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PENSAR EL NO-LUGAR:
‘FIN DESIERTO Y OTROS POEMAS’ DE MARIO MONTALBETTI

Por Natalí Aranda Andrades
Publicado en OcultaLit, 1 de abril de 2019


.. .. .. .. ..

Pensar es encaminarse hacia el pensamiento de lo uno que rigurosamente escapa al pensamiento
MAURICE BLANCHOT


Mario Montalbetti dice en una entrevista que el poema piensa. ¿Qué es lo que piensa el poema? Al abrir  Fin desierto y otros poemas  lo primero que leo es lo siguiente:  hay un sol partido en dos/ y una sombra espesa en la escisión. Pensé en el rayo, pero no como presencia, sino como dice Blanca Varela «el espacio lleno de un fulgor sin nombre». Pensar tal vez sea caminar esta herida sin pretender totalidad alguna. El poeta dice: y después de todo es a los rayos/ que han caído sobre estas piedras hace siglos/ a los que regresamos. Regresar, encaminarse a ese rayo que rigurosamente se nos escapa, pensar es ir hacia lo otro de la fijeza, ese otro modo de ser, ir al rayo es establecer un contacto con aquello que es irreductible y que se oculta en lo inamovible de la piedra, de las palabras con las que tratamos de aferrarnos al ser, creyendo en la presencia, en la sustancia, haciendo de todo una proyección de nosotros mismos para sentirnos seguros, excluyendo lo que se nos escapa, un tercero excluido de nuestra lógica bivalente basada en el principio de identidad. ¿Será el miedo a la muerte lo que nos oculta la experiencia del rayo que es también la experiencia del río, su logos y su fuego? La pensadora Simone Weil dice: «la aceptación de la muerte constituye la plenitud de la aceptación, la plenitud del desapego». El desapego es la forma de regresar a esa naturaleza que constantemente se va yendo y llegando a ser otra cosa, aceptar la muerte sin discursos de origen ni destino, aceptarla para finalmente volver a la vida, a eso que miramos tan lejos en nombre de las falsas identificaciones con las que intentamos escapar del horror al vacío. Nuestra cultura es ese horror, llenamos de ruido y de imágenes, de redes sociales y de espectros nuestro mundo para no sentir lo que realmente somos: naturaleza que se desagarra, cuerpos que son parte de un ciclo que jamás cierra.

Otro verso de Mario Montalbetti:  ofréceme una sombra que dure. La búsqueda por el demorarse de la sombra, habitarla en su fulgor, que no es detenerla, porque tiene duración, temporalidad, movimiento. La duración es parte fundamental de todo lo que es cercano a la vida, hablar de ella es lo contrario a un discurso que cierra e inmoviliza al ser, es respirar, cantar, escuchar la música de la sombra nos hace salir de las palabras gastadas que utilizamos cotidianamente, darles un nuevo asombro. La duración es cercana a un lugar donde todo es la intemperie (Montalbetti). ¿Es esa la sombra? Proyección de nada, es la sombra de una sombra que se abre sin objeto, pero este lugar no se alcanza por la voluntad de un sujeto, como lo expresa la palabra «ofréceme», es la gracia quien hace develar este fulgor. El poeta pide, pero no desde sí, ya que ninguna sombra puede venir de un sujeto que se cree dueño de su hablar, es desde su desaparición que se revela o se construye. Simone Weil nos dice que «Ya no sabemos recibir la gracia». ¿Cómo poder estar abiertos a ella? Desierto, sujeto perdido, ausente, desaparecido y a la deriva, palabra a la deriva, desierto a la deriva, son formas para acoger lo inacabado, a ese no-todo que es el poema, el pensar del poema. ¿Qué es lo que piensa? El no-lugar, porque no es para comprender que pensamos, sino para desaparecer. Mario Montalbetti dice:  no tenemos nombres no somos.  Es en esa ausencia de ser por la palabra que no nombra, es en esa desaparición donde se abre la sombra intermedia del rayo, nos convertimos en el no-lugar que acoge la experiencia poética, experiencia del no-poder, de la ausencia de una mismidad que reduce el encuentro a lo esperado, a lo posible.

