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“Una flecha en el aire y otros ensayos” de
Arturo Aldunate Phillips
Editorial Zig-Zag, 1966; Santiago, Chile. 1ª edición. 195 pgs.
Por Marino Muñoz Agüero
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La “Constante de Avogadro”: “seis-coma-cero-dos-por-diez-elevado-a-veintitrés” no se nos olvidó jamás, pero nunca logramos entender el concepto. Es sólo un ejemplo de lo que pudimos haber aprendido con entusiasmo, de no mediar el apego a añejas prácticas de trato y enseñanza, en especial en los denominados ramos “científicos”, por allá a fines de los años ’70 en los últimos cursos del liceo.
Pero la ciencia también tuvo su buena cara; lo supimos al encontrar en la biblioteca familiar el libro que hoy reseñamos. Lo sacamos por curiosidad, su autor siendo Ingeniero Civil, había obtenido en 1976 el Premio Nacional de Literatura, exactamente diez años después de haber publicado este texto. Ahora la matemática, la física o la química, se nos aparecían más amables.
En el ensayo que da título al libro, el autor nos cuenta acerca de la belleza y de las proporciones, nos lleva hasta los griegos y nos trae de vuelta con Luca Paccioli y Leonardo da Vinci para presentarnos la “divina proporción” o “número de oro”, que equivale a 1,618 y se designa con la letra griega φ “phi”. Esta proporción está presente en las formas de diversas obras de arte, algunas cuyos autores ni siquiera sabían de su expresión matemática, pero más aún, también la encontramos en la naturaleza, en algunas construcciones vegetales y animales.
A continuación, en el capítulo “Máquinas inteligentes”, Aldunate Phillips nos habla desde un punto de vista científico y filosófico de la “naciente ciencia de la cibernética” y de su amistad con Norbert Wiener, el creador de ella, para después adentrarnos en los conceptos de la Teoría de Sistemas: retroalimentación, 
entropía, homeostasis. Su libro nuevamente nos daría una mano; esta vez en los ramos de Teoría Administrativa en la Facultad de Ciencias Económicas. Luego de un recorrido por “la realidad y el tiempo”, “Dios y ciencia” o “la entropía y el tiempo”, el capítulo finaliza con “Cibernética y religión”.
Completan el libro las secciones “Nuevos inmortales”, “Albert Einstein, el hombre y el filósofo”, para terminar con “Una mirada a Chile”, donde se refiere a Ignacio Domeyko y Andrés Antonio Gorbea, ambos extranjeros y hombres de ciencias exactas que llegaron a Chile en 1838 y 1834 respectivamente. En la traída de Domeyko, estuvo involucrado el entonces intendente de Coquimbo, General José Santiago Aldunate, bisabuelo de Aldunate Phillips.
“Una flecha en el aire” es un excelente trabajo de divulgación que aborda temas complejos, pero que gracias al talento del autor, adquieren la necesaria simplicidad para acercarlos al lector común. Es en esta faceta donde el científico mejor despliega su veta de escritor y de poseedor de una cultura vasta y transversal; interdisciplinaria, para emplear un término en boga.
Este hombre de la ingeniería surcó también las aguas de la literatura, en 1921 publicó su primer poemario y en 1936 dictó una conferencia sobre Pablo Neruda, que posteriormente llevó al libro. Lo hizo cuando aún no se realizaban estudios sobre el futuro Premio Nobel, con quien mantuvo una larga amistad y fueron vecinos en Isla Negra: “Tuve el privilegio de mantener con el genial poeta durante 40 años, una estrecha, leal e inalterable amistad. Logramos discurrir siempre sobre los ámbitos que nos unían, y que eran muchos; nunca sobre aquellos que podrían habernos separado” (introducción a “Mi pequeña historia de Pablo Neruda”). Era tal la cercanía entre ellos que, para la celebración de los 60 años de vida de Neruda, el Partido Comunista formó una comisión en la cual incluyeron a Aldunate Phillips. Neruda previendo algún contratiempo, pidió a los organizadores excluirlo, ellos entendieron y el amigo (que en su juventud se declaraba socialista, pero no marxista leninista), al escuchar el episodio de boca del poeta agradeció el gesto.
Arturo Aldunate Phillips nació en Santiago de Chile en 1902, poeta, ensayista y docente. Ingeniero Civil en la Universidad de Chile, trabajó en cargos directivos en empresas de su especialidad. Practicó equitación y fue dirigente del fútbol. Publicó más de una veintena de textos, preferentemente ensayos de divulgación científica y algunos de economía. Entre sus obras relacionadas con literatura encontramos “Era una sirena”, “El nuevo arte poético y Pablo Neruda”, “Federico García Lorca a través de Margarita Xirgú”, “Matemática y poesía”, “Pablo Neruda: selección, compilación”, “Mi pequeña historia de Pablo Neruda” y “Algo del hablar literario de Chile”. Además, condujo programas de divulgación científica en televisión.
Perteneció a la Academia Chilena de la Lengua y a diversas sociedades científicas. Cófrade de “La Hermandad de la Costa”, ese grupo de “piratas” unidos más allá de toda frontera, emprendió su última travesía desde Santiago un oscuro día de 1985; demasiado pronto, no alcanzamos a preguntarle por la “Constante de Avogadro”.
