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Dos poetas mexicanos jóvenes

Presentación de Mario Meléndez

 


GERARDO MIRANDA
 (Estado de México, 1984)

Poeta y narrador. Cursó la licenciatura en ciencias humanas en el Centro Universitario de integración Humanística donde actualmente estudia la maestría en literatura latinoamericana contemporánea. Sus textos aparecen en diversas revistas literarias. Miembro fundador del colectivo Deva-gam y coeditor del folletín poético Túnel de Damiana. Ha coordinado eventos culturales y participado en diversos talleres y seminarios literarios. En el 2010 apareció su primer libro Venus y las moscas. Mantiene varias obras inéditas entre ellas Odilón y el juego de la imagen.

 

bienaventurado el que se mastica y engulle

ese  pajarillo se tragó el éter a su alrededor
se tragó todo su alpiste      todo  su aire y su aliento
y ahora inmóvil      hinchado y bofo      con esa cresta gorda 
cubierto con sus plumas -peluca ridícula-
ha comenzado a comerse sus patas      su pico y sus ojos
y los barrotes de su jaula le marcan los costados
y le queman las plumas y la carne
afortunado  dios que cabe en una galleta tan delgada
grita a los cuatro vientos
bienaventurado el  que se mastica y se engulle
y aparece de nuevo donde le da la gana
y el pájaro se agita y se arranca las plumas y se mastica con coraje
y se talla contra los barrotes y se hincha y se enoja y se tuerce
y se jacta
de su en-verga-dura

 


seis instantes en la vida de un pirómano

recuerdas      padre
cuando incendié tu cama
y por causas que aún no entiendo
erré al incendiar la casa entera

cuando sentado
frente a la estufa
acercaba cuerpecitos
ensartados en alambre
hasta que el plástico derretido
me quemaba la piel

no eran suficientes
los juegos pirotécnicos
ni las fogatas en el jardín

recuerdas
nuestros rostros quemados
por una flama venida de lejos

algo encendido
en el fondo de nuestras voces
que  nos rasgó la garganta
de igual manera
fundiendo nuestros huesos y sueños
llenándonos de flamas
y del humo que detestas

recuerdas       padre
cómo era nuestra vida antes del incendio
el instante cuyas flamas
no apagaron mis orines
la lumbre brotando de los ojos
como las flamas más intensas
de la noche
que se encierra entre las manos
 
ardamos pues      dijiste
ardamos desde dentro
en un altar absurdo
ardamos por nuestros pecados
que arda nuestra casa
y que los recuerdos
nos  consuman lento   
como la lumbre de un cerillo

que una flama venida de lejos
arrase nuestras huellas
y deje lampiños nuestros cuerpos
y el calor insoportable
arrase nuestras llagas
y nuestras escamas sufran el ardor
de los quemados

que la lumbre más intensa nos cocine
las entrañas
y nuestra vida   
padre  
ensartada en alambre
nos queme poco a poco la piel

 

libaciones a onán frente a una foto de meche carreño

Hembra que entre mis muslos callabas
de todos los favores que pude prometerte
te debo la locura.

Leopoldo María Panero

es por esa foto       meche      ¿sabes?
donde estás trepada en un caballo con una cara de terror…
según el pie de foto tenías 17 y un bikini confeccionado por tu madre
qué buen gusto tenía la señora
y qué suerte la de  aquel caballo
aún  tengo esa foto guardada bajo llave      meche
oculta      sin mirarla
a condición de quebrantar el sexto mandamiento
y derramar mi semilla en tu memoria
según sé
fuiste la primera en posar en traje de dos piezas
los últimos residuos del feminismo
cuántas generaciones habremos
ordeñado nuestro fruto en tu nombre      meche
en nombre de aquellos rasgos toscos de tu rostro
en nombre de tu figura esbelta y torneada
según sé
el dios de moisés condenó a muerte a onán por tales actos

pero yo      meche       seguiré mirando esa fotografía
donde tu figura se antoja inmaculada
donde tu madre acentuaba tus encantos
con sólo dos pedacitos de tela
donde una yegua lesbiana te saborea
donde tus piernas
se sujetan firmes a la grupa de ese equino
yo      meche 
que por fortuna
he dejado de temer a la muerte

 

oda a segismunda

otra vez vi aquesto mesmo
tan clara y distantemente
como ahora lo estoy viendo,
y fue sueño
Calderón de la Barca

segismunda teme a las torres
ya no se les acerca 
recuerda sus anteriores saltos al vacío
y se sonroja destacando el color tenue de sus párpados

segismunda me trastoca la lengua
y hace nudos con mis cuerdas bucales
las usa para trepar los muros
de aquella torre de la cual por fin ha descendido
mientras mi saliva aguarda el momento
de ser útil por debajo de la lengua

segismunda no lo sabe y no sé si lo sospecha 
que su sola presencia traba  los goznes de mi cuerpo
que su sola mirada me revienta los nudillos
que con gusto treparía la torre norte
donde habitaba hasta hace poco para rebanar sus parpados
a riesgo de perder un ojo por el misil de una ballesta

pero ella no lo sabe y no sé si lo sospecha 
que esto no es un poema de amor
que esto no es una declaración tardía
que esto sólo es el balbuceo de un trepador de torres sin arneses
escalando una torre de ladrillos aceitados

segismunda no lo sabe y no sé si lo sospecha
que más valdría no verla
más valdría que me regresara mis cuerdas
que me devolviera la vista
que me brindara un poco de aceite
para las coyunturas de mi cuerpo
a condición de oxidarme y perder el movimiento

pero ella no lo sabe
y no sé si lo sospecha
que a solas en mi torre me arranco los cabellos
que me arranco lengua y menudencias
que su sola imagen me confunde y me intimida
que sus ojos han estrellado un boeing 767 en mi estructura
dejando un vacío en mi pecho

equivalente
a la zona cero

 

 

* * *

 

 


HUGO DE MENDOZA
(Guadalajara, 1976)

Poeta y editor. Ha publicado el poemario Danzarina y Danzar del agua. Mantiene varios libros inéditos de poesía, entre ellos Sebastián y 34 episodios de piscis. Algunos de sus textos han sido traducidos al portugués. Ha sido publicado en diarios y revistas de divulgación cultural, y participado en diversos eventos literarios, entre los que destacan Feria del libro del Zócalo y Feria del libro del Palacio de Minería. Fundador del colectivo Literajen. Actualmente dirige la revista literaria “el golem”.

 

Ocho

MILAGRO A TRAVÉS DE LA ESCRITURA

Tú que fuiste polen en jardines de los muertos
Regresas a la escritura que sembré por esperarte.

Ahora en el blanco la clorofila se detiene
Para que avances en ilusiones otra danza.

Te pido que descalza traces una línea
   Asumas todos tus aromas
En la fiesta de Noviembre no funeral.

Tan amplios sus pétalos crecen
Que reciben con agrado el espiral de las abejas.

Bailemos sobre un ilusorio mineral
Sobre semillas infinitas del lenguaje.

Sepamos que el sueño es voluntad de la escritura
Sepamos que somos irreales en el jardín   Que bien
Teje sus raíces en las bardas del colegio.

Bendigamos los instantes de la no muerte
Las altas revelaciones de nuestra danza
Que no conocen la palabra Fallecer.

 

Doce

NARRACIÓN DE UN CHARCO
AL ESFUMARSE LA TORMENTA

                           . . . . . .. . . .. .. .. .                …Y la lluvia producía efectos milagrosos.

La llovizna   Adolescente majestuosa
El zaguán tocaba con hechizos de gota.

El deseo de untar sus brazos a mi cuello
   Arrancarme la sombrilla
Humedecer mis labios con su tacto de agua
   Arrebatarme el alma
Hacerla un viaje en su temporal tormenta.

EL VESTÍBULO SE ABRIÓ

Fui cautivo al gris de sus entrañas
   De su mortal amorío
Fui bailarín de su líquida danza.

Entonces fueron los siglos vastas gotas
Interminables las texturas de sus besos
Era inmenso su cabellar a mi espalda dibujado
Que en el instante no existía el verbo Delirar.

Así entero me convertí  en agua
Escurriéndome aceite por su cuerpo manantial
   Cayendo delicadamente
Hasta estrellarme con la blandura del asfalto.

 

Ahora que soy el Charco, que mi pecho es óleo verde, ahora que en mí sólo habitan axolotes, la Adolescente misma corre al patio del colegio, clavando sus pies de danzarina, cual martirios en mi corazón de musgo.

Sufrí la tormenta de su baile, ahora la transformación a piel y ojos de hechicera. Deliro en el ritual de su reflejo sobre mí, el sortilegio y brujería; infernal quemando mi voz de ULTRACHARCO.

Serán gases mis cabellos atrapando moscas, mi enlamada carne reunirá todos los reinos descompuestos: vivirán mis ojos el calcinar de un sol mortuorio, me hare fuga y seré un vapor errante en los salones, un cataplasma herido en las ventanas, un embarrado insecto en el estanque, en espera, si es que alguna vez me hice uno con el agua de la próxima llovizna.

 

 

INTRODUCCIÓN ACUÁTICA

Tu hábito es la libertad del cisne.

 

Deslizante
Tus alas extienden lo ya reflejado
En la entera longitud de lo marino.

Te muestras en lagos
ACASO MARES DE ANTIGUAS ERAS
Tu nado es entre direcciones   Brújulas
   Un índice donde el lector
Te reconoce con una fe de agua.

Te diré algo:

En estos mis próximos naufragios
Notaré tu gesto siempre en la líquida alborada.

Todas las páginas serán amanecidas
Presencias de barcos en este siglo.

Todo fue   Será
Una familiaridad con las corrientes
   Sus olas
En el milagro del tifón y su colapso
Hecha letra en las costas de papel.

ACUÁTICA:

Con más siglos en la marina transparencia
Ya regresas con los nados todos y desvelo
Al mismo cauce de mi tinta.

 

PISCINA SIRENARIA 

Al parecer
Con su limpia densidad
La piscina atrae a las muchachas.
 
     Sentadas   Hunden sus tobillos.
   
     En un grito caluroso
     De un ambiente primavera
     Tal vez comience el alborotar de nadadoras.
 
Una pequeña     -Apenas con diez años-
                       Se acerca al zafírico vitral.
 
                       Su trenza de materna artesanía
                       Es un lirio
                       Que hace táctil el matiz radiante.
 
La niña viene con sandalias      Salta
Y al caer a la sábana turquesa
Estalla una pirotecnia de cristales;
   Añicos de marinos astros
Festividad toda en el pecho del agua.
 
Yo le miro.     Ríe mucho.
Cual infantil sirena
Nada en el rectángulo del mar.      Canta.
Su canto es la transparencia más fina.
 
En su nado silencioso
Como cuando se oculta una medusa
La travesura es mojar a las jovenzuelas.
 
Quiere diluir sus maquillajes
   Hacerlas niñas
Que sientan aletas verdes       Rojas
   Que al sumergirse
El hundimiento sea un pliego
De naturaleza viva.
 
Las adolescentes en cólera
Rabian un lenguaje torpe.
 
Frunciendo el ceño la niña      Se aleja.
 
     Sólo el agua le acompaña
     Sólo el agua le simpatiza.
 
Y en un consuelo
La piscina crea una artificial marea.
 
      Su ensoñación es reconvertirse en sirena.
 
      La pequeña       Flota dentro de azulejos.
 
      Entonces se precipitan las muchachas.
 
     Arrojan sus peinetas
               Sus espejos.
     Recordando que alguna vez
        Soñaron ser sirenas.

(De “Acuática”)


 

 

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Dos poetas mexicanos jóvenes.
Gerardo Miranda y Hugo de Mendoza.
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