viajó atesorando el fuego en su canoa. Nómades como las islas y la nieve o el bosque sin salida en los fiordos de un desierto colmado de árboles y quimeras escarchadas que esconden la soledad de la piedra fraguada en los glaciares” (p. 7).
“Coloane pilotea un albatros (…) ejerciendo de fanal para las palabras descarriadas” (p. 7). Sin duda, se expone la posición del hablante como un sujeto atravesado por la literatura; Coloane es una especie de atalaya que orienta el navegar por los recovecos australes. Asimismo, en el recorrido de la lectura observamos una serie de referencias a distintos autores(as): Bárbara Délano, Girondo, Jodorowsky, Hemingway, etc. Esto da cuenta de un rasgo sustancial del hablante, pues lo expone como un sujeto que en la medida que transita por los distintos lugares del viaje que va describiendo, también es un viaje que bucea por lo recuerdos de quien describe y es consciente de la imposibilidad del lenguaje para representar aquella inmensidad que la naturaleza salvaje le ofrece a la experiencia “y las malditas palabras que no alcanzan /las palabras que son hipérbole a estribor de una isla (…) / las palabras y su aliento de migaja (…) (p.9). Entonces, durante los 80 días del viaje, cada poema es un recorrido por los lugares que se describe, por los lugares de la memoria de quien describe y por la experiencia que opera como un umbral entre la imaginación y la memoria. Dicho con otras palabras, el viaje oscila entre lo que la mirada ve, lo que la subjetividad imagina y lo que la experiencia evoca; o sea, la escritura se nutre de la memoria que poseen los territorios por los que se transita y la bodega literaria del hablante más su experiencia existencial.
Por otra parte, en general, percibo que en el recorrido del libro subyace el concepto de maritorio, lo que en cierta medida alude a la relación amorosa y simétrica que establece el habitante con su entorno; es decir, la palabra poética es un acto de resistencia cuando indaga en los pliegues del olvido y usa la imaginación como una posibilidad para explorar en aquello que ya no está, pero vive en la simple mención que se activa con la lectura. Por eso, creo que este libro, en una de sus partes, opera como un discurso crítico ante la relación del ser humano con su entorno desde una posición asimétrica, donde los paisajes se miran como centros de productividad y explotación de sus recursos. En este sentido, Bahía Tenóforo pone a flote esta idea que expone un mundo portador de una cultura sobre el mar, donde este es tanto objeto como sujeto y conserva una cosmovisión, pues mantiene un memoria inmaterial y material que adquiere un sentido político-territorial. Aquí el ser humano convive y coexiste con una conciencia ecológica de su entorno, ya que no se plantea bajo una racionalidad occidental que explota, acumula e interviene los distintos modos de habitar, sino que nomina y expresa la memoria profunda que existe por los mares australes como una forma de visibilizar modos de habitar adecuados a las particularidades del entorno, sin imponer e interrumpir la geografía de los paisajes.
“… El viento es una criatura marina cuando rueda sobre el mar de los antiguos canoeros” (p. 22). “…. Muere como ballena / varada en la playa / con sus costillas expuestas / a la lacónica interrogación de las gaviotas / resistiéndose con la obcecación de un fósil / a desertar de la memoria de esta tierra / y de los hombres que navegaron en ella” (p. 32).
Divagaciones finales
Cabe mencionar que una característica que observo en la composición de este libro es el uso de la descripción y la comparación como recursos sustanciales, lo que en cierta medida da cuenta del narrador que subyace en estos poemas, pues es inevitable el uso de la prosa en algunos de sus poemas, lo cual, a mi juicio, robustece la construcción del mensaje, pues logra generar la experiencia del viaje y percibir la inmensidad de la naturaleza por la que se transita; en definitiva, la construcción de este libro da cuenta del oficio de escritor, ya que evidencia que para escribir es fundamental la lectura. Por cierto, Soria-Galvarro sin decirlo reconoce la importancia de la tradición literaria de quienes ya han cantado al mar.
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Elucubraciones en torno a "Bahía Tenóforo" de Yuri Soria-Galvarro
Editorial Aparte, 2024, 46 páginas
Por Mauricio González Díaz