Proyecto Patrimonio - 2014 | index | María Inés Zaldivar   | Autores | 
          
         
           
           
           
         
          
          
         
          
         MARÍA INÉS ZALDÍVAR: POETA CHILENA ESENCIAL 
             
            Revista Amnios 
            poemas / poetas / poéticas 
            14 – 2014 
            La Habana, Cuba 
        Virgilio López Lemus (*) 
         
         
         
        
         .. .. .. .. .. .  
      
        Salvo  la gran Gabriela de América, pareciera que todo Chile es tierra fecunda de  poetas en sexo de varón, dada la difusión internacional que ellos (Huidobro, de  Rokha, Neruda, Rojas, Parra, Lihn…) han recibido, en honor a la alta calidad  lírica que alcanzaron. ¡Ah, pero Violeta! Cuando visité la humilde tumba de la  gran Parra sufrida, me emocionó hasta el tuétano saberla una grande de América  sepultada en un simple cuadrilátero de tierra. Y hay más: pude leer en mi  estancia santiaguina poemas de mujeres distinguidas en el resonante mundo  literario de la casi insular y siempre cercana Chile, tierra de salitre, cobre  y vinos, de poesía del Pacífico en olas rudas, de piedras preciosas tiradas  junto al mar por la fuerza telúrica. Las vendedoras de vegetales te preguntan  “¿Queréis algo, casero”, y advierto una modalidad del español en Chile, que  participa de manera diferenciable del castellano del Cono Sur. Es un sabroso  modo de hablar casi andaluz, con voseo incluido como en Argentina (pero  omitiendo el vos), con cuecas cantadas como los cielitos uruguayos,  que son coplas del pueblo, adornadas también por la sabia Violeta. En tal  contexto, conocí casi fortuitamente a María Inés Zaldívar, profesora de lujo de  la Pontificia Universidad Católica de Chile, en su Facultad de Letras, donde  dirige el Departamento de Literatura. Y de lo fortuito vino el develamiento de  su poesía a veces viril, siendo ella mujer de delicada entonación y de  precisiones hogareño-femeninas. Y descubrí una poesía inteligente, que apela a  las entrelíneas, a lo dicho con sorna, a la imagen a veces irónica y con otras  maneras directas de lo que quiere decir. Ella me resultó una entre  las muchas voces femeninas que poco a poco fui descubriendo en una lectura más  a fondo del espléndido arsenal lírico del largo país andino, que comienza al  norte en un desierto y termina al sur entre hielos. María Inés Zaldívar tiene  un libro capital en su haber: Década, compilación de tres poemarios  (Artes y oficios de 1996, Ojos que no ven, 2001, Naranjas  de medianoche, 2006), y antes y después ha publicado otros, como su  excelente La mirada erótica (1998), Luna en  Capricornio(2010) y Bruma (2012),  habiendo sido el primero Reiterándome, o la elevación frente a la  negación (1994). Resulta una obra que goza ya de mérito propio dentro  de la actual poesía chilena, y dentro de la poesía escrita por mujer en el  Continente americano, si bien lo que importa más es su integración al concierto  de la lengua española desde una tierra casi insular en la que la poesía ha  alcanzado cimas semejante a los mayores cerros y volcanes de los Andes. De ella  ha dicho Alejandro Zambra: “…la poesía de María Inés Zaldívar constituye un  lugar mestizo para desplegar una mirada propia, intransferible como las huellas  o como el propio silencio violado por las palabras […] Esa voz escucha, huele,  y sobre todo toca y saborea: es esta una poesía de los sentidos, un desarreglo  armonioso y radical del cuerpo propio aproximándose decidida, al cuerpo ajeno.”  (Prólogo de Década, pág. 9). Y el cubano y buen amigo Juan Nicolás  Padrón, comentando Bruma, dejó dicho: “Una inteligente gracia deriva  en leve erotismo al contacto con las  cosas de la realidad más cercanas a la mujer, para descubrirles un género y una  condición; entre la división de la familia y la insatisfacción recurrente, se  navega a través de la niebla para lograr la síntesis expresiva mediante la  acertada proximidad semántica de términos que remiten a realidades aparentemente  lejanas. Se capta un instante o un detalle para potenciarlo y llevarlo a un  grado apreciable de generalización, como si el universo estelar copiara al  micromundo.” (Casa de las Américas, XXX, 2013.)  
           
