Seix Barral publica la narrativa de la escritora chilena en un volumen que también incluye un testimonio autobiográfico y un breve texto de Borges. La académica Lucia Guerra, autora del prólogo, entrega algunas claves de esta vida y obra: "Es la primera que crea un discurso de la sexualidad de la mujer", dice sobre la autora de La última niebla.
No fue en el liceo ni en la universidad en Chile; fue el año74 o 75, estaba en Estados Unidos gracias a una beca Fulbright, iba a estudiar Lingüística, pero se cambió a Literatura latinoamericana.
Y leyó por primera vez a María Luisa Bombal (1910-1980). Hoy, Lucía Guerra (Santiago, 1943) es profesora de la Universidad de California, especialista en la obra de Bombal, crítica, escritora, feminista, autora de La narrativa de María Luisa Bombal y Mujer y sociedad en América Latina, entre otros libros.
“Yo estudié en lo que se llamaba liceo en Chile, y todos los escritores que leíamos eran hombres, sobre todo los llamados criollistas, que eran de un machismo extraordinario”, recuerda. Bombal no era leída; “no era leída en las escuelas”, precisa.
Su primera lectura fue de La amortajada, esa pequeña novela publicada en 1938, de tema imposible, según le advirtió Borges a Bombal, en los años bonaerenses de la chilena, de 1933 a 1940, tal vez los mejores de su vida. La muerte consciente oscurecerá los hechos humanos, le dijo el escritor argentino, o al revés, esta vida oscurecerá a la otra.
A los meses, Bombal le pasó el manuscrito a su amigo, y este descubrió que los riesgos estaban salvados: “Tan bien salvados que el desprevenido lector no llega a sospechar que existieron”, escribió Borges, quien luego elogia la poesía de esa prosa y cala su talante: “Libro de triste magia, deliberadamente surannée, libro de oculta organización eficaz, logro que no olvidará nuestra América”.
Los dos conocimientos
Unos 40 años después, Lucía Guerra leyó La amortajada; una escena, cuando la protagonista recuerda o más bien se transporta hacia su embarazo, llamó su atención: “Dice que solo tiene deseos de tejer en lana amarilla. Y a mí me había sucedido exactamente lo mismo cuando estaba esperando a mi hija. Por primera vez descubrí vivencias mías en la literatura. Porque, como comprenderás, estos señores tan machistas —dice, en referencia a los criollistas de sus años de liceo— no daban una perspectiva de mujer para nada”.
La amortajada, el texto de Borges y, claro, La última niebla, son parte del libro que acaba de publicar Seix Barral con toda la narrativa de Bombal, ilustrado por la artista y escritora Paula Bonet.
El volumen incluye también los relatos “El árbol”, “Trenzas”, “Lo secreto”, “Las islas nuevas” y “La historia de María Griselda”. Además de un prólogo de Lucía Guerra, un discurso de José Bianco y un texto autobiográfico construido a partir de una serie de entrevistas que Guerra y Martín Cerda le hicieron a Bombal en 1979, un año antes de su muerte.
“Yo iba a su departamento cerca del cerro Santa Lucía, pasaba horas hablando con ella, pero nunca me permitió grabarla”, cuenta Guerra.
“Una vez estábamos hablando de Martín Cerda, yo le dije 'es tan inteligente, debería escribir más'. Me dijo, "ese hombre es brillante”. Y yo le digo y sería ideal para que hiciéramos una entrevista, María Luisa, y te grabáramos. “Bueno”, me dijo.
Grabamos ocho horas con ella”.
—De los textos reunidos en el libro, ¿cuál es su favorito o el que más le llega?
—La verdad es que todos sus textos me llegan, incluidas sus crónicas poéticas, como “Mar, cielo y tierra” (1940). En sus últimos escritos, ella postula que el conocimiento no es universal, masculino, como supone el patriarcado, sino que está dividido por el género. Las mujeres tenemos un tipo de saber diferente, dice ella, por una razón muy concreta: el hombre trabaja en aras de la civilización, quiere siempre explotar la naturaleza con un fin utilitario; mientras que la mujor está intensamente unida a la naturaleza, y esa naturaleza hace que tenga otro tipo de conocimiento.
