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Estrategia afectiva de Marcelo Mellado
Por Juan Carlos Ramírez Figueroa
El Mercurio de Valparaíso. Domingo 16 de Noviembre de 2014
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Marcelo Mellado está enrabiado. En rigor está tranquilo, pero se altera al recordar un incidente tras el lanzamiento de un libro de un poeta amigo de San Antonio. La celebración fue boicoteada por una chica antisistémica que se puso a hablar mal del país, el neoliberalismo y del poeta. En ese orden. "No podís hacer eso, qué falta de educación", dice tomándose un café en la Estación Mapocho. Y uno se siente parte de uno de los cuentos de "Humillaciones" (Hueders) a punto de presentar. Una colección de relatos delirantes, al hueso y que funcionan como perfectos retratos del abandono -y corrupción- de provincia frente a un Santiago que la idealiza.
Dice que su modelo de provincia surge tras el choque de la soberbia santiaguina "que naturaliza su centralidad y balneariza la provincia", versus los provincianos, "yanaconas que reproducen patéticamente el orden dictado por sus jefes políticos capitalinos". Advierte que ambos rivales -eso sí- están cambiando de estrategias.
- ¿No idealizas a la provincia?
- A veces pienso que la estrategia de territorializar la escritura fue un error táctico mío. Pero ya no puedo dejar de dedicarme a ese negocio, que ya me parece muy aburrido. También me da lata volver a los temas universales o globales, que debieran ser los mismos para todo.
- Siempre pareces en estado de alerta. Como si escribiendo fueras un gato mostrando la guata, pero sin aceptar que alguien que no te gusta venga a tocártela.
- Quizás. Me dediqué a esto por venganza contra el modelo de sujeto que me tocó. Yo me hice o crecí en un contexto súper violento y fascista. Mucho más allá del sobre transitado tema de la dictadura, Chile es un país domésticamente facho.
- En estos relatos hay una búsqueda de ternura y afecto importante. ¿Por qué?
- En lo personal soy muy afectivo. Es algo impúdico que lo diga yo, pero me parece necesario. Creo ser tan sensible que mi escritura es una estrategia para estar siempre alerta ante la agresión de no ser querido y el horror al rechazo.
- ¿Y cuando te diste cuenta que tenías dedos para el piano en esto de la literatura?
- Cuando vivía en Chiloé. Trabajaba lechando vacas y apotrerando para alimentar ganado ovino y vacuno. Incluidos caballares. Un contexto de trabajo agrocultural, haciendo quesos y jamón ahumados. Todo ese testimonio agrícola lo hice pensando en un proyecto textual. Como que convertí en un hecho épico algo doméstico.
- ¿Y qué te pasa cuando una crítica opina mal de "Humillaciones"?
- Su ideología conservadora y reaccionaria determina su comentario libresco fiscalizador. Tiene un espíritu de comisaría cultural (...) Carece del ingrediente fundamental del crítico, el humor. Ella habla y escribe fatalmente en serio.
- ¿Es verdad que tus hermanas te ruegan que te vistas como escritor serio?
- Hace un tiempo tienden a vestirme. Reemplazan a la que siempre tendió a hacerlo, mi mamá. Siempre me han visto como precario vestimentariamente. Cuando las visito salgo con ropa de sobrinos y cuñados. Me interesa el diseño de vestuario, me encanta. Es lo más entretenido, pero debo reconocer que me cuesta tener eso que llaman "buen gusto".