  María Inés Zaldívar, poeta de la llamada Generación de los Ochenta, es  también una notable crítica, ensayista, estudiosa de la literatura, de modo que  su personalidad se irradia poderosamente sobre las letras chilenas actuales. Su  poesía, conocida ya en algunos países hispanoamericanos y España, se abre camino  hasta el lector cubano mediante algunos poemas suyos, y a través de la  fraterna Amnios, en espera de que un día podamos contar con libro  completo editado en Cuba, para solaz y maravilla del buen lector de poesía en  Cuba. Antes, accedió a responderme algunas preguntas, que completan muy bien su  concepto de la poesía.  
         
          VLL: María Inés Zaldívar, veo en tu destacada poesía cierta inclinación  hacia el "objetivismo", más que a la imaginación surreal,  neorromántica o de subjetividades metafísicas, ¿crees en el realismo en poesía? 
          MIZ: Más bien te diría que creo en la poesía, así, a secas. Pienso que no  es el sujeto el que decide escribir de una u otra forma, sino que es la poesía  (como el arte en general) la que busca materializarse a través de las voces de  ciertas personas, todos muy diferentes entre sí, a quienes llamamos poetas.  Entonces, somos nosotros los que permitimos (o impedimos), utilizando también  las más diversas formas --tales como las que tú mencionas--, que esta se  concretice en un texto al que llamamos poema. En otras palabras, vendríamos a  ser como una especie de obreros de la palabra que a través de una construcción,  a veces muy trabajosa, otras más fluidamente, logramos dar a luz un objeto  poético que tiene un cuerpo, pero que también tiene un alma, ambos  indivisibles, inseparables.  
             
          Con respecto al realismo en poesía, pienso que esta sí es realista, pero  desde un concepto de “realidad” diferente al que estamos acostumbrados a  utilizar, puesto que los sueños, los deseos, las emociones, los sentimientos  son tan “reales” como puede serlo una taza de té, un árbol junto a un río, el  pan sobre la mesa o el beso entre dos enamorados. Al final de cuentas, a mi  parecer, todo puede ser materia de poesía, tanto la materia tangible como la  intangible.  
        VLL: Me parece que tu obra poética, hasta tu muy comentada antología personal  Década (1996-2006) responde  más a los cánones de orígenes coloquialistas, al tono conversacional y al  desenfado expresivo, que sin embargo no se resiste a la intimidad... por tales  razones estéticas, ¿te sientes integrante de una generación de poetas chilenos,  o un ave rara en el panorama lírico de tu país? 
        MIZ: Por una parte me siento una más de un grupo de personas que en un  tiempo, un lugar y una situación de vida específica, que en mi caso personal  sería ser chilena y pertenecer a eso que se identifica como la generación del  ’80. Pero, junto con estas circunstancias y, por sobre todo, considero que mi  identidad y pertenencia poética se materializan en el hecho de escribir en una  lengua determinada, el castellano --esta lengua maravillosa--, a través de la  cual tantos y tantas hemos escrito y seguimos escribiendo eso que queremos sea  poesía.  
           
          Por otro lado, claro que me siento un ave rara en el panorama lírico de mi  país en la medida que busco una voz personal, como imagino todos y todas  pretendemos lograr. La búsqueda de la voz propia me hace buscar, tanto dentro  de mi ejercicio escritural como en lo que soy y voy siendo como persona,  aquella referencia de lo que quiero crear y producir. Y ese escribir desde sí  misma, por cierto supone no solo acudir a mi interioridad, sino que también  atodo el mundo que me rodea, a mis circunstancias, como dijo Ortega y Gasset.  
        VLL: En tu formación como poeta, ¿le debes mucho a la rica tradición de la  poesía chilena? ¿Qué poetas te han marcado más?, ¿y entre los de lengua  española?, ¿a quiénes has preferido?, ¿y de otras lenguas?  
          MIZ: Como nací y he vivido en Chile casi toda mi vida y por lo tanto con la  tradición poética existente en mi país incorporada casi por osmosis, creo que  es inevitable  (y esto lo agradezco como un regalo, no como una  desgracia) heredar ese caudal que ha recorrido nuestra historia en materia de  palabras que permanecen.  
           
