Sobre buenos poetas
  
          Por María Inés Zaldivar 
          Revista de Libros de El Mercurio. Sábado 3 de Noviembre de 2001
          
          
          El   autor granadino reconstruye la historia íntima de la poesía española a través   del análisis de nueve autores de su predilección.
        
           Luis García Montero (1958), poeta y   profesor de la Universidad de Granada, nos entrega este estudio sobre poesía   titulado El sexto día (Historia íntima de la poesía española), haciendo alusión   al día en que, según el Génesis bíblico, Dios creó al ser humano. Según García   Montero, nuestra sociedad tiende a situar la creación poética en el día sagrado,   el séptimo, pues la palabra correspondería a una consecuencia de las 
horas   inútiles, a "los lujos y los adornos que permite el ocio". En su defecto, él   prefiere considerar el tiempo de los poetas como el del sexto día, pues cabe   dentro de "la fábrica sucesiva y movediza del ser humano, del yo". El autor no   ha pretendido hacer una historia poética exhaustiva, sino sólo analizar la obra   de algunos de sus poetas preferidos, desde "la vinculación que tuvieron con su   tiempo y por el modo en que fueron escribiendo el curso de nuestra   intimidad".
          
          Nueve son los autores que desfilan a través de las páginas de   este estudio, empezando por Gonzalo de Berceo, quien se inicia en la escritura   cuando aún "la intensidad moral de las palabras no se definía en la   subjetividad, sino en el vasallaje debido a una verdad sobrenatural". Le sigue   Jorge Manrique, en cuya poesía podría ya apreciarse la transición entre esa   subjetividad vasalla del más allá, y aquélla cimentada en "la calidad interior   de sus secretos". En Garcilaso de la Vega, el tercero de sus poetas   seleccionados, adquiere protagonismo el yo humanista a través de una serena   melancolía que "reconoce su inevitable existencia en el fluir del tiempo",   expresada en poemas de belleza insuperable. Le sigue Francisco de Quevedo con   una versión diferente de la subjetividad, pues "si la palabra lírica amorosa   cortesana, con su juego de deseos imposibles y secretos, significa la irrupción   de la subjetividad en el cuerpo, los tormentos de Quevedo se vinculan con la   presencia ineludible de las pasiones malignas del cuerpo en la subjetividad".   Juan Meléndez Valdés es otro de sus elegidos. Expresión de una subjetividad   "moderna", en sus anacreónticas es depositario del optimismo ilustrado, de aquel   que se debate entre lo público y lo privado, lo natural y lo cultural y que ante   su fracaso, encuentra su desahogo en Espronceda. El sujeto romántico de   Espronceda compensa el desastre "con un yo de heroicidad trágica capaz de asumir   el vuelo de Ícaro" pero, según García Montero, es Gustavo Adolfo Bécquer quien   hace poema la lucha de ese yo dividido, quien convierte la intimidad en esa   guerra sobre la página donde se debate la palabra y el silencio. Antonio Machado   y Luis Cernuda son los dos últimos poetas de esta historia íntima de la poesía   española. El primero es considerado por García Montero como un poeta que se   forma en "las derivaciones simbolistas de la subjetividad romántica", pero que   en definitiva se instala en los lazos históricos entre el yo y la sociedad, pues   es un poeta que ve en el sentimiento individual el espacio apropiado para   plasmar los valores colectivos de un tiempo específico. Por último, Luis   Cernuda, al igual que los demás poetas de la generación del 27, se mueve entre   la tradición y la vanguardia, a través de una palabra que va de un purismo   estético hacia una palabra desnuda, "al mismo tiempo dialogadora y singular". A   través del análisis de estos nueve poetas, de una u otra forma, García Montero   va afirmando: "Vivir en el sexto día nos obliga a la memoria y a la   responsabilidad ética".
          
          El sexto día es un libro que "reivindica la   interpretación como un acto de libertad no sólo ante los demás, sino ante   nosotros mismos"; un estudio donde el autor dice, afirma ideas sobre poetas,   poemas y poéticas, que por cierto pueden ser discutibles, pero que suenan   coherentes y honestas, pues brotan tanto de una reflexión aguda y creativa, como   desde su propia subjetividad. Por último, considero recomendable leer buena   prosa de un poeta que habla de buenos poetas.
          
          
          EL SEXTO DÍA. HISTORIA   ÍNTIMA DE LA POESÍA ESPAÑOLA 
          Luis García Montero
          
          Editorial   Debate, Madrid, 2000, 285 páginas.