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Entrevista a Lucía Guerra
María Luisa Bombal: cuando la niebla se disipa
Mujer, cuerpo y escritura en la narrativa de María Luisa Bombal, de Lucía Guerra,
Ediciones Universidad Catolica de Chile, Santiago, 2012. 180 págs.

Por Yael Mandler
Publicado en Revista de Libros de El Mercurio, 10 de febrero de 2013



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La noción del mundo femenino desde una perspectiva interna dio sus primeros pasos en la literatura chilena con el trabajo de María Luisa Bombal. En una época en que la mujer estaba relegada únicamente a cumplir su rol de esposa y madre acorde al orden patriarcal de la sociedad, la autora desarrolló un discurso en torno a los deseos ocultos, las frustraciones y la sexualidad desconocida de su género.

El análisis que realiza Lucía Guerra tiene su raíz en esta premisa. Tras publicar en 1980 una primera aproximación al trabajo de la autora de libros como La última niebla y La amortajada, esta escritora y crítica literaria se interna nuevamente en aquellas historias, para actualizar y ampliar los contenidos. Este segundo texto, llamado Mujer, cuerpo y escritura en la narrativa de María Luisa Bombal, explora la vida tormentosa de la autora, marcada por el desamor y su contradicción ideológica a la hora de escribir, que la volvía transgresora y conservadora a la vez, con respecto a la visión y rol de la mujer: mientras sus personajes comparten una angustia interior por salir de la vida matrimonial que las hace infelices, el amor sigue siendo su meta más importante para la realización personal.

Lucía Guerra también describe cómo el estilo literario de Bombal deja de lado el realismo de la época, a través de la mezcla de hechos cotidianos con fantasías y el uso de metáforas, simbolismos y pasajes oníricos que confunden incluso a los mismos personajes de sus historias. Una nueva tendencia que también adoptaron otros escritores latinoamericanos, como resalta este reciente libro reformulado.


¿Qué la impulsó a profundizar el estudio y análisis de su obra con una segunda entrega?
—La narrativa de María Luisa Bombal fue escrito en una época en la cual recién emergía la crítica feminista, especialmente en Francia y Estados Unidos. Por lo tanto, mi aparato teórico era aún precario. A medida que esta perspectiva se fue ampliando, junto con el importante desarrollo de los estudios de género y los estudios culturales, logré una nueva comprensión de la producción literaria de la autora.

¿Cuáles son los principales aportes de la nueva información que incluye para comprender la narrativa de la autora?
—Esta versión ampliada y teóricamente actualizada se inicia con un nuevo capítulo donde se establecen relaciones significativas entre la trama biográfica de María Luisa Bombal y sus textos. También fue muy importante analizar su obra dentro del contexto de la narrativa latinoamericana escrita por mujeres, que era tachada por un canon que favorecía la producción literaria de los hombres. En ella se plantea desde sus inicios una temática que denuncia el lugar subalterno de la mujer, la búsqueda del amor como única meta de la existencia y la casa como espacio opresivo. Aspectos que Bombal también elabora. Gracias a los estudios acerca de la sexualidad, la topografía del cuerpo de mujer y la maternidad, se hizo imprescindible analizar estos aspectos en La última niebla y La amortajada. María Luisa Bombal naturaliza y legitima el deseo y el saber desplazando el lugar prioritario que han tenido los hombres en estas dos esferas.

En el libro menciona que la descripción literaria de la mujer se daba a través de una aproximación masculina, debido a la poca inclusión femenina en la literatura, ¿Cómo describe el tratamiento del género femenino en la literatura desde la irrupción de escritoras como Bombal?
—Bombal legitimó la sexualidad de la mujer utilizando un lenguaje poético que burló la censura y, a la vez, la ubicó en los espacios primordiales. A partir de la década de los setenta y en el contexto de los nuevos movimientos feministas, las escritoras latinoamericanas han producido textos que exploran diversos elementos de una cultura propia antes desplazada por la hegemonía patriarcal. Los avatares de la cocina adquieren una trascendencia filosófica o se erotizan, la historia oficial de la nación se cuestiona desde una perspectiva de mujer y se crea un nuevo imaginario de la sexualidad. Es importante también mencionar que, por primera vez, se producen en nuestra literatura, novelas que elaboran una temática lesbiana.

¿Cuánto de este ceder ante lo socialmente correcto y el conformismo que plasma la autora en sus libros cree que aplicó también a su propia vida?
—La autora fue víctima de un orden social que no sólo imponía a la mujer la meta del matrimonio, sino que también hacía creer que "la mujer era puro corazón y había nacido para amar". Ese era su único destino. Ella, como tantas otras mujeres, creía en este mito creado por los hombres. Después de un matrimonio en 1935 que la salvaba del estigma de ser una solterona, como mujer divorciada (otro estigma de la época) tuvo varios romances sin lograr volverse a casar. Estos "fracasos" cuando ya estaba por cumplir treinta años le produjeron un grave estado de depresión que la hizo malograr su carrera y andar con una pistola en la cartera porque deseaba suicidarse. Hacia 1940, era aclamada por sus obras, sin embargo, el escándalo social por haberle disparado a su primer amante (Eulogio Sánchez), la forzó a viajar a Estados Unidos, a abandonar su entorno literario y finalmente a dejar de escribir.

¿Por qué las protagonistas de las historias (a excepción de lo que ocurre en el cuento "El árbol") no son capaces de rebelarse para escapar de su condición de infelicidad?
—En esos años, las mujeres de la burguesía no tenían la posibilidad de rebelarse, puesto que la mayoría no poseía una profesión o autonomía económica. Esta posición de ciudadana de segunda categoría "mantenida por el marido" era reafirmada a nivel legal, especialmente en aquellos países donde no existía el divorcio ni las leyes que protegen a la mujer.

De acuerdo a la lucha de las protagonistas de las historias, ¿qué convenciones sociales enfrentan las mujeres hoy en la literatura?
—Si bien en estas últimas décadas la mujer ha obtenido importantes derechos, nuestra sociedad y nuestra cultura siguen regidas por una perspectiva masculina. Aquella representación del mundo que los hombres confunden con la verdad absoluta -según las palabras de Simone de Beauvoir- predomina tanto a nivel de la organización política como del pensamiento filosófico. Si algún día la agresividad masculina diera paso a la reciprocidad y la generosidad maternal, obviamente que el negocio de las armas caería en bancarrota.

¿Cuál es su libro favorito de Bombal?
—Ella escribió dos textos que admiro profundamente como crítica y escritora. En La última niebla, aparte de la historia misma, muy valiosa en sí, admiro el juego entre la ambigüedad y la simetría, la elaboración de una duda que el lector no logra resolver y un lenguaje poético donde cada frase posee un ritmo distintivo. Y en su cuento "Las islas nuevas", Yolanda me produce una verdadera fascinación, por ser una mujer enigmática que no envejece y hace evocar la figura de una gaviota mientras sus movimientos semejan los de una serpiente. Unida a todo "lo salvaje", resulta ser lo opuesto a la civilización creada por los hombres en su afán de dominar y explotar la naturaleza.



 

 

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María Luisa Bombal: cuando la niebla se disipa
Mujer, cuerpo y escritura en la narrativa de María Luisa Bombal, de Lucía Guerra,
Ediciones Universidad Catolica de Chile, Santiago, 2012. 180 págs.
Por Yael Mandler
Publicado en Revista de Libros de El Mercurio, 10 de febrero de 2013