Eccola la tempesta,
è già nell’aranceto
tra i suoi pomi, le sue rame.
Furente il gelsomino,
a sprazzi in quella raffica
acuisce il suo profumo,
esacerba il suo richiamo.
È tutto in agonia il giardino
che lui dal padiglione
sfiora appena
con i suoi occhi sultani
adusati alle stagioni,
ai loro inganni, consci
dei molti rimescolamenti
dell’unico principio. Ibi ipse est.
He aquí la tormenta,
ya está en el naranjal
entre sus frutos, sus ramas.
Furioso el jazmín,
a intervalos en aquella ráfaga
aguza su perfume,
exacerba su llamada.
Del todo agoniza el jardín
que, él, desde la glorieta,
roza apenas
con sus ojos de sultán
acostumbrados a las estaciones,
a sus engaños, conscientes
de las muchas turbaciones
del único principio. Ibi ipse est.
***
Avviene, si trasforma
in avvenire l’avvenuto tempo.
È vero, si sentiva
talora il testimone
scambiato in corsa
tra possenti atleti
sulla pista di quel campo –
ma che n’era
ora
dei suoi neri patemi,
dei suoi lampi di letizia?
disciolti in aria, finiti
in nullità – o li cifrava
in conto di giustizia
un libro, una imperscrutata matematica
protesa all’equità…
Acaece, se transforma
en porvenir el acaecido tiempo.
Es cierto, se percibía
a veces el testigo
relevado en la carrera
entre atletas poderosos
en la pista de aquel campo‒
pero, ahora
¿qué era
de sus negros pesares,
de sus destellos de alegría?
disueltos en aire, acabados
en nulidad‒ o los descifraba
a título de justicia
un libro, una inescrutada matemática
encaminada a la equidad...
***
Da postero – così li vede, ora,
i suoi equali, i suoi consorti.
Eccoli, li ha di fronte
in quella castità
bambina del dipinto.
Non erano emissari,
costoro,
o ambasciatori
di nessuno al mondo,
erano lì, sospesi,
tra grazia e desiderio,
astanti del perpetuo evento:
o meglio… erano re
ipsius quisque sui, ciascuno
entro di sé,
perché non revocabile mai più
dal vivo della scena,
perché era stato.
Perché era.
Desde el porvenir ‒así los ve, ahora,
a sus iguales, a sus consortes.
Helos aquí, los tiene enfrente
en aquella castidad
niña de la pintura.
No eran emisarios,
ésos,
o embajadores
de nadie en el mundo,
estaban allí, suspensos,
entre gracia y deseo,
presentes en el perpetuo evento:
mejor dicho... eran reyes
ipsius quisque sui, cada uno
dentro de sí,
porque ya nunca revocable
de lo vivo de la escena,
porque había sido.
Porque era.
***
Dove va il moto?
Dove sta la quiete
universa delle cose?
Ne spande,
messaggero, un chiaroscuro
di regola superna
e di mistero.
Alla sua ora
esce dal controluce
dalla parte del mare
e della foce, in volo
a pelo d’acqua –
così risale il fiume
con la forza
tranquilla delle ali
e delle anche,
così infila
le arcate dei suoi ponti
verso oriente,
la povertà,
la sorgente.
È il senso, quello, o un passo della perpetua danza?
¿Adónde va el movimiento?
¿Dónde está la quietud
universa de las cosas?
Expande,
mensajero, un claroscuro
de regla superna
y de misterio.
En su hora
sale del contraluz
de la parte del mar
y de la desembocadura, en vuelo
a flor de agua‒
así remonta el río
con la fuerza
tranquila de las alas
y de las ancas,
así enfila
las arcadas de sus puentes
hacia oriente,
la pobreza,
la fuente.
¿Es el sentido, aquél, o un paso de la perpetua danza?
***
Siesta sotto il masso.
È estate. È lei,
sente, lo è,
erta, perdutamente. Le fonde,
dentro, nell’imo
il proprio istante.
