"Silabario, Mancha", Poesía de Marcela Parra
Silabario para maestros
L. R.
El Mercurio de Valparaíso, Domingo 3 de agosto de 2008
"La cura consiste en dejarlos clínicamente muertos durante algunos segundos, sólo durante ese breve lapso de tiempo, experimentan sensación de alivio", escribe el actor Joe Love, quien ama a su mujer y sabe como 
consolarla, y piensa que el cine dogma es una copia barata del porno en el poema "We" de Marcela Parra, con el que cierra su libro "Silabario, Mancha".
Poema líquido, viscoso, de una "Lengua como blandura", en donde la pérdida de la inocencia ocurre en un accidente automovilístico, donde un pequeño huemul averiado nerviosamente se conspira con la pérdida del amor de algún joven con nombre de mamífero, al cual se le propone: "si no me amas por lo menos hagamos una porno", emprendiendo un viaje investigativo de dedos arrebatados y bocas que manchan recuerdos de cosas que seguramente nunca ocurrieron, como aquellos poemas cuya belleza les impidió la negociación y la articulación de las palabras.
La proposición de nuestra poetisa la conduce a una travesía en casa rodante por un conocido cine porteño, cuyos carteles según le confesara un amigo tienen olor a semen, aquellos "que se dan de baja en el Cine Condell / toman un color índigo y tal como esos niños / con malas notas en la escuela, deben tornarse cristal algún día". La conversión en cristal adoptaría la figura de Joe Love como el novio supuesto en estos versos cinéfilos, cuyas divagaciones acerca de la industria pornográfica constituyen un discurso de quien "No dirige películas. Intuye en sí mismo / la tentación de componer, / lo que arruinaría -según su opinión- / la especificidad del género cinematográfico", convirtiéndose él mismo en el narrador del poema ("Hardcore Crush"), y que le da al relato la sombra documental de la letra, proposición de la autora a realizar una película de amor repetitiva y exploratoria, en la "que tenga que amarrarte una camarita / para que puedas verme por dentro".
Cine de una rotativa amorosa, y si el amor fuera ese hurgar en concavidades vacías, que incitan a una búsqueda por la ausencia que constituye la aventura imaginaria de habitar galerías y túneles, al igual que la carretera como metáfora de una película estilo road movie.
