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Carrera de postas de María Inés Taulis: un viaje por la historia, la literatura y la vida
Ceibo Ediciones, 2011. Colección Memorias

Eugenia Prado Bassi



 

 

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Después de un año de movilizaciones sociales en que los estudiantes en todo Chile nos han traído de vuelta las ilusiones por cambios profundos que apuntan a acabar con este sistema capitalista arrasador, estamos conscientes de que un pueblo sin memoria, es un pueblo sin identidad, y que, aun habiendo experimentado los sistemáticos ocultamientos y violencias de la historia hemos demostrado que sí tenemos identidad y que esta se manifiesta con fuerza, creatividad, incluso alegría, creando el contexto donde María Inés Taulis, con su Carrera de postas, nos aporta sus descripciones y reflexiones en un viaje que transita buscando identidad de un siglo a otro, de un paisaje a otro, por diversos lugares de este mundo.

A partir de una fotografía que reúne a cinco generaciones de mujeres, nos internamos en la lectura de este libro que propone un viaje singular, extendido en miles de kilómetros, para ofrecernos su mirada de mujer, como pasajera de la vida misma. Sin duda, toda una generación de mujeres atrevidas, valientes y avezadas que precedieron a la autora, han sido motor fundamental de su incesante búsqueda. Cito: “los viajes han estado presentes en la historia de mi vida, incluso antes de tener capacidad de decidir y organizar un desplazamiento por la geografía del planeta” (fin de cita). En estas memorias se incluye la de toda una familia comandada por mujeres rebeldes, ya desde el primer viaje de su tatarabuela al continente americano hacia un Chile austral, distante y desconocido que será fuente y arraigo de una vida nueva.

Aun cuando la distinción entre "autobiografía" y "memorias" no es clara, la primera busca referir la trayectoria vital de una forma completa e inclusiva para rememorar la vivencia del yo en etapas determinadas de la existencia, incluyendo así, elementos íntimos y personales de la vida de un autor. Carrera de postas es un libro de memorias en que valiéndose de fragmentos de la historia conocida en combinación con conocimientos diversos de la literatura, la arquitectura, el arte y la vida, su autora aparece como protagonista y testigo para traspasarnos sus experiencias, así la memoria aparece como la expresión de aprendizajes y saberes que se van enriqueciendo por acumulación.

María Inés, inicia sus estudios de Pedagogía en Historia en la Universidad de Chile en 1960, aun conserva con admiración recuerdos de esta experiencia y del profesor César de León, historiador y filósofo panameño, poco antes de partir a la Unión Soviética. Cito “Sus clases parecían verdaderos festines en la adquisición de conocimientos, intercambio de ideas y camaradería” (fin de cita).Gran lectora desde niña, la autora porta una sangre antigua, que se extiende en Chile por más de un siglo, desde los tiempos de su tatarabuela materna, profesora de literatura; María Inés, percibe la literatura como un primer alimento, sin embargo, sus saberes no solo pasan por lecturas y bibliotecas, ya que es evidente su enorme capacidad de procesar y sistematizar gran cantidad de información a la vez, construyendo relatos de abundantes precisiones históricas, descripciones ricas en detalles, sutilezas y paisajes para sumergirnos en una experiencia vital.

Desde apuntes, notas, rememoranzas y el deseo por conservar momentos únicos, el libro parece haber sido escrito durante toda una vida, sin embargo, no encontraremos en él detalles de la vida íntima, puesto que la propuesta es compartir sus cruces, la letra, la literatura, la historia, para articular con ello una mirada femenina otra, radical, que busca sus orígenes, y que nos ofrece su percepción del mundo, soslayando la tentación de los poderes políticos.

Esta travesía por el tiempo transita por el mismo riel como funciona la memoria, con un fluir libre, sin dirección fija, como una crítica al olvido, para acercarnos a las personas con quienes en algún momento compartió la existencia, desde recuerdos y fragmentos que interrogan acontecimientos y dimensiones profundas que habita en la cultura y lo humano.

En Carrera de postas conoceremos a mujeres destacadas que tuvieron la mala fortuna de nacer en épocas desfavorables, como Artemisa Gentileschi, quien cometió el pecado de vivir y construir su obra pictórica en una época impensable; Camille Claudel, escultora y discípula de Rodin que terminó sus días internada en una prisión psiquiátrica; o Clara Wieck, compositora musical del siglo XIX, esposa de Schumann, que asumió desaparecer bajo el peso artístico de dos grandes músicos.

Someramente me referiré a pasajes específicos, ya que no pretendo traspasarles la experiencia de una autora, que con su pluma erudita, interesada por el mundo y las cosas, nos comparte referencias, lecturas y libros, siempre presentes y fundamentales, en sus reminiscencias de la guerra civil española; su admiración por Federico García Lorca y Miguel Hernández o la cita del poema “Mi corazón es patio” de Marcos Ana, quien con sólo 18 años combate en la guerra civil y es encarcelado hasta los 41, en un patio donde giran los hombres sin descanso.

María Inés nos propone viajar por sus páginas, imaginando la geografía de sus paisajes, la arquitectura de pueblos escondidos y de ciudades modernas y tan antiguas como las de España. Cito: Caminar por las calles angostas de piedra de esta ciudad que conserva aún las huellas de su pasado remoto, recorrer las pequeñas plazuelas escondidas que de pronto surgen bajo ese cielo azul intenso, es un privilegio para quienes amamos la cultura, la historia y la literatura de España” (fin de cita).