Puro tutto cuoce,
carbonizza, flagra.
Ombra a picco, avara,
nuda terra crettata.
Si sgretola, si polverizza.
Vampa, bocca di fornace,
non per annientare,
per rigenerare
vita dalla cenere.
E noi dentro quel fuoco
resine stillanti, oh
liberazione dalle scorze.
Siesta bajo la piedra.
Es el verano. Es él,
siente, lo es,
empinado, perdidamente. Lo funde,
dentro, en lo hondo
su propio instante.
Puro todo arde,
Se carboniza, flagra.
Sombra a plomo, avara,
desnuda tierra hendida.
Se desmorona, se pulveriza.
Llama, boca de horno,
no para aniquilar,
para regenerar
vida desde las cenizas.
Y nosotros dentro de aquel fuego
resinas destilando, oh
liberación de las cortezas.
***
Spogliò, sera incupita,
quasi procellosa sera,
d’ogni lume
d’azzurro
l’atmosfera
d’ora in ora
troppo nera…
asportò da quel miscuglio
di atre oscurità
nell’aria
il turchino ed il viola,
fu nero, nero nerore
però con occhi acquamarina
il monstre che chiuse la giornata:
ma non come minaccia,
novissimo preludio
a quale nostra
immemorabile avventura.
Despojó, tarde obscurecida,
casi procelosa tarde,
de toda lumbre
de azul
la atmósfera
de hora en hora
demasiado negra...
sustrajo de aquella mezcla
de lóbregas oscuridades
en el aire
el azul turquí y el violeta,
fue negro, negro negror
pero con ojos de aguamarina
el monstruo que clausuró la jornada:
mas no como amenaza,
novísimo preludio
a cuál de nuestras
inmemorables aventuras.
***
È tardi.
La fine della giornata incombe,
già si abbuia
l’aperta foltoerbata ripa
lasciata dai rientranti,
annotta
il semideserto lungofiume.
È pigro
l’acqua, il taglio
d’un estremo obliquo lume
da ponente
ne straluna
ancora il fuso piombo.
Addio, dove vai giorno,
dove ti accompagna il fiume?
Li unisce, li appariglia
una sola immutabile andatura
il giorno e il fiume
verso l’annullamento
e verso il gran ritorno
alla testa del mattino
che tutto riconquista e tutto alluma.
Es tarde.
El final del día se aproxima,
Ya se oscurece
la abierta orilla densa de hierba
dejada por los que regresan,
anochece
el semidesierto paseo del río.
Es perezoso
el agua, el corte
de una extrema oblicua lumbre
desde poniente
trastorna
aún su fundido plomo.
Adiós, ¿adónde vas, día?,
¿adónde te acompaña el río?
Los une, los empareja
una sola inmutable andadura
al día y al río
hacia la anulación
y hacia el gran regreso
a la cabeza de la mañana
que todo lo reconquista y todo lo alumbra.
***
OSPITE CLANDESTINO
Si fece sera, si strinse
la città dentro i suoi monti,
prese un’aria
eccitata a spiritarne
le arterie, i crocevia,
le scese
ai seni d’ombra, le soffiò
sul lungofiume
le febbricitanti lampade.
Chi era che veniva
a quale incontro
col passato o col presente?
ospite
clandestino
o messaggero
dissimulato nelle sue taverne
prima del grande annuncio
o profeta dalle viscere
della sua ancora non guarita storia
a risvegliare gli eventi,
a renderli presenti?
oppure no, nell’ombra della sera
un’ombra transitoria
dal nulla al nulla della sua memoria…
HUÉSPED CLANDESTINO
Atardeció, se estrechó
la ciudad entre sus montes,
cobró un aire
excitado como para trastornar
sus arterias, sus encrucijadas,
sus descensos
a los senos de sombra, sopló
en el paseo del río
las enfebrecidas lámparas.
