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“Adiós, bandera roja: selección de poesía y prosa (1953-1996)” Yevgueni Yevtushenko
1ª ed. Fondo de Cultura Económica, 1997; México.

Por Marino Muñoz Agüero




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El 1 de abril del 2017 a la edad de 84 años, murió en Oklahoma, Estados Unidos el gran poeta ruso Eugenio Evtushenko. La noticia venida de tan lejos nos golpeó la memoria y desde acá sentimos la partida del gigante siberiano (1,92 mts. de alto, kilómetros de ancho de maravillosa escritura).

Evtushenko visitó nuestro país en varias ocasiones, a fines de 1967 estuvo en Magallanes. Su pasada por la Patagonia la recogen y cuentan entre otros Volodia Teitelboim (“Hombre y hombre”, 1969), Francisco Coloane (“Los pasos del hombre”, autobiografía, 2000) y Marino Muñoz Lagos (“Crónicas de una lejanía”, 2001). Coloane lo acompañó a Magallanes y Muñoz Lagos se les unió en el recorrido por Última Esperanza, éste último apunta: “Muchas anécdotas se han tejido en torno de este viaje, que han servido para dar a conocer y vitalizar la personalidad del poeta ruso en tierras tan lejanas y parecidas a las suyas”.

El libro que hoy reseñamos también recoge en sus páginas este viaje, en el poema “Una paloma en Santiago” Evtushenko cita a Coloane en Tierra del Fuego: “Este río se llama Rusfin, por alguna extraña razón, Un buscador de oro ruso que vino a Chile, Dios sabe cómo, se emborrachó, dicen, y la draga lo agarró de la manga con sus dientes y lo arrastró hacia adentro. Fue triturado junto con las rocas. Antes de morir gritó. ‘¡Rus fin!’, lo cual significa en muy mal español, el final del ruso…”.

Coloane recuerda que el 23 de diciembre de 1967 abordan un avión cuadrimotor DC6-B de Lan Chile rumbo a Punta Arenas, acá pasan la navidad y luego parten a Última Esperanza, de vuelta un recital en el Teatro Municipal de nuestra ciudad y luego a Tierra del Fuego, después emprenden viaje a Chiloé donde reciben el año nuevo 1968.

Nuestro amigo Luis Godoy González, nos refiere un episodio no escrito del periplo: Evtushenko encontrándose en Punta Arenas visitó la radio “La Voz del Sur”, ahí fue testigo de cómo el grupo magallánico “Los Rebeldes” se empeñaba en batir el récord mundial de ejecución musical ininterrumpida a la fecha, hazaña que logran el día 30 de diciembre de 1967. Godoy nos señala que esta historia se la escuchaba a su padre, el recordado profesor Luis Godoy Gómez, a quien se la habría contado el locutor Daniel Ruiz.

“Adiós bandera roja” es una selección de poesía y prosa escrita entre 1953 y 1996, gran parte de su contenido está vinculado a Chile, sólo “Una paloma en Santiago”, enteramente dedicado a nuestro país, ocupa 54 de las 276 páginas del libro. El resto es una buena muestra de la pluma de Evtushenko, punzante, agudo, su obra de temática social y contestataria, es una prolongación de su existencia marcada por la rebeldía y la rebelión contra la burocracia y el totalitarismo, entre otros oprobios. El poeta en su juventud concurría a un café, donde también asistía Mijaíl Gorbachov, quien en 1989 patrocina su candidatura a diputado, en la cual obtiene el 76% de los votos entre ocho postulantes. Durante esa misma juventud fue expulsado de la escuela, de la Liga Juvenil Comunista y más adelante de la Unión de Escritores, todo ello por escribir en contra de Stalin y levantarse en defensa de la libertad y de los intelectuales perseguidos por Nikita Kruschev. Aun así, esta especie de “niño terrible”, nunca fue perseguido abiertamente, ni sufrió restricciones extremas a su libertad de expresión, incluso algunos de sus detractores lo acusan de autocensurarse para no despertar las iras del Kremlin y mantener algunos privilegios. Más adelante escribiría: “ADIÓS bandera roja nuestra. Descendiste del techo del Kremlin/ no tan orgullosa/ ni tan diestramente/ como hace muchos años te izaste/ sobre el destrozado Reichstag,/ humeante como la última bocanada de Hitler”. Simpatizó abiertamente con América Latina y con la revolución cubana, relación esta última que se enfriaría con el tiempo.

También en su juventud, el poeta jugó fútbol en legendario Dynamo de Moscú, el equipo de la KGB, la siniestra policía secreta de la Unión Soviética, donde fue compañero de Lev Yashin (“La araña negra”), el mejor arquero de toda la historia y a quien le dedicó un poema, marca que bien podría haber ostentado Evtushenko de no haberse dedicado a la literatura.

Evtushenko nació en Siberia en 1933, poeta, novelista, profesor universitario, actor y guionista de cine. De temperamento histriónico se caracterizó por llevar la poesía a los espectáculos masivos, eran habituales sus recitales en estadios y vendió millones de libros.

Como epílogo al margen agregamos que el escritor ruso tiene su homenaje permanente en el afamado local “La Perla del Estrecho” de nuestra ciudad, su dueño Mario Navarro junto a uno de sus compinches, inventaron el “Evtushenko”, una temible mixtura de vodka y salsa de calafate, “…digno del ejército rojo o de un bravo chilote…”, reza la carta de tragos, o sea, Evtushenko y Coloane en un solo sorbo. 



 

 

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“Adiós, bandera roja: selección de poesía y prosa (1953-1996)” Yevgueni Yevtushenko
1ª ed. Fondo de Cultura Económica, 1997; México.
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