VINTAGE
                  Hora de tender unas palabras al aire,
                    sacar del canasto el planchado con ropa arrugada
                    colgar una que otra sílaba del cable que cruza el patio
                    y que los vecinos vean los oscuros entreveros.
                  Que se ventilen los reveses, esos de bolsillos,
 
                    bastas y pretinas que quedan al interior de prendas
 
                    pasadas de moda y que atrapan húmedos secretos
                    en la trama de la tela y en costuras apretadas.
                  Dejar que el sol llegue a invisibles recovecos,
                    que el oxígeno circule a carcajadas por el riel
                    
                    y expanda los pulmones atroados de trajes,
                    
                    abrigos y chaquetas, pantalones y vestidos, 
                    blusas, camisas, camisetas, calzones,
                    gorros y sombreros.
                   
                   
                   
                    SE ALTERA
                  Palabras van palabras vienen
                    lado a lado en compás, en rítmico
                    vaivén que se acelera, se acelera
                    se acelera y se altera.
                    
                    Pierden el rumbo de la órbita
                    se rompe el eje del sistema y
                    veloces como bola de nieve
                    ruidosas como ruedas de carreta 
                    bajan por la cuesta sin atoro
                    dibujando en la rodada
                    una certera flecha y un charco
                    rojo en el centro de tu boca 
                   
                   
                  COLOR CELESTE CLORADO
                  Despierta y ve un balde verde
                    lleno de un líquido celeste claro
                    como agua limpia color piscina
                    extraído de un cuerpo que yacía
                    sobre una silla de playa con rayas
                    y que se tostaba bajo el sol
                    a la hora de la siesta
                  Recuerda nadar para no ahogarse,
                    más bien manotear a la desesperada
                    en aguas grises que abrazan sin descanso,
                    sentir asfixia, una garra en la garganta
                    
                    y un sonido retumbando en la cabeza
                    que ronco rebota y rebota y rebota 
                    por túneles sordos y opacos.
                  Considera sobrevivir, volver a respirar
                    vadear el abismo como sea, bracear,
                    agarrarse de unos bordes redondos
                    hinchados y mofletudos
                    tal vez imaginarios, y advertir que
                    unos finos labios con dientes afilados
                    aparecen comedidos entre la niebla 
                  Recobrando el sentido, se estremece.
                    
                    Con los ojos fijos sobre una superficie
                    color celeste clorado que casi
                    toca con la punta de sus pies
                    se palpa y se pregunta mientras divisa
                    a dos metros de distancia un balde verde
                    ¿dónde está mi cuerpo?
                   
                   
                  REPOSO
                   Aunque habito el espacio para el reposo del guerrero
                    con cicatrices que cruzan mi cuerpo
                    lado a lado
                    sobreviven por los rincones
                    fantasmas escondidos
                    armados hasta los dientes
                  Soy el soldado sin guerra
                    el eterno combatiente
                    sin enemigos ni sosiego
                    
                    ese que espera el fin de la batalla          
                   
                   
                  EL RELOJ NO LE HACE CASO AL BOLERO
                   Sin detener su camino
                    el reloj sigue su rumbo.
                    Con su irremediable tic tac marca las horas,
                    marca minutos, marca segundos y más horas
                    que al compás de día y noche, noche y día, 
                    prende y apaga farolas y estrellas, 
                    prende y apaga promesas y amores, 
                    prende y apaga sollozos y tumbas.          
                   
                   
                  FOGATA          
                  Este fuego que nos reúne en lo oscuro
                    y este vino que se reparte entre risas
                    temperan una fría noche de otoño
                    y enmarcan el histórico encuentro
                    que dibuja sobre los tibios rostros
                    la sombra indeleble
                    de nuestros ardientes dolores
                   
                   
                  HUMANO
                   Izquierda, centro, derecha o de amplio espectro,
                    como los antibióticos
                    Religión, obsesiones, inclinación esotérica o superstición
                    
                    Estéticas varias, filosofías, corrientes de pensamiento
                    
                    Pasiones artísticas, mediáticas, políticas y culinarias
                  Huesos y articulaciones, músculos y tendones,
                    Piel con toda su geografía de pliegues, lunares, arrugas
                    Pelos rectos, curvos u ondulados, ya blancos, negros,
                    rojos, amarillos y de toda la gama cromática,
                    se buscan y reúnen.
                  El abrazo funde cuerpos y sus venas en el mismo caudal
                    que sigue luchando por no detener el curso de la corriente.          
                   
                   
                  SANTA LUISA 329          
                  Una casa, una casa con olor a mar
 
                    techo de dos aguas y sobre un cerro
                    triángulo costero de cuyo armario,
                    torpe rectángulo atascado, abierto a tirones, 
                    brota ropa de muchos colores.
                  Unos pasos más allá, sobre la mesa de la cocina,
                    cascos de naranjas que encierran trozos de frutas
                    entre jalea que tirita huyendo de dientes infantiles,
                    condenados se despliegan como simétricos polígonos
                    en formación de combate esperando alertas
                    sobre bandejas de plástico su hora final.          
                  Parada en la base de un triángulo
                    equilátero muerdo maní con miel
                    y me transporto a esa casa sobre un cerro
                    con olor a mar y techo de dos aguas,
                    me meto en el torpe rectángulo atascado,
 
                    broto colorida y a tirones como la ropa,
                    aterrizo sobre la mesa de la cocina,
                    y me aventuro en el liso campo de batalla
                    del más puro plástico vacacional. 
                  Y aunque mastico a gusto maní con miel
                    también habito con geometría la trinidad,
                    desde lo extenso hacia su vértice superior 
                    reptando cabeza arriba por sus costados
                    hacia la luz, o descendiendo cabeza abajo
                    para tocar agua y tierra bajo la luna