—¿Como en “Las islas nuevas”?
— “Las islas nuevas” (1939), clave, me parece a mí, en su narrativa, postula a Yolanda como una mujer que es una prolongación de la naturaleza: alta, muy parecida a una serpiente, de repente lanza unas pequeñas risitas, muy parecidas a las de las gaviotas. Esa mujer naturaleza se enamora de Juan Manuel, que es el típico civilizador.
Él se va cuando ve a Yolanda a través de una ventana, ve que tiene un ala, un muñón de ala, que le crece en el hombro; él se asusta, Al final de ese texto está todo, él no quiere entrar a un laberinto de saberes que son de otro tipo y cierra la puerta y se va. Rehúsa el conocimiento de las mujeres. Bueno, eso para mí es importantísimo, porque María Luisa se adelanta muchísimas décadas; hasta los años 70 se pensaba que todo lo que sabíamos era la verdad absoluta, tanto para hombres como para mujeres; desde ese momento, el nuevo movimiento feminista empieza a indagar en la masculinidad de la ciencia experimental y a defender una postura que, precisamente, habla de que la perspectiva femenina en el saber es muy diferente a la del hombre.
—Sin embargo, en el prólogo usted dice que a pesar de su éxito literario, en los años 30, en su vida Bombal sigue “atrapada en los códigos patriarcales”. No fue feminista ella.
—A nivel consciente, María Luisa no tenía nada que ver con el feminismo.
Incluso me dijo un día: “No, no, no, la diferencia entre un hombre y una mujer es que el hombre es la materia gris y la mujer es el poder detrás del trono” (se ríe). Imagínate, yo escandalizada con eso. Claro, a nivel consciente María Luisa no fue feminista.
Pero sus textos muestran la problemática de la mujer desde su lugar subordinado, y por supuesto que en ese sentido es feminista. Lo que ocurre... ubiquémonos en los años 20, 30, las mujeres de esa época tenían como su meta absoluta enamorarse y casarse, el rol era ser madre. Todas las redes de dispositivos de poder, el arte, la radio, los radiogramas, las canciones, todo te hablaba de que la esencia de la mujer era amar y ser amada, y no había más. Y ella fue víctima de eso. Absoluta víctima de eso.
La voz del cuerpo
“El fracaso de ella se dio en el momento más importante de su carrera, estaba en el punto máximo, cuando La amortajada ganó el Premio Municipal de Literatura, en Chile, cuando el guion que escribió para una película tuvo un gran éxito, cuando los escritores argentinos, no los chilenos, los argentinos, le pidieron que fuera a representar a Argentina a la Feria Internacional en Nueva York”, dice Guerra. “Tenía el éxito y el reconocimiento que un escritor siempre desea.
Pero ella estaba con esta idea de que quería casarse; ya tenía 29 años, y en esa época 29 años era solterona”.
Bombal había intentado un matrimonio con el pintor Jorge Larco, pero se separaron a los dos años, en 1937.
En 1939 inicia una relación con el médico Carlos Magnini; ella se quiere casar, él duda, tiene 62 años, y acuerdan que ella viaje a Chile. Guerra cuenta que aquí Bombal se entera de que él se casó con una veinteañera: “Imagínate lo que significó para ella.
Y se despide el tipo, muy argentino, '¡Qué le vaya muy bien en Chile y en la vida!'. Ella cae en una gran depresión”.
En ese estado, llevando una pistola siempre con ella, se encuentra con Eulogio Sánchez, un viejo amor, una antigua decepción, y le dispara tres balazos, en el ya legendario Hotel Crillón. Solo lo hiere. “Ahí empieza la tragedia de María Luisa Bombal, porque la llevan a la cárcel, está ahí tres meses o cuatro meses. Eulogio, felizmente, no presentó cargos”. Bombal se va a Nueva York, se encierra en un hotel, lee, toma alcohol.
