Jaime Laso Jarpa (1926-1969) ingresó al Ministerio de Relaciones Exteriores en 1958, en febrero de 1960, en el marco de la XVI Expedición Antártica fue enviado al continente blanco en representación de su cartera en el buque de la Armada Piloto Pardo. Una de sus misiones era dictar una charla sobre Política Antártica, que relevó por “Antártica como tema literario”, transformándose en pionero al abordar esta materia.
En su charla, el escritor concluía que habían sido autores chilenos quienes efectivamente crearon una “literatura antártica” sólida y coherente. En las últimas líneas de la conferencia, Laso se refiere a la inexistencia de libros que resaltaran la valentía del Piloto chileno Luis Pardo Villalón en el salvamento de la tripulación del inglés Ernest Shackleton (quien en su escrito “South” dedica escasas páginas al rescate de sus 22 compañeros y omite por completo la etapa más importante; la que corrió por cuenta Pardo, responsable del salvataje). Aprovechemos de puntualizar que el mérito último de la operación recae en el Gobierno Chileno que, a través de la Armada ordena y concreta el rescate; fue una decisión de estado.
“La valentía de Pardo lamentablemente, es casi desconocida en el extranjero. En Chile, sólo en estos últimos años se ha comenzado a reactualizarla. Por eso ha sido una loable iniciativa el haber bautizado a este buque con el nombre del arriesgado marino. Pero aún no es suficiente. Insisto en que si un escritor como Reyes o Coloane escriben una novela basada en estos hechos, discreta e indirectamente afianzaríamos más nuestros derechos antárticos ante el resto de las naciones" (Laso, "Antártica como tema literario" , Boletín Antártico Chileno, Vol. 12 Nº2, octubre 1993, pags. 40-43).
Laso estaba en lo cierto, hemos sido sobresaturados por años con expresiones como la “epopeya”, “aventura” o “hazaña” de Shackleton. El Capitán de Navío Alfonso M. Filippi Parada acota: “…resulta curioso comprobar que la contundente participación chilena haya sido sistemáticamente ignorada o, cuando más, minimizada a no más de un par de mezquinas líneas de equívoca redacción. Hace falta investigar la causa de esta actitud; determinar si es sólo el orgullo británico que se resiste a aceptar que los discípulos chilenos de la Royal Navy, en esta especial circunstancia, hayan podido más que su maestra, o tan sólo un tratamiento que empieza a hacerse habitual de parte del león británico hacia sus eventuales amigos” (Filippi, Revista de Marina, Año CXVI, vol. 117, nº 858 sept. – oct. 2000).
Pero Laso va más allá al señalar que, gracias a la escritura de una novela sobre el tema “…discreta e indirectamente afianzaríamos más nuestros derechos antárticos ante el resto de las naciones”. La frase Es una verdadera proclama geopolítica, había que “clavar la bandera en el hielo” a través de la literatura. Y esto lo señaló en la Antártica a bordo del buque “Piloto Pardo” en febrero de 1960, sólo dos meses después de la firma del Tratado Antártico (1 de diciembre de 1959) y 10 meses antes de su entrada en vigencia (23 de junio de 1961); momentos candentes a nivel mundial no sólo por el tema antártico (guerra fría, muro de Berlín, carrera espacial, crisis de los misiles, etc.).
Pensamos que Laso fue un adelantado y estudioso en esta materia. Creemos (es una suposición) que pudo haber dedicado gran parte de su tiempo a ello a partir de 1960. Entre las interrogantes que se nos abren: ¿habrá tenido alguna participación en la formación del Instituto Antártico Chileno?.
Años después (1964 – 1965) como parte de sus obligaciones funcionarias, redactó un trabajo de investigación que tituló “Las 22 vidas de Shackleton” (¿casualidad?) en el cual relevaba el rol del Piloto Pardo y del mismo Shackleton, precedido de una interesante introducción histórica. A partir de la información aportada por el diplomático Mario Barros, podemos deducir que no es el texto que Laso hubiera esperado: es una investigación que aporta valiosa información sobre muchos aspectos de la antártica, más allá del acontecimiento en particular. (Barros, “Un recuerdo”, en Berguño, Jorge, “Las 22 vidas de Shackleton”, 2ªed. 2010).
Este trabajo sirvió de base para el libro homónimo publicado por Jorge Berguño que acabamos de citar y que ya lleva dos ediciones (1985 y 2010) en el cual este diplomático chileno aborda y profundiza el tema tratado por Laso. Cuanto hay de diferencia entre ambos trabajos lo desconocemos pues, el libro de Berguño no reproduce la investigación de Laso. De haber sido técnicamente posible, habría sido bueno tener acceso a ella aun en estado de borrador (“en forma de notas y capítulos” como señala Barros).
En la segunda página del libro (2ª ed.) se puede apreciar en letra mediana: “A la memoria de Jaime Laso y Mario Barros”. En tanto, en la tercera página en letra chica: “Sobre un tema de Jaime Laso”. Luego del índice, la sección introductoria “Un recuerdo” a cargo de Mario Barros resalta figura del escritor y, a continuación, la conferencia de Laso en la Antártica. En la parte final del libro, Berguño agradece a Jaime Laso el trabajo previo.
Salvo lo escrito por Mario Barros, pensamos que Jaime Laso merecía un lugar más destacado en la publicación, quizá su nombre en la cubierta o una acabada reseña biográfica, algo a la altura de su gran contribución, lo estimamos necesario como una forma de hacer justicia a su dedicación al tema antártico. Lamentablemente, esta falencia se ha transmitido a muchos de quienes han comentado el libro, por ejemplo, el historiador magallánico Mateo Martinic, que alaba la obra, califica a Shackleton de héroe antártico y no menciona en una sola línea de su comentario a Jaime Laso. (Magallania, Chile, 2012. Vol. 40-2: pgs. 267 y 268).
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El escritor Jaime Laso y “Las 22 vidas de Shackleton”
Por Marino Muñoz Agüero