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Los escombros de un poeta lascivo
(Privacidad y Exhibicionismo en Cero Glamour)
Ensayo
Markos Quisbert “Cero Glamour”.
La liga de la justicia Ediciones, 2011, 63 págs.
Por Josmar Conde
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“He llegado a un convencimiento: creo que todos los planteamientos sobre la sexualidad son equivocados. La homosexualidad no existe, es una proyección de la mente reaccionaria, y lo mismo la heterosexualidad. Yo creo que lo sexual pertenece totalmente a la vida vegetativa, ésta a la misma altura de la necesidad de nutrición o de dormir”.
M. Puig
De Cero Glamour puedo decir que en un principio me interesó más la calidad estética de sus textos que su contenido, en especial el segmento “versos de adultez”. Algunos de los textos ya habían aparecido en su breve adelanto “Atavíos” (Edit. Moda y Pueblo, 2009) el cual vendría siendo un intento por encontrar un estilo. Tal intento, como le ocurre a todo novel poeta, resulta ambivalente. Sin embargo con esta reciente publicación, según el estilo, los contenidos y la estructura para su exposición indican que el autor ya tiene algo más claro que decir. Al finalizar la lectura dejé el libro por lo menos dos semanas, no le di tantas vueltas a las interpretaciones que saqué en el momento. A pesar de tal distanciamiento tenía cierta inquietud por volver a leerlo y poner más atención en las temáticas expuestas, las que luego, una vez vuelto a leer el libro, encontré muy vinculadas a la privacidad y el exhibicionismo (1). Así, me permití meterme más en la reinterpretación que le podía dar más adelante con una nueva lectura, quizá, un poco más reflexