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Culturismo
Por Marcelo Mellado
Artes y Letras de El Mercurio. Domingo 25 de Mayo de 2008
Hay un costo menor -que no lo es tanto- en los terminales de buses por lo que debo transitar, y que corresponde al uso de los baños. El más barato es el del rodoviario de San Antonio que cuesta 100 pesos, el de Valparaíso 150 y el de Santiago y Viña 200. El primero es el que tiene el olor a orina más pronunciado, el de Valparaíso es increíblemente pequeño y sobresaturado, con todo lo que eso implica.
El de Santiago y Viña, a pesar de que parecen los más aseados, son muy impersonales y están a una impresionante distancia de los pasajeros, el de Santiago en un tercer piso y el de Viña en un subterráneo, y siempre hay alguien pisándote los talones con un trapeador. Casi todos exhiben el clásico Duchamp con una especie de biombo separador. San Antonio también es la excepción, ya que cuenta con esas típicas canaletas embaldosadas, que recuerda los baños del liceo.
La entrada es un dispositivo giratorio, como en el metro; la excepción nuevamente es San Antonio, que tiene una funcionaria que reparte papel higiénico -muy bien doblado- a cada usuario al cancelar, en un contexto de desolación controlada. Justo en frente hay una entrada que conduce a unas oficinas, entre las que está la sede de la filial de la Sociedad de Escritores de Chile, cedida gentilmente por el municipio, como preanuncio de un lienzo cartográfico colgado en la entrada del terminal que señala las localidades costeras habitadas por grandes vates, con la frase turístico cultural "Litoral de los poetas".
El otro costo tiene que ver con los pasajes, obviamente, los que son harto caros por un efecto monopólico que determina los precios.