CUADERNO DEL LAUREL
El amor está lo más cerca de sí mismo
cuando aquí y ahora deja de importar
T.S. Eliot
En el centro del mundo hay un laurel
y desde ahí los pájaros desploman
despuntan anuncian la caída
el canto en cada ojo
cubren ensanchan abren sus alas
Con su hora cruel y en punto
empluman cada uno de nuestros deseos
también las alas se ajustan al cuerpo para caer
como la palabra hubiera
En el centro del mundo hay un laurel
y desde ahí los pájaros
nos miran abatirnos movernos
Presencia
la plaza abierta
nuestros cuerpos son el mensaje de que algo hacemos bien
El centro del mundo gira perplejo
por cada palabra
que salió de la boca sin sentido
Crece la hierba al fondo del jardín
lo que no se ve sigue intacto preciso
igual el camino de hormigas no escuchado
el rayo de luz sobre las hojas
En el centro del mundo hay un laurel
y desde ahí sus pájaros nos guardan el misterio
con qué indiferencia miran y se posan
con lo que recuerdan de la noche insomne
zanate sáname sánanos
*
¿Por qué tantos pájaros han muerto?
Son aquellos que no pudieron volar desde esta boca
Muertos en los trenes
muertos bajo el río
pájaros debajo de las piedras
Bajo la sombra que proyecta el laurel
los novios se pasean
inician el amor alas apenas
y el dolor bajo la planta de los pies
erguido el grito del ave en esa rama
promesa perdón
el amor fiel a sí mismo entre la zarza
“Llegado al monte de Dios Horeb
se le apareció el ángel de Yavé en llama de fuego
de en medio de una zarza
Veía Moisés que la zarza ardía y no se consumía
y se dijo:
voy a ver qué gran visión es ésta
y por qué no se consume la zarza”
Por todos los que se han devuelto a ti por fuego
a tus ojos un crepitar silencioso
por los caídos en calles bombardeadas
palabras de un dios radiante
por Francesca de Rimini
por el trabajo entre lenguas de fuego
en cada minuto llameante
particípame adéntrame en tu flama
En el centro del mundo hay un laurel
y ahí los pájaros se pasman
ensordecen se vacían se rechazan
hieren e imitan el zumbido de las moscas
estériles pájaros rotos solos
colgados de su nombre
de su manera de mover las alas
con su forma particular y auténtica
de echarse en el vacío
Estos son los pájaros
no responden al vuelo de la tarde
son un letrero de novios que ya no se aman en el árbol
*
laurel
una palabra que lanza y detiene a la vez su movimiento
concentrada cautiva en su forma
cada vez que alguien la pronuncia
se libera
ofrece al cielo
lo que recibe de la tierra
Del laurel penden todas las lenguas
palabras colgadas como los hombres por hilos invisibles
Movidas por nuestros deseos se balancean limpias
unas junto a otras se mecen sin tocarse
sin producir imágenes
Se mueven en tiempos muy distintos
no responden al aire sino a la respiración:
Si los amantes prometen otra vez
cada palabra dicha se agita bajo la sombra
Si el médico decreta enfermedad
la palabra supura desde el árbol
Si el niño señala con un dedo
y de su boca vuela una mariposa
la palabra desde el laurel abre y cierra sus alas
iniciando una plegaria:
danaus chrysippus
catocala nupta
levana
elévanos
¿Será que alguien nos mira pasar
como una sola hormiga?
camina sobre el árbol
un movimiento vacilante incierto
al final de la vara inclina la cabeza
Las hormigas que ocupan esta boca
construyen galerías de palabras
mientras un lenguaje muerto las guía
En la rueda del cuerpo de este mundo
lo que no fue piel abierta aceptación florecimiento
es hoy una voz ofrendada por los ancestros:
amantes acróbatas de barro perdónanos
por los días en que no vimos tu gesto en el amado
por las horas en que nuestro cuerpo fue un templo sin luz
recógenos en tu palabra para ser de vuelta niños
Este laurel no se llama ni se nombra a sí mismo
río disgregado
días que siguen su curso abandonando el cuerpo
los cuerpos que hemos podido ser
no habla de sí con un lenguaje
de esporas invisible:
Cúbrete bajo mi sombra
camina sobre mis ramas vierte el agua Señor
El río que desciende al lago
carga a la mujer adúltera
vaga por fin húmeda
su cuerpo abierto acariciando el agua
saciado el último deseo
cuántos ríos en el laurel
cuántas mujeres llevadas por el agua
Estas son las aves que entregan su canto
para presentar el día
y de sus mil caras un gesto que nos vierta
y nos talle la historia en cada ilíaco
¿Cómo amanece el laurel si amanece?
¿Cómo lo cubre la luz?
Ofrenda que ilumina a los hombres
sube el sol
el canto sigue ahí
pero ciertos pájaros han muerto
parece ser el mismo
mas un nuevo aleteo despierta los oídos:
De prisa dijo el pájaro
y el hombre se levantó al llamado
*
En el centro del mundo los pájaros confían
celebran si nos vemos
si crecemos en el abrazo del otro
si la edad se cumple en cada niño
si la voz del vendedor llega a casa
con un pescado entre las manos
si las manos vacías del que ha matado
y pregunta por qué yo
se unen de vuelta en oración
Señor que no caiga ninguna de nuestras aves hoy
Los ríos que aprendieron a amar los hombres
todos en el mismo árbol:
El agua del Éufrates que tomó entre sus manos
para comprender lo que era la poesía
el Támesis que vio tantas veces llorar al hombre en sus orillas
el agua del Rodeo bajando con aquel perro hinchado
como una palabra que entonces no comprendía
Ella sobre una rama en el río picada por las hormigas
ve la muerte pasar mientras su amiga ríe desde una piedra
Aquel río que antes fue pequeño
hoy es una tarde inmensa
abierta en cada una de sus letras
Su amiga esta muerta y ella camina bajo laureles
que mojan estas palabras
No es el árbol que miro cuando digo
laurel
es la palabra
dos sílabas que se hunden
mientras vuelven al punto de partida
nacer hundir meterse
entrar en la piel de los otros
antes de inclinar los párpados
“Todo comienza donde se cierran los ojos”