La intención del poeta es hacerse desierto, como dice Montalbetti:  el desierto es mi pastor todo me falta.  Dejar de nombrar para que aparezca lo otro, lo que, al no tener un lugar de posibilidad dado por un sujeto, se mantiene siempre fuera, constantemente lejano, en sombra, lo conocemos por negación y por intuición. Mario Montalbetti me hace recordar la búsqueda de María Zambrano a través de su razón poética, un pensar que da voz a lo irreductible, lo que no es abarcado por el concepto, el poema es el lugar donde la vida es creatividad y no imposición. Cito a Zambrano: «Poesía y razón se completan y requieren una a otra. La poesía vendría a ser el pensamiento supremo para captar la realidad íntima de cada cosa, la realidad fluyente, movediza, la radical heterogeneidad del ser. Razón poética, de honda raíz de amor». El poema piensa de este modo, no especulativamente, piensa abriendo cauces, es el logos de Heráclito, un logos que es un escuchar lo íntimo, el secreto que se esconde en la sombra, en la piedra. Logos que rompe con lo absoluto al afirmar también su contrario, la armonía de los contrarios, es esa la raíz de amor de la que habla Zambrano. La razón poética no ejerce violencia sobre las cosas para comprenderlas, es esta también la raíz de amor de su naturaleza, no intenta anular lo heterogéneo en nombre de una falsa unidad conceptual. Esta raíz de amor es el lenguaje del no-poder. El sujeto desaparecido no ejerce ningún poder sobre la gracia, sobre lo que se ofrece. Hay un poema de Blanca Varela que habla de lo difícil de crear esta ausencia, el poema se llama «Siempre»:  No eres tú/ soy yo. Casa, árbol, dolor,/ ventana, pan, baile, temor./ Siempre yo. Siempre saliéndome al paso.  Darse cuenta de esta dificultad es también una forma de pensar el no-lugar en el poema. Esa impotencia de permanecer todavía es parte de un tipo de poesía y de un misticismo que busca la muerte del sujeto como forma de acoger lo irreductible. Cito a Montalbetti:


solamente en una canasta
de vientos
puedes llevar tu vida

el fuego de la hoguera
reconoce al carrizo
y huye de las matas

lo que adquiere forma
está condenado
a perderla.


La vida contenida en esta canasta de vientos, contención sutil, tenue, que apenas roza, contención como apertura y no cierre. Quien acepta la muerte y el cambio se acerca a esta naturaleza de la vida. La poeta Ximena Rivera se hace esta pregunta: ¿Qué es la vida?/ Algo que va y viene, le dijo la marea. Esta poesía que piensa el no-lugar es palabra que tiembla ante la vida, palabra que es temblor de la marea, del viento, del fuego. Presiento que esta es la búsqueda del libro que nos convoca, cada poema se encuentra abierto, sin puntos, ni comas, sin títulos que encierren un sentido.

La materia al adquirir forma se encuentra condenada a perderla, a transformarse continuamente en otra cosa, no apegarse a la forma es ver que todo se encuentra en relación, dejarme pensar en esta relación como una marea que va y viene, como un canto o murmullo. Observar que lo cotidiano posee la huella de la duración de todo. En mí habla la vida, pero para eso debo callar, no colocar visiones en el espacio en el que comienza a surgir. Y termino citando parte de un poema de Montalbetti:


ezequiel es un buen nombre pero debió ser desierto
y no profeta

buscando visiones como un turista tras un souvenir

ya que tenemos ojos
suponemos que hay algo que ver

pero no hay nada que ver

o lo que tenemos que ver no se ve con los ojos […]

 

 

 

 

* Texto leído en la presentación de Fin desierto y otros poemas de Mario Montalbetti (Komorebi Ediciones, 2018).
Librería Concreto Azul, Valparaíso, 12 de diciembre de 2018.

