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Cuszco
(Angeles & Demonios Editores, 2015)
Por Miguel Ildefonso
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Cuszco (Angeles & Demonios Editores, 2015) es una antología de relatos que reúne textos de veintiséis autores peruanos de temática relacionada con la antigua capital del imperio Inca. Acerca del título dice el compilador Carlos Sánchez Paz: “Cuszco ante todo es un nombre provocador y conciliador al mismo tiempo”. Alude el antologador cusqueño a la disyuntiva acerca de la escritura del nombre quechua de la ciudad, si se escribe con “s” o con “z”; se trata, añade, Sánchez, “de asumir su identidad como corresponde en una sociedad mestiza y pluricultural como es nuestro país el Perú.”
Y es que, como dice el poeta Marco Martos, en el texto introductorio: “el Cusco es la esencia del Perú.” Esto lo dijo en 1995 en el Coloquio Letras Peruanas de Fin de Siglo, uno de esos grandes eventos que organizara la Asociación Centro Cultural Cusco y la revista de Artes y Letras 
Angeles & Demonios. El presente libro es un homenaje a los escritores que participaron y apoyaron aquellos coloquios literarios que se realizaron en la capital imperial, señala el poeta y narrador Sánchez.
El libro inicia con un relato de José María Arguedas perteneciente a Los ríos profundos. Este conmovedor texto nos muestra, con ese lenguaje que recogía lo oral, la relación del escritor con la tierra de su padre don Víctor Manuel Arguedas Arellano. A continuación se publica el relato Interrogatorio de Julio Ramón Ribeyro, divertido texto escrito especialmente para el Coloquio Literatura y Sociedad realizado en el año 1993. El protagonista es un escritor que ha arribado a Cusco, ha publicado una obra titulada La palabra del mudo, es muy flaco, y que absurdamente acaba preso acusado de comunista.
Lo que viene son veintitrés autores que no dejarán de cautivar al lector desde distintos ángulos. Al igual que los antiguos muros de piedras que encajan perfectamente, con distintas dimensiones y aristas, los relatos en conjunto nos dan un retrato completo de una ciudad que rompe las barreras del tiempo, que no deja de cuestionarnos como país, que nos interpela en la tragedia histórica de la conquista, y nos impele a debatir sobre una posible identidad peruana.
El aclamado cuento de Edgardo Rivera Martínez, El ángel de Ocongate, es ya un clásico de nuestra literatura contemporánea, en donde lo fantástico y lo mítico sirven para recuperar un mundo extraviado en el abandono y el olvido.
Podríamos clasificar los relatos en cinco grupos. Los que abordan los temas históricos como el de Mario Suárez Simich, Atrapado en el juego de dios, cuyo protagonista es Gonzalo Pizarro, que aborda las luchas intestinas de los conquistadores. También está el relato Túpaq Amaru de Ángel Avendaño, y la causa libertaria de la rebelión que acabó originando el mito de Incarrí. Adriano Santis chakaruaq y Luis Enrique Tord completan este grupo con historias que lindan lo mitológico del Apu, y los conflictos sociales como el del litigio suscitado entre los vecinos y la Orden de Predicadores de Santo Domingo por el usufructo de una acequia subterránea hecha de piedras.
En donde la leyenda, el misterio y la tradición oral, se imponen en un presente en crisis y cuestionable, en donde la campana María Angola de la catedral cobra un poder más que simbólico, y donde la memoria recuerda a un Cristo que tiene los ojos claros, que es la imagen aparecida como milagro en el pueblo de Quichuay, allí la leyenda religiosa popular cohabita con el misterio de la esfinge de viento y el campanario de San Blas. Corresponden a esta imaginería los textos de los narradores Rosas Paravicino, Javier Arévalo, Pedro Ugarte Valdivia, Irma del Águila y John Paucar con su relato La señora de los temblores.
También están los relatos de Luis Nieto, Juan Carlos Galdo y Jaime Pantigozo Montes que abordan las luchas de las comunidades campesinas y la cuestión de la representación de la identidad cusqueña, aquí hay una tensión entre una suerte de arquitectura simbólica de cultura ancestral y sus relatos modernos que no terminan de conciliar
El grupo que trata de un Cusco urbano, cosmopolita y efervescente es el que corresponde a autores como Oswaldo Chanove, que rememora una juventud idealista, testimonio de una época de tránsito a una Modernidad que aún no termina de configurarse. Carmen Ollé presenta a dos personajes, Kimi y Rocío, quienes nos llevarán hacia un laberinto en donde batallan los conflictos personales como un reflejo de lo contradictorio del mundo actual. El bar Fallen Angel es visitado por Miguel Angel Pimentel en una espléndida crónica de la pasión por la noche y sus sucedáneos. Job es el relato atento a la reflexión que trae Pasos Paz. Juan Alberto Osorio igualmente nos cuenta del mítico café Extra. No podía estar ausente el brichero, ese pícaro protagonista que resume prácticamente todos los temas, que quizás en su figura se conjuguen todo mítico, histórico y moderno que representa Cusco. Cazador de gringas de Mario Guevara Paredes es también ya un clásico de la posmoderna literatura peruana.
Finalmente hay relatos en donde Cusco está presente, interviniendo con su magia, en otros territorios físicos y culturales como Lima o Estados Unidos, aquí pertenecen los autores Isaac Goldemberg, Ulises Zevallos, Gregorio Martínez y finalmente el cronista y narrador Jaime Bedoya.
Todos los textos, con sus distintos tópicos, están atravesados por esa experiencia maravillosa de haber conocido esta ciudad. Solo así se puede explicar la dimensión utópica que hay en esos recovecos de lo ficcional en todos los relatos sin excepción. La buena pluma de estos autores hace que el que conoce Cusco reviva esta vital experiencia, y, los que no, la vivan desde la intensidad arrolladora de la literatura. No quisiera dejar de mencionar el excelente aporte fotográfico presente esta antología histórica y legendaria como esos fastuosos eventos literarios que organizaba el antologador, gracias a los cuales tenemos hoy este libro. No podía ser de otra manera. Todo en Cusco, así como la literatura, conmueve, deslumbra y ennoblece.
Lima-Cusco, 14 de Octubre de 2015.
