El poeta peruano se presenta este jueves en la Cátedra Abierta Roberto Bolaño de la UDP, donde hablará de César Vallejo y de la obra del arquitecto japonés Junya Ishigami. De los poetas locales, dice, se queda con el trío:
Juan Luis Martínez, Raúl Zurita y Diego Maquieira.
Sus versos siempre están cuestionando la realidad y el origen de la poesía. La obra del autor peruano Mario Montalbetti (1953) cruza historias propias, ajenas y el análisis desde su labor como lingüista. Luego de estudiar Literatura en la Universidad Católica del Perú, en los 70 Montalbetti viajó a Estados Unidos donde obtuvo un PhD en Lingüística por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
Autor de más de 15 libros de poemas y ensayos, uno de sus poemas se titula Objeto y fin del poema. Es un viaje de noche, en un avión, que quedará sin combustible. "Así terminan todos sus poemas,/ tratando de explicar con un lenguaje/ público un sentimiento privado", anota Montalbetti y sigue: "Su ambición es el lenguaje del piloto/ hablándole a los pasajeros/ en medio de una situación desesperada: (…) Todos los poemas terminan igual./ Pero ninguna palabra sobrevive".
Mario Montalbetti llegará a Santiago para participar este jueves en la Cátedra Abierta Roberto Bolaño de la UDP, donde dictará la conferencia La mesa de Ishigami y la idea del poema, presentado por la poeta Jimena Cruz. La cita es a las 11:30 h, en el estudio de TV de la Facultad de Comunicación y Letras, en Vergara 240.
Autor de la antología de poemas Huir no es mejor plan, publicada por el sello argentino Mansalva, en 2017, en Chile acaba de aparecer el volumen El pensamiento del poema por editorial Marginalia editado en conjunto con Ediciones Cinosargo.
Junto con Mirko Lauer y Abelardo Oquendo fundó en 1979 Hueso Húmero, revista cultural que sigue hasta hoy apareciendo en Perú. En ella han colaborado, entre otros, autores como Julio Ortega, Fernando Iwasaki, Alonso Cueto, María Negroni, Gustavo Faverón y Fernando Ampuero.
Acá, Mario Montalbetti habla de su poesía, de su conferencia del jueves y del Premio Nobel de Literatura.
—¿Cómo se definiría como poeta? —No tengo ninguna definición de mí mismo. Escribo poemas y escribo ensayos. Si eso me hace poeta y teórico, en realidad no depende de mí. Pero lo de "poeta teórico" me parece excesivo. Cuando me piden "ocupación" en los formularios escribo "lingüista" que es lo que más se acerca.
—¿Cómo ha sido su relación con la tradición de la poesía peruana y, particularmente, con obras de autores como Antonio Cisneros y Rodolfo Hinostroza? —Cisneros e Hinostroza me enseñaron a escribir. Son parte de la tradición, de una tradición que tal vez comienza con Vallejo y que pasa por Adán, Eielson, Varela y muchos más. Ser parte de esa tradición me ha resultado indispensable. Si quieres abrir una puerta lo primero que debes hacer es asegurarte de que los goznes estén en su sitio. Destruirla a patadas no te lleva a ningún sitio; más bien, te quedas en el que estás.
—¿Qué poetas o escritores de la literatura chilena le interesan? —Esa es una pregunta periodística que no puedo responder en términos periodísticos. Diré, sin embargo, que el trío de Juan Luis Martínez, Raúl Zurita y Diego Maquieira ha sido muy importante para mí. ¿Por qué? No por lo que dicen sino por lo que le hacen al lenguaje.
—Ha dicho que "la novela ha muerto". Da la sensación que la novela se renueva más que llega a su fin, se ve por ejemplo, en el trabajo de la última Premio Nobel, Olga Tokarczuk. ¿Qué opina al respecto? —Dos observaciones. Primero: ¿Has notado que cuando le dan el Nobel a un autor/autora más o menos "experimental", es decir, a alguien que como dices "renueva" la forma, se lo dan a europeos, Eliot, Beckett, Müller, Svetlana Aleksiévic y ahora… Tokarczuk, y que el tercer mundo sólo colabora por sus aportes más "étnicos, pintorescos, apasionados", Neruda, García Márquez, Walcott? Parecería que nosotros somos incapaces de mover el lenguaje hacia sus límites y que contribuimos a la literatura solo con gestos folklóricos.
—¿Y lo segundo? —Lo segundo es sobre lo que llamas la "renovación" de la forma yo lo veo más bien como un intento de la novela de asimilarse a las artes visuales y de ponerse al día con las exigencias del gran mercado. El poema no necesita ponerse al día. Siempre será lo mismo: una crítica del lenguaje, de sus límites y del poder. La diferencia entre Safo y Elvira Hernández es menor que la que hay entre Melville e Ishiguro.
—En Chile apareció su libro El pensamiento del poema. Me parece que lo central es su postulación sobre el poema como parte del pensamiento, no del lenguaje… —El poema es una forma de pensamiento (una idea de Alain Badiou) y es también parte del lenguaje. Pero es su parte más periférica, la parte menos comprometida con eso que ansiolíticamente llamamos la "comunicación" o el "significado".
—¿Por qué la conferencia que dará en la Cátedra Bolaño se llama La mesa de Ishigami y la idea del poema? —Junya Ishigami es un arquitecto japonés que construyó una mesa "imposible" en el 2006. En mi conferencia examino las propiedades y efectos de dicha mesa comparándola con un poema de Vallejo. En ambos asoma con claridad una crítica de lo que llamo la clausura semántica del lenguaje que es la imposición perversa de que sólo lo que tiene significado es parte del lenguaje.
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"El poema no necesita ponerse al día, siempre será una crítica del lenguaje"
Por Javier García
Publicado en LA TERCERA, 15 de octubre 2019