 

* * *

 

Algunos poemas

 

hay un desierto a la deriva
enterrado entre tormentas
hay un escorpión inteligente

tallado en cada muerte
y hay una muerte tras otra

entusiasmadas con la religión

aves frías te golpean la cabeza
y aprendes enseguida

hay un río dentro del río

fabricando fiebres delicadas
hay una puerta detrás de la puerta

y un bizcocho detrás del mundo

excavamos en los días de la tiza
vertebrado / invertebrado

escribimos para tapar los hoyos
y reparar las faltas

hay un ángel de barro acantonado en posición fetal
y al fondo un enemigo intolerante

hay un museo que contiene réplicas
de todo lo que has oído
hay un libro que repite todo lo que escribes
y otro que escribe todo lo que repites

hay un sol partido en dos
y una sombra espesa en la escisión

hay un perro perdido en el ojo de la horca

 

 

(cada línea es un río una calle un color imaginario
un número irracional en medio de una suma infrecuente
el rostro cambiante de una ventana un amanecer en tu boca
una lápida una lápida que no coagula...

porque cada línea contiene su propia ausencia
porque cada línea no importa

la escala termina con la forma
los ritmos y las texturas se desbandan sobre las dunas
la aridez se hace rama inquebrantable)

de todas las huellas / escoge la del desierto
de todos los sueños / el de las bestias
de todas las muertes / escoge la tuya propia
que será la más breve y ocurrirá en todas partes

los hombres

decimos nada sobre todo
buscando a aquél que lo dice todo sobre nada

 

 

sobre la mesa hay animales vivos y flores amarillas de montaña

muertes simples que se clavan en la tierra como estacas de plata
estampas de los santos gregorio santiago y benedicto

la luna vacía y el sol de invierno

los pies de aquellos que pisarán los granos esta noche
los tambores los cuernos en espiral y agonías que besan los cielos
el violín de madera balsa las cuerdas de metal

todo está sobre la mesa
sobre la mesa las hojas de coca y los nevados y los ríos de obsidiana

las piedras que se repartirán a medianoche y la medianoche entera
besando el corazón de un cóndor y la voz de una mujer
que irá de casa en casa buscando a sus familiares todo esto

todo esto está sobre la mesa

¿por qué lo hacen de esa manera? así lo hacen así lo hacemos

sobre la mesa las tormentas y los vientos y los lagos
de altura
la sed continua de las gargantas en las islas

el diario secreto de las amazonas
el manojo de rosarios cuyas cuentas no conocen todavía
el paso fugaz de las yemas hacia la redención

todo está sobre la mesa todo esto

así lo hacen así lo hacemos
cañas negras vibran entre sus labios
saliva espesa lame las caries negras

cerdos de patas negras con negras circuncisiones
merodean en silencio

todos lo saben todos los han visto
y están todos ciegos de ver tanta ausencia

se ha ido

 

 

puso al ave intoxicada
sobre el abismo y dijo
alcanza al ave de fondo
y resuelve el suspenso
de toda esta geometría

vuela en silencio
abriéndote al espacio
que no toma en cuenta
el espacio que ocupan
las cosas llamadas reales

el ave descendió tres
tormentas espirales
y encontró al ave
que laceraba su letargo
colgada de un rayo de porcelana

aquí hay alguien
que se ha ido y que ha dejado
esta succión imantada
y que piensa por nosotros
desde el fondo de un espejo

tomó al ave del cuello
y le volvió a decir
busca al ave de fondo
en la economía de las
constelaciones del terror

siente el abismo entre
tus brazos circula libre
entre turbulencias aprecia
las gravedades y medita
en aquello que te idea

 

