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        Por Sebastián Cerda
          Emol, 1 de agosto 2012 
         
         
         
         
         
           
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        En su trabajo literario, hay un orden que en Marcelo Lillo se repite de modo   casi infalible: Antes de haber escrito la primera línea de una obra, e incluso   antes de saber siquiera de qué tratará, el autor tiene claro el título que   llevará puesto.
          
          De este modo, desde hacía rato venía rondando en la   cabeza del valdiviano una frase ideal para encabezar un próximo libro: "Niebla   City". El título alude precisamente a la caleta en la que el escritor reside, en   la región de Los Ríos, pero eso en ningún caso fue garantía de un trabajo fácil   y rápido. Por el contrario, a la hora de dar con la historia que el encabezado   contendría, fueron varios los intentos fallidos por los que debió   pasar.
          
          "Una vez un periodista francés me dijo 'yo que tú escribiría un   libro llamado Niebla City. Me parece fantástica la forma en que te refieres a tu   caleta'. Me quedó dando vueltas la idea, e hice una novela infantil, una   juvenil, otra de terror. Hice  algunos intentos, pero no quedaba conforme",   cuenta.
algunos intentos, pero no quedaba conforme",   cuenta.
          
          Eso hasta la madrugada del 27 de febrero de 2010, cuando un   terremoto de 8.8 grados sacudió a toda la zona central de Chile. Lillo lo vivió   en Niebla, mirando desde su ventana hacia un conjunto contiguo de cabañas   arrendadas por turistas, quienes salieron gritando despavoridos, y abandonaron   la localidad de inmediato.
          
          "Éste es el punto de partida para 'Niebla   City' ", pensó entonces el autor. "Y de qué vas a escribir", fue la pregunta que   le devolvió su esposa. "Yo no tenía idea, pero sí sabía que era el punto de   partida: La imagen del pánico, en pleno verano, en un lugar extraño fuera de tu   casa".
          
          Finalmente, el proyecto ya está finalizado: "Niebla City" llega   este viernes a librerías, con acciones que efectivamente   comienzan en pleno 27-F.
          
          Sin embargo, el terremoto termina siendo un   elemento más entre los que determinan el desarrollo de la historia,   protagonizada por dos hombres maduros que son el fiel retrato del desamparo.   Ambos habitan en la localidad de Niebla, donde comienza a desatarse una macabra   ola de asesinatos.
          
          La novela, así, varía desde lo policial al reflejo de   la realidad que subsiste en buena parte del Chile de provincias. "Es una novela   policial, de una catástrofe, del enclaustramiento, del encierro. Es el frío, la   humedad, los jotes que se ven en las calles. Este lugar se llama Niebla, al   frente hay uno que se llama Amargo. Otro se llama Palo Quemado. Es como que   hubieran nacido mal", dice el autor.
          
          "Allí vive gente eternamente   postergada, y a veces te preguntas para qué van los niños a la escuela. Es   imposible no reflejar eso que he visto en lugares que ya conozco tan bien",   agrega.
          
          Lillo después del boom
            
          "Niebla City" es la segunda novela de Marcelo Lillo, quien también ha editado dos   libros de cuentos ("El fumador" y "Gente que baila sola"), desde que emergiera   en la escena literaria en 2008.
          
          Esa aparición fue completamente inusual,   con una sorprendente unanimidad en las críticas positivas, que de   inmediato lo catapultó tanto en las ventas como en las expectativas.
          
          Sin   embargo, el sorpresivo escenario no alteró en demasía la percepción que Lillo   tenía de su trabajo. "Tal vez a los 30 años me hubiera afectado, pero tenía 50 y   había recibido varios rechazos", cuenta. A partir de entonces, en cambio, "me   llamaba gente y me decía 'tenemos esperanzas puestas en ti'. Pero jamás me creí   eso. No lo entiendo mucho. Nunca lo entenderé".
          
          Algo similar le ocurrió   al comenzar a formar parte del círculo literario local: "Todo el mundo te habla   de sus proyectos de escritura, o de lo interesante que es el proyecto de otro.   Ahí me di cuenta de que yo no tenía ningún proyecto, salvo sobrevivir gracias a   lo que escribo. Ése sigue siendo mi gran proyecto".