¿Quién era el que venía
a qué encuentro
con el pasado o el presente?
huésped
clandestino
o mensajero
disimulado en sus tabernas
antes del gran anuncio
o profeta desde las entrañas
de su todavía no curada historia
¿para despertar los eventos,
hacerlos presentes?
Tal vez no, en la sombra de la tarde
una sombra transitoria
desde la nada a la nada de su memoria...
***
Vento e luce.
Lo sfolgorio d’oro
dei platani s’inciela,
non ha ora
o stagione,
ossia le ha
e le brucia
questo tripudio,
le esala in chiarità
questa invincibile alchimia,
le unisce e le parifica
all’essenza
luminosa della fine
e del principio.
Viento y luz.
El destello de oro
de los plátanos se alza hasta el cielo,
no tiene hora
ni estación,
o sea, las tiene
y las quema
esta exultación,
las exhala en claridad
esta invencible alquimia,
las une y las iguala
a la esencia
luminosa del fin
y del principio.
***
Mezzogiorno. Giardino.
Occhiofermo,
perspicuo, cristallino,
non visto, onniveggente.
Nuda flagra,
rovente
d’identità
si disfa
di simbolo la rosa,
annulla canto, musica, memoria,
erode immagine
e ogni altra cupidigia
della mente
umana ed animale
su sé, sulla sostanza
sua ogni altro asservimento. È.
O rosa ipsa,
o regina di sé.
Senonché discende
la sua tortuosa vena d’aria,
le cala
incontro
ronzante il coleottero
e la lega,
ecco, quel volo
di nuovo alla catena
della universa fraternità.
Mediodía. Jardín.
Ojoquieto,
perspicuo, cristalino,
no visto, omnividente.
Desnuda arde,
candente
de identidad
se deshace
de símbolo la rosa,
anula canto, música, memoria,
erosiona imagen
y toda otra codicia
de la mente
humana y animal
sobre sí, sobre su sustancia
todo otro sometimiento. Es.
O rosa ipsa,
o reina de sí.
Pero desciende
su tortuosa vena de aire,
baja
a su encuentro
zumbando el coleóptero
y la ata,
pues, aquel vuelo
de nuevo a la cadena
de la universa fraternidad.
***
Il trillo,
quella mattutina squilla,
poi il diluvio
di voci, suoni, passi
nelle calli,
di risa
e battibecchi,
strida,
bube sotto i tetti,
fischi
fieri richiami,
nei rii e nei campielli
dai ponti, dagli imbarcaderi.
Colori e luci
non ne offre
la tana al mio risveglio,
mulinano
però, lo sento, nell’aria,
lampeggiano sull’acqua, scissi
in virgole
in lucciole e scintille
nella fremebonda danza
che ci assedia e ci accompagna.
O fuoco equoreo, o mutazione
mutua,
delle multiple apparenze
e dell’unica sostanza,
vita pura, pura persistenza della vita
oltre la sua materia
nella incontenibile flagranza –
sarò io in voi o voi sarete in me?
sciocco, non conta non fa differenza.
El tintineo,
aquel tañido matinal,
después el diluvio
de voces, sonidos, pasos
en las calles,
de risas
y altercados,
chillidos,
arrullos bajo los techos,
silbos
fieras llamadas,
en los canales y las plazoletas
desde los puentes, los embarcaderos.
Colores y luces
no los ofrece
el cubil cuando despierte,
mas se arremolinan,
lo siento, en el aire,
relampaguean sobre el agua, escindidos
en comas
en luciérnagas y centellas
en la frenética danza
que nos asedia y acompaña.
O fuego ecuóreo, o mutación
mutua,
de las múltiples apariencias
y de la única sustancia,
vida pura, pura persistencia de la vida
más allá de su materia
en la incontenible flagrancia‒
¿seré yo en vosotros o vosotros seréis en mí?
tonto, no cuenta, no hace diferencia.