Internarse en esta Carrera de postas ha sido una experiencia enriquecedora y motivante, compartir sus lecturas de Gioconda Belli sobre Juana de Castilla, también llamada Juana la loca, que, desde una mirada en perspectiva de mujer nos entrega a una Juana la loca nada loca, más bien agobiada, violentada, acallada y encerrada. Cito “a quién se le podía ocurrir, siendo mujer, ser inteligente, culta, hermosa y valiente, en pleno siglo XVI” (fin de cita).

O sus recorridos por puntos tan distantes entre un punto y otro del planeta ¿buscando qué? ¿Qué otra cosa más que los orígenes? Entonces, pienso en la cantidad de inmigrantes, en sus despedidas brutales, imagino a Fortunato Bassi Lagomarsino, mi nono italiano, a punto de partir con solo 15 años desde el pequeño pueblo de Cicagna y en la despedida de su madre hacia un destino incierto, asumiendo el costo de no volver a verla para arraigarse a la nueva tierra, así como tantos otros ancestros alojados en el continente americano, huyendo de las guerras, la miseria, el hambre o la caída de sus pueblos.

O revivir por ejemplo, su viaje en solitario por Canadá, en 1976, luego de emigrar desde un Chile que se ahogaba en la dictadura, buscando horizontes más refrescantes, donde es invitada a compartir cátedra con el profesor español Juan Martínez, especialista en la obra de Miguel Hernández y un enamorado de Federico García Lorca, que le propone dar un curso de Pablo Neruda, su relación con la España republicana y los escritores de la Generación del 27. María Inés, revive la extraordinaria y apasionante experiencia de la recepción de los alumnos canadienses que estudiaban lengua y cultura hispana, y valora la posibilidad de fortalecer su pasión por la literatura.

No hablaré de su militancia en las juventudes comunistas y de su beca de historia para estudiar sociología en la Universidad Patricio Lumumba de Moscú; o de sus estudios de doctorado en literatura y lingüística en México; o de su pésima experiencia en los Balcanes producto de la guerra de 1994 en el capítulo Intermedios; o de su afinidad inconsciente con los gitanos en esas ansias errantes.

Con su excelente manejo literario, María Inés se desliza por paisajes poéticos de gran belleza, por ejemplo cuando se refiere a Italia, cito: La tierra reseca soporta los rayos del sol que caen en picada y uno se pregunta si, esta vez, el calor convertirá en desierto los campos de los Abruzos, en el centro de la península. El camino de montaña es sinuoso y angosto, parece no terminar nunca”, (fin de cita), aquí es posible apreciar su sensiblidad por los detalles de la arquitectura, las plazas que conectan la Italia de siglos, buscando a Dante y su comedia en Florencia para descubrir que el poeta está en todas partes, y no donde descansan sus restos luego del exilio.

En otro pasaje conmovedor, la autora nos relata el regreso de uno de sus tantos viajes. Cito: “Con casi tres meses de un nuevo embarazo, me embarco con mi niño en la motonave “Verdi”, con destino a Valparaíso. Ese día está archivado en mi memoria como uno de los más tristes. El barco está lleno de pasajeros, en su mayoría italianos emigrantes con destino al puerto de La Guaira, Venezuela. Son gente humilde, campesinos que, por su feroz apego a la tierra, sufren mucho más que cualquier otro esta decisión forzada. Contemplo muda y temblando la situación que estamos viviendo” y más adelante: “Después del largo lamento de la sirena, nuestro barco inicia el viaje y me descubro llorando con el mismo dolor e impotencia del resto de los pasajeros. En esos momentos se me olvida que soy chilena y que voy de regreso a mi país después de tanto tiempo” (fin de cita).

Envuelta en una especie de bruma, María Inés revive una historia de migrantes, personajes antiguos, clásicos de la literatura, distintos y a la vez tan semejantes a los que existen hoy en la vida real, que se irán sumando en el tiempo y la historia, la literatura y la vida, de una mujer que optó por los viajes, la letra y la palabra. Su escritura es de fragmentos y pasajes que se van armando como apuntes, notas, que buscan compilar el espíritu de cada lugar.

Grecia y Moscú se cruzan en los recuerdos, en sus confusiones con las lenguas. En una perdida estación de trenes en un pueblo que no conoce. Aun contra el miedo y el desamparo de su viaje por Grecia, sin posibilidades de comunicarse en un idioma desconocido, avanza rumbo a Corinto. La acompañan Nikos Kazantzaki y el poeta romántico Lord Byron, la tragedia griega de Esquilo o Eurípides. En esta, su búsqueda por la conciencia y el alma humanos, donde pasado y presente se conjugan entre la arquitectura, la cultura y la historia; el trauma del desarraigo; y las despedidas de familias que buscan nuevos horizontes.

Los invito a disfrutar de esta emocionante travesía, donde María Inés no dejará de sorprendernos a cada instante, desde un prisma inteligente, comprometido con la situación política de los pueblos, en un mundo comandado por hombres.

Agradezco a María Inés Taulis su Carrera de postas, sus registros son valiosos, ya que hay en ellos una mirada precisa, para transmitirnos reflexiones que sólo se adquieren con los años, en el tiempo y el espacio por donde la vida transcurre.

Quisiera terminar la presentación o más bien este acercamiento al libro con sus propias palabras “Éste es el relato en tiempo presente de algunos de los viajes que más significado han tenido para mí, con sus encuentros, descubrimientos, aciertos y equivocaciones; son viajes que forman parte de lo que ha sido mi vida hecha de impulsos, búsquedas, errores, certezas y muchas dudas. Y de cierta manera es también el relato de mis nostalgias y de mis soledades”.

Publicado por Ceibo Ediciones, 2011.



 

 

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