          No sé si “marcado” sea la palabra para identificar lo que han significado  para mí hombres y mujeres poetas, sí más bien podría decir acerca de qué poetas  he valorado, disfrutado, admirado. Y en materia de gustos y afinidades poéticas  diría que soy omnívora, pues me alimento y disfruto más bien de todo tipo de  poemas específicos que de autores o autoras en general. Cuando algún poema me  gusta, me gusta no más. Así las cosas, son un mundo de poemas queridos los que  me acompañan, imagínate. Ahora bien, si me apuras a dar nombres, no puedo dejar  de mencionar a casi todo César Vallejo, a las Locas Mujeres de  la Mistral, algunos cantos de Altazor de Huidobro, otros  tantos poemas de Neruda, de los De Rokha Pablo y Winétt…. Podría darte una  larga lista, pero no es el caso. De los viejos y eternos jóvenes españoles, me  parecen inevitables desde las églogas y sonetos de Garcilaso, pasando por las  odas de Fray Luis de León, todo Juan de la Cruz, hasta llegar a los súper  héroes Góngora y Quevedo. De otras lenguas… ahí tengo un problema con el  idioma, pues no me gusta leer traducciones, y en materia poética, apenas me  siento capacitada para leer bien en castellano. Lo que sí te puedo decir es que  me gusta mucho la concisión, precisión y cercanía de alguna poesía de habla  inglesa, como también la economía total de palabras de los haikús japoneses.  
        VLL: Dicho todo lo anterior, ¿cómo definirías tu concepto de la poesía?  
          MIZ: Difícil pregunta la que me haces, ¿no? Quizá podría decir que un poema  es un objeto construido de palabras que permanece en el tiempo porque, de  alguna manera misteriosa, tiene una potencialidad de sentido que permite que siempre  pueda decirle algo a alguien. Ese “algo” varía dependiendo de la persona, y ese  “alguien” puede ser tanto un individuo específico, como un grupo, un pueblo, un  país, o la humanidad entera.  
        VLL: ¿Eres poeta-mujer, poetisa, o sientes que la poesía no tiene sexo,  pero quien la escribe, sí?  
          MIZ: Así, tal como lo dices, la poesía no tiene sexo, quienes la escriben  sí. Lo mismo pienso que sucede en cualquier forma de creación artística.  
        VLL: Estas interrogaciones serán publicada en una excelente revista cubana  de poesía, quizás a sus lectores les interese saber cómo aprecia a la lírica de  Cuba una autora de Chile, que es además crítica literaria, de elevados  conocimientos literarios y de profesión docente. Chile y Cuba son países  paradigmáticos en la poesía de lengua española, ¿qué poetas cubanos has leído  más? Dejo la respuesta abierta para que, si lo deseas, te expreses menos sobre  los poetas coetáneamente vivos, en favor de la humana delicadeza contra las  tristes omisiones. 
        MIZ: Te digo de inmediato que me resultaría difícil hablar de la poesía cubana  actual, como también me cuesta hablar de la poesía chilena o en habla  castellana actual, como te habrás dado cuenta. Al parecer, con los años voy  necesitando cada vez una perspectiva más amplia para mirar las cosas, y eso  supone muchos años de distancia.  Conocí la poesía cubana,  primeramente y de niña a través del gran José Martí, recuerdo que en la  enseñanza básica recitábamos poemas de él al igual que de Rubén Darío y la  Mistral. Desde ahí he admirado el color, la música y la belleza de muchos  poemas de cubanos y cubanas. Poemas de Gertrudis Gómez de Avellaneda, de José  Lezama Lima, de Severo Sarduy, de Dulce María Loynaz, de Fina García Marruz, de  Nicolás Guillén… Y en la actualidad sigo asociando y disfrutando de vuestra  poesía con la música, por ejemplo, al oír a Pablo Milanés o a Silvio Rodríguez,  entre otros. La poesía cubana me ha resultado siempre fascinante, pues me atrae  como esa otra poesía, lejana a mi propia escritura, y también  diferente, percibo, a mucha poesía chilena. Me produce una fuerte atracción  pues la siento como ese polo opuesto complementario, que se necesita para  conformar el todo.  
          