El Marqués de Cuevas la invita a una fiesta de Año Nuevo, allí conoce a un francés, Fal de Saint Phalle. Se casan y tienen una hija Brigitte. “Pero María Luisa dejó de escribir”, dice Guerra. Viven juntos hasta la muerte de él en 1969, Bombal vuelve a Buenos Aires, y luego a Chile, definitivamente, en 1973.
Guerra la conoció a mediados de 1os 70. Se hicieron amigas. “Sufría problemas económicos terribles. Una vez fuimos con mi esposo (Richard Cunningham) al Hotel Crillón a almorzar con ella. Y ella me dijo que una chilena, que no quiero nombrar para no ofenderla, que estaba en Estados Unidos, le había ofrecido 500 dólares por toda su obra.
Nosotros nos espantamos y Richard le dice '¡Pero cómo es posible', '¡Sí, pero voy a tener que aceptarlo, porque no tengo dinero!' Entonces Richard, que era escritor, le dijo 'No, María Luisa, yo y Lucía vamos a traducir tus textos al inglés, vas recibir un buen adelanto de la editorial, y tu libro se va a vender muy bien'. Nos pusimos en contacto con la editorial Farrar, Straus and Giroux, que la había publicado en los años 40. Mi marido llamó a la editora para ofrecerle la traducción. Y la editora le dijo: 'Pero qué coincidencia, hace un par de días estuvo acá Carlos Fuentes, y dijo que María Luisa Bombal era la madre de todos los escritores del boom.
—Cuarenta años después de su muerte, ¿cree que ella tiene el lugar que merece?
—Si, yo creo que sí. Es una de las pocas escritoras latinoamericanas de esa época que ha sobrevivido. Y cada día se hace más vigente. María Luisa Bombal, primero, presenta la realidad desde una perspectiva vanguardista, lo que ya es una gran cosa; el juego del tiempo, la ambigüedad entre lo real, lo soñado, lo ensoñado, todo eso es artísticamente muy importante. Pero aparte de eso, ella es la primera que crea un discurso de la sexualidad de la mujer. Como comprenderás, en una literatura plagada de hombres no existe una perspectiva femenina sobre la sexualidad femenina; imposible. Ella es la primera que entra a la topografía del cuerpo de la mujer, al deseo en el cuerpo de la mujer; a la experiencia sexual.
—Y con un lenguaje que es y no es explícito.
—Claro, lo pone en un lenguaje tan poético que burla la censura. En La última niebla, el hecho de que el amante a lo mejor es verdadero, a lo mejor es imaginado, permite que sea legitimo. En otras palabras, que la censura de la época no la castigue por eso. Acuérdate que en la literatura canónica digamos, más conocida, Madame Bovary se suicida, ¿por qué?, porque fue adúltera; Ana Karenina también; la protagonista de La letra escarlata también. Lo único que se aceptaba en la literatura en ese momento era que el hombre tuviera todas las aventuras que quisiera, y no había ningún problema. Entonces, esa inscripción. por primera vez, de la sexualidad de la mujer marca un hito importantísimo, con el cual mis estudiantes todavía se identifican. Yo creo que ahí es donde está su éxito, su importancia como escritora. Recuerdo que estuve en Valparaíso haciendo un seminario y enseñé a Bombal. No tenía el libro y una alumna me dijo: "Yo le paso el mío". Me lo pasó. Y sabes que en la última página de las Obras completas veo un texto larguísimo de mi estudiante, como una carta a María Luisa Bombal: "Te agradezco, tú le das voz a mi cuerpo". Y estamos hablando, probablemente, del 2017.
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María Luisa Bombal: vanguardia, fracaso y resurrección
"La última niebla / La amortajada". Seix Barral, 232 págs.
Por Juan Rodríguez M.
Publicado en Revista de Libros de El Mercurio, 27 de junio de 2021