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Teseo en el mar hacia Cartagena. Poesía de Marcelo Guajardo Thomas
Ediciones del Temple, Santiago, 2008, 83 páginas.


Teseo en Cartagena


Por Pedro Gandolfo

Revista de Libros de El Mercurio. Domingo 30 de Marzo de 2008




¿Qué sentido puede tener la referencia a la mitología griega, al héroe Teseo, en un poema que alude a Chile y, en particular, a ese balneario que conocemos como Cartagena? En principio parece un oxímoron, un grotesco oxímoron poner en relación con el mítico Teseo, vencedor de monstruos y laberintos, rey de Atenas, a nuestra venida a menos Cartagena. Pero en poesía las lecturas puramente literales no sirven y los signos se emplean de una manera inusual y desconcertante. El libro de Marcelo Guajardo Thomas, Teseo en el mar hacia Cartagena, tiene infiltrados en sus versos o a manera de epígrafe reiteradas alusiones a la tradición literaria (Proust, Lautréamont, Melville) lo cual implica su deseo de escoger y señalar de modo consciente los autores que influyen sobre él, a sabiendas que aquella tradición siempre estará presente. Estas citas que, desde el título, se efectúan a la literatura pasada indican aquí, no obstante, tan sólo una dirección y sugerencia pero en modo alguno pretenden hacer evidente la forma en que la influencia se precipita y decanta en los versos.

El poemario se divide en ocho partes (un poema inicial y 7 partes extensas) con una unidad o hilo narrativo: el viaje de Teseo por mar a Cartagena. El sentido de este viaje está marcado, acaso, por la indicación dada en el título del poema inicial: "En el comienzo sólo fuimos aprendices de la vida, de pronto un malecón, un barco, una tropa de rufianes, nos condujo a la locura". En este orden, el poema tiene como precedentes y tutores no sólo las fuentes de la literatura universal que el autor indica, sino también, más que calladamente, a ese otro viajero, Altazor; y su lenguaje, sus figuras, imágenes y recursos formales tienen deudas marcadas con las vanguardias de inicios del siglo pasado y con el surrealismo: una realidad inventada, interna al poema y con sus leyes autónomas, es alternativa a la existente, aunque conserva con ésta un curioso "aire de familia".

En la mayor parte del poema, Guajardo pone en escena un verso de larga extensión, amplio, de gran aliento. Su poética, como otros autores de la tradición literaria chilena, se ubica, en sus mejores momentos, en los bordes del exceso, de la abundancia, de las figuras y ritmos poderosos y desbordados, como ríos salidos de cauce. Así, se pueden entresacar estos versos: "Teseo duerme/ en la cubierta de un barco tirado por tres soles./ Durante la noche, el mar estaba extrañamente calmo/ como una gota de agua en la palma fría de un moribundo.

"El mar respira agitado/ el mar duerme con Teseo./ Ambos sueñan bajo las estrellas.

"Entonces, desde el horizonte,/ cinco toros de inmensas formas se precipitan/ junto a grandes olas retorcidas más allá/ de la curva de la Tierra./ Su distancia era mayor que la de un ancla tendida luego del diluvio".

El nivel de este poemario en estructura, musicalidad y contenido se mantiene parejo a excepción de la última parte ("El paraíso repetido en el mar acrílico de Cartagena") en el que, lamentablemente, decae de manera ostensible, como si hubiese sido escrito con descuido, sin oído, con mayor prisa, perdiendo, incluso, parentesco con las primeras partes. Si ello fue deliberado y ese capítulo es la fase final del viaje a la locura, cuyo pivote es la ira y Cartagena una alegoría de su esperpéntico y patético puerto de arribo, la intencionalidad fracasa.

Con todo, ¿cómo hablar de la falta de cordura desde el lenguaje (incluso el poético) si el lenguaje es logos, es decir, razón? En esta suerte de refundación poética de Cartagena, Guajardo Thomas emplea un lenguaje que, contrastado al orden cotidiano del mismo, al tráfico diario y normal de la lengua, parece desquiciado, demencial, manicomial; sin embargo, contrastado, al revés, con la tradición poética en que se inserta, cuando necesita ser más disparatado y loco resulta razonable, demasiado razonable.



 

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Teseo en Cartagena.
Teseo en el mar hacia Cartagena.
Poesía de Marcelo Guajardo Thomas.
Ediciones del Temple, Santiago, 2008, 83 páginas.
Por Pedro Gandolfo.
Revista de Libros de El Mercurio. Domingo 30 de Marzo de 2008