 

sobre tu cuerpo que son los nimbos oscuros

debo dejar todo lo que poseo / los cantos
que canté para nadie ahora son tuyos

porque no puedes ser lo que eres / amor
porque no puedes sentir lo que sientes

sin la incomparable belleza de lo que no eres
de lo que no sientes

asómate al borde de tu corazón y observa
la inmunda danza de las neoplasias
festejando la debacle de las oraciones en ese lugar
la vida late como late la piedra golpeando la piedra

he aprendido en todo esto a no mirar
con desprecio al virus o al verano
porque también ellos de incomprensible manera
armonizan con todo lo que calla y así se expresa

 

 

el olor de los cadáveres
que es perfume de ángeles
ha obligado a cerrar el aeropuerto
ya no viene el que viene ya no es el que es

demasiado hedor y demasiado tarde
para jugar al sacramento

caen en sucesión uno tras otra
embellecidos por los tatuajes de kaposi
tras otra tras uno

raspando del aire oxígenos letales y derramando

de sus labios una emulsión de plata
que revela sus cuerpos contra oscuras cámaras
que los devuelven pálidos

sus ojos son los ojos de animales
que nunca vieron o que vieron permanentemente

la sustancia interior

tosen las encías sangran las náuseas
avientan sus bolas de arte

y el material genético se deshilvana
y la vigilia es la noche más larga

y la noche más larga llega a su fin
económicamente
con una cínica convulsión

 

 

este es el verso en el que la sangre se vuelve vino y el paraíso metrópoli

y la daga imaginaria se clava sobre pechos mojados
este es el verso en el que entro al pueblo

y pregunto por ella y por un bar llamado el patio
todos volteamos hacia el mismo lugar todos cometimos el mismo error

caminé por estos versos para olvidar tormentos y sentí un alivio pasajero al ver
jacarandás en flor

pero luego todo volvió de golpe y no pude sino escupir sobre estas calles

en este verso llueve como lloverá en el último otoño
por fin el actor no es el héroe por fin no hay nada que entender

en dos días llegarán al sur privado de sur

los caballos ya se esconden en las acequias afiebrados
en este verso no se puede seguir

este es el verso en el que no se puede seguir

 

 

hay una palabra a la deriva

enterrada entre tormentas
hay un ave intoxicada

durmiendo sobre el abismo
y hay un abismo tras otro

inmensamente invisibles

hay una cierta ciencia
que los viejos despliegan

mientras buscan la clave de sus visiones

hay cosas que se abren
para adentro

hay arlequines muertos

hay cosas que se abren
para afuera

con solamente tres golpes de piano
tres sorbos de té tres nueces

¿qué hay de nuevo?
afortunadamente nada

la palabra ha sido quebrantada
y la suma de todos sus fragmentos

es ahora destrucción

 

 

hay flores hay cavidades craneanas
mástiles parecidos a los camiones
exhumados en yungay palmeras de barro

hay veranos que caben en postales
hay dudas que nadie ha dudado
y hay pocas veces

todos te buscan todos te examinan
hay una escalera que te contiene
y termitas en todos los peldaños

 

 

y en todo este espacio abierto

los niños nacen sin cerebro

encierran sus cabezas en bolsas de plástico
y deambulan por el desierto

como astronautas atormentados
medio millón delicadamente

desolados por esta versatilidad
de la repetición

hallan

. . . . . . un muslo un fémur un párpado

y una sanguinaria homilía sobre esta visión
o que no hay ojo que vea
. . . . . . . . . . . . . . ... . propiamente

porque es aguja y agujero al mismo tiempo
el mismo nervio
. . . . . . . . . . . .óptico
y en todo este espacio abierto

los senos están secos y las tibias tibias

hallan

el gran decorado de fondo que sigue su viaje

más de lo mismo tras más de lo mismo
como una piedra encerrando el fósil de una piedra

todo este espacio y ningún lugar donde ponerlo

vacíos
los niños aspiran el ágil plomo de las tardes frías
y cargan de tumor sus tristes tálamos

sordos a las palmeras
bajo cuyas palmas se indigestan

y ciegos

 

 

 

 



 

 

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Pensar el No-lugar:
"Fin desierto y otros poemas" de Mario Montalbetti.
Por Natalí Aranda Andrades.
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