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«ÁLAMO» de Camilo Muró
Ediciones Casa de Barro de San Felipe (año 2002)
Por Marco López Aballay
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Este poemario, publicado bajo el sello Ediciones Casa de Barro de San Felipe (año 2002), del poeta Camilo Muró (San Felipe, 1974), surge en su origen impregnado de un ambiente bucólico y sus locaciones. Desde las primeras páginas advertimos el cómo los diálogos, reflexiones y el uso del lenguaje van conformando el telón de fondo de la obra. Viento, tierra, almendros, mimbres, son algunos de los elementos que danzan sobre un territorio poblado —principalmente de álamos— que, en un canto doloroso, van avanzando desde la nostalgia de un paisaje soñado hacia el abismo y la muerte suscitadas por el sistema depredador de la modernidad. Bajo esta 
óptica el poeta metamorfosea el entorno mágico-bucólico de acuerdo a su intuición de libre pensador. Y en un canto de despedida, va mezclando situaciones con sentimientos encontrados; belleza, tristeza, magia, alegría. Por lo mismo, el ritmo de sus poemas puede variar de un momento a otro; el creador presiente que la belleza es engañosa, y que, tras ella, existen miles de escenografías posibles, cada cual tanto o más horrorosa que la otra.
Por otro lado, la mujer, así como el álamo, es también un símbolo de dolor frente al hombre y su universo cotidiano:
“la mujer que tiene un pasado turbio
un perro herido en una esquina de su cuerpo”
Así mismo, notamos la constante alusión al lenguaje de si es efectiva su utilización en la construcción de un poema y si verdaderamente cumple la misión de recrear las imágenes y situaciones que van emergiendo en el proceso creativo.
“ambos festejaremos el nuevo orden de las palabras
como un sonido de machos divididos entre el pastizal
que no llegue nada a la campiña herida
salvo el lenguaje de los pares en soledad”
Más que un libro estético y bello (que se queda entre la belleza de lo bucólico y la magia del paisaje) lo que pretende el poeta es concientizar al lector con respecto a temáticas como el avance de la modernidad, la amenaza del desarrollo en rincones idealizados desde la niñez, y que ahora, al darse cuenta, procura poner orden al caos, sabiendo que la palabra se desvanece con el viento de la mañana. No obstante, los lectores y amigos poetas se sumarán a su duelo.
Por otra parte, la soledad es un viento que sopla fuerte en el follaje de estos versos-álamos. De ahí que el poeta, en gran parte del libro, se nos aparece como Adán enfrentando el abismo del universo que recorre los bosques y su naturaleza encantada. Un estado natural es este aislamiento del poeta, el que a veces es interrumpido por la presencia de una mujer que conoce desde siglos, acompañada de animales que se extravían o definitivamente mueren en el camino.
“solo como el aullido de animales sacrificados”
Podríamos asegurar que Camilo Muró nos sorprende con ésta, su primera entrega poética, por la certeza de sus verdades. Y como buen pensador, sabe que el poeta es un personaje menor en esta sociedad en constante cambio; un antihéroe extraviado en un mapa sin límites, acaso atrapado entre la verdad y la mentira.
