Proyecto Patrimonio - 2015 | index | Mahfud Massis | Federico Eisner | Autores |
Leyendas del Cristo Negro
Mahfud Massis, Quid Ediciones. 2002
Por Federico Eisner
Revista Santiago Cultura. N°8, Noviembre de 2003
.. .. .. .. .. .
A veces uno tiene la suerte de que llegue a las manos uno de esos libros extraños y exquisitos. Textos para los que el término "interesante" no es sólo precario, sino también mezquino. Por si fuera poco, tales páginas suelen proceder de un autor para uno desconocido, o sea, un ser que jamás hubiese existido para mí, a no ser por el accidente de abrir su obra, la cual no es sólo el regalo de sus palabras, sino de saberse acompañado por otra existencia.
Esta es la ocasión de descubrir a un chileno que no pudo y ya no podrá conocer este tren subterráneo, sobre el cual quizás usted esté viajando. Mahfud Massis nació en Iquique en 1916, de padre palestino y madre libanesa. Durante 46 años caminó junto a Lukó de Rohka, hija de Don Pablo. Muere en Caracas en 1990, tras 17 años lejos de su país.
En 1967 Massis escribe sus "Leyendas del Cristo Negro", libro cuya octava edición nos trae Quid Ediciones. Expuesto en una especie de versículo libre, nos remonta a nuestra tradición oral. Es breve, pero cada capítulo podría ser en sí mismo una nueva Biblia. Nos deja una sensación de evangelio apócrifo, de poeta iluminado y profético, que se salta temas de la fe y de la iglesia, para ahondar en su propio Jesús. Mejor dicho, usándolo como pretexto para describir la versión de su tiempo o el de siempre. Este poeta hace una reinterpretación no sólo bíblica, sino también política. Nos trae un Cristo terrenal y rebelde, más aún con su padre, un poco al estilo "Última Tentación", pero que reaparece en el siglo XX (lo cual no es explícito gracias a la maestría del autor) y decide no morir.
Así le habla a los adivinos: "¿Conocéis el pasado? ¿Cómo, pues, habréis de conocer lo que vendrá mañana?". Así habla a la multitud sobre su nueva venida: "...escrito está que el hombre sea un devorador del espíritu del hombre". También habla a los fornicadores que querían apedrear a la ramera: "...bebisteis del pozo, y ahora lo cegáis, hijos de puta". Habla sobre la búsqueda del camino: "...sólo el que sufre náuseas hallará la verdad". Habla con el anfitrión de la ciudad sobre los pecados contra los niños: "¡Un día extraño se acerca!, ¡He ahí que un niño semejante a un molino crece sobre la faz de la tierra!". Y planteando que Jesús fue condenado por anunciar a los ancianos el juicio que sus hijos les harían, dice "...el que no es capaz de ser hijo de sus hijos, sólo obstruirá el camino".
La invitación está hecha, quien se tiente a ser tentado, que busque a Massis.