          
        
          
            ARTE DE NEGOCIAR 
            Se negocia con la 
              realidad 
              se negocia levemente 
              en carne  
              humana 
              en sangre y huesos 
              unos pocos más unos  pocos menos, 
              depende. 
              Se transa en la Bolsa y 
              al mejor precio en el 
              Mercado de los Pecados  Capitales 
              se compra o se vende el 
              más o menos 
              dolor 
              el más o menos 
              llanto 
            Se negocia con la  realidad 
              con ganancia o con 
              pérdida, 
              depende. 
              Depende del cristal con  que se 
              mire 
              y, claro, del  
              ojo 
            Ellos negociaron y ahí  están. 
              Yo negocio y 
              ahí me ven, 
              gimnasia bancaria 
              que me estira los  tendones 
              que me vuelve ágil  entre 
              angustia, llanto,  huesos, sangre y 
              otros valores del  mercado 
            Realidad te atrapé, te 
              tengo controlada,  dominada, financiada, casi 
              a no ser por una 
              punzada carnicera 
              enterrada en la  
              ingle derecha 
              que me obliga a galopar 
              con la silla de ruedas 
              incrustada en la  espalda y  
              por este ojo de vidrio  que 
              lagrimea 
              como queriendo lavar, 
              una a una, 
              todas las culpas de la  humanidad 
              
              
            APLICADAMENTE, CON ESFUERZO 
            Aplicadamente intento 
              mantener los ojos  cerrados 
              para diluir en el sueño  el 
              espanto de la vigilia 
            pero las luces del día  me 
              picotean los ojos 
              con agujas mortales y 
              los abro y los cierro y  espero 
              soñar que no he  
              despertado, que no ha  pasado 
              nada y que aún hay 
              calor, que aún 
              tibieza 
              que respira a mi lado y  
              dentro de mí 
              y me abrazo y le abrazo 
              (en carne viva) y su 
              cuerpo frío 
              y sus ojos inmóviles 
              me miran trasnochados 
              y van tejiendo con la 
              luz de la mañana esa 
                              garra 
              que no quiere soltarme  la 
              garganta 
              
              
            DAMA DESVISTIÉNDOSE 
            Se sentó en el borde de  la cama 
              mirando fijamente hacia  adelante 
              hacia su lado 
              con desgano se sacó un  zapato y 
              luego el otro 
              se desabrochó la blusa  botón por botón 
              y la tiró lejos 
              luego el cierre de la  falda 
              cayó ésta sobre sus  pies seguida por el  
              sostén las medias los  calzones 
              metió una pierna dentro  de la cama 
              luego la otra 
              por último ya adentro  se tapó con las sábanas  
              y aunque trató de  desvestirse del marido 
              se quedó dormida en el  intento 
              
              
            NIÑA  BAJO LA MESA DEL COMEDOR 
            1.         Arriba 
                          Tanto  pariente, tantas cosas, tantas casas, 
                          tanto  empeño, tanto trabajo, tantos desvelos, 
                          tanto  embeleco sobre la cómoda, tanto papel revuelto 
                          por  todo el piso y hojas blancas y sucias con pies y 
                          manos  y labios en la solitaria pieza vecina y 
                          tanta  familia familiar reunida y ruido, y ruido y 
                          tanta  foto a color y en blanco y negro y 
                          la  familia ante todo, cuidado con las palabras y 
                          el  comentario y ese gesto procaz que los niños 
                          uno  nunca sabe, el ejemplo, el ejemplo, ¿a ver, 
                          haber? 
                        Tanto  orden, tantos cuidados, tanta norma, tanta educación 
                          tanto  viaje, tanto comentario, tanta lindura, tan habilosa 
                          tanto  cubierto y servilleta y mantel con plato y copa, 
                          tantos  manjares, y fuentes y bordados en el mantel. 
                          Tan  cumplido es un encanto, un verdadero encanto y 
                          tanto  éxito, tanta fineza, tanto deber, tanto deber siempre 
                          para  que lo gocemos todos, en postales, en recuerdos,  
                          qué  responsable, el deber ante todo el deber siempre 
                          ¡qué  amor, pero qué amor! 
                        Tanto  adjetivo, tanto adverbio, tanto grito 
                          tanta  soledad y hambre en el estómago 
                          ¿dónde  está el sustantivo y la cocinera 
                          y  la cocina, para comer con las manos y en silencio? 
            2.         Abajo 
                        Una  suave y pesada cortina de pestañas, 
                          una  fragante mortaja de lino en el iris, 
                          un  destello eterno de luz en la pupila, 
                          ocultan  tras un astigmatismo sagrado,  
                          tornasol, 
                          bastillas  mal planchadas, costuras desprolijas de vestidos 
                          avaros  olores escondidos de ratas que no besan la mejilla,  
                          geografía  decadente de venas azuladas sobre lechosos cauces 
                          y  una cancha limpia por donde recién 
                          hace  un par de horas pasó,  
                          implacable, 
                          la  hoja de afeitar. 
              
              
            EL  PIRÓMANO 
            Bajo tu ardiente mirada 
              el agua se ha transformado 
              en fuego abrasador que arrasa 
              campos y poblados, plazas y jardines  
              mientras la imagen contemplada 
              permanece indemne dentro de la fuente 
              protegida por lágrimas anónimas 
              que brotan desde el centro de la tierra. 
            Lo que no sabes es que día a día 
              desde dentro hacia fuera 
              te conviertes en una estatua de sal 
              con ojos clavados en los intestinos,  
              oh imperturbable 
              oh inenarrable salobre pirómano acuático, 
              pues el espejo en que te miras, 
              insaciable, 
              te atrapa y te consume 
              en eternas llamas de pasión 
              por ti mismo. 
              
              
            Canto XVII  
            GUARIDA 
            Lamentablemente,  definitivamente 
              implacablemente,  enamorarse 
              duele 
            Siento peso y no aire 
              cuando abro tus cartas 
            Mejor me encierro en  el cuerpo de este tronco,  
              mejor aún, me encierro  en el corazón  
              de este tronco en esta  noche interminable 
              y respiro un aire  inmóvil y sofocante 
              en el que solo queda  el ruido del ventilador 
            Quizá al amanecer  pueda ver el pasto 
              que brota en la  llanura  
              alimentado por el Sol  
              que en la noche duerme  como niño 
              mimado por Sagitario 
            Quizá mañana recupere  la estrella  
              de Júpiter que asistió  mi alumbramiento 
              y pueda ver el surco  del sendero 
              que Venus dejó en mi  destino 
              
              
            EL PORTÓN  
            Se nos viene encima, 
              se nos viene encima 
              encima 
              grueso torrente  gorgoteando  
              que revuelve en  remolinos  
              orejas, nariz, agua, y  boca  
              hasta escupir, en un  descanso, 
              arena y sal hacia un  costado.  
            La puerta se nos viene  encima, 
              se nos viene encima 
              encima 
              suave brisa  irresistible en la corriente 
              arrullo tierno y sordo  
              deslizándose sereno  siempre hacia adelante 
              mientras la mano dice  adiós, adiós  
              a lo que huye.  
            Se nos viene encima, 
              de nuevo  
              se nos viene encima 
              encima 
              frágil hoja quebradiza 
              pedazo de otoño  rojeando 
              en la caída 
              crujiendocascarina 
              bajo la muela de la  suela 
              del cerrado zapato protector 
              que camina hacia el  portón 
              que espera paciente y  cerrado 
              al final del camino. 
              
              
            CERTEZA 
            Desde antes  de conocernos 
              y sin decirlo durante años, 
              tu y yo siempre supimos  
              que esta batalla sería 
              cuerpo a cuerpo 
              verso a verso 
              y a muerte. 
              
              
              
              
              
              
           
         
         (*)  Virgilio López Lemus (Fomento, Sancti  Spíritus, Cuba, 1946). Poeta, crítico, ensayista, traductor e investigador  literario, doctor en Ciencias Filológicas y académico titular de la Academia de  Ciencias de Cuba. Su obra publicada comprende más de quince libros de ensayos y  doce de poemas, así como una veintena de compilaciones de obras de autores  cubanos y extranjeros y de numerosas antologías de poesía cubana editadas  dentro y fuera de la Isla. Su importante libro de ensayos Narciso, las aguas y el espejo fue publicado por las ediciones  Unión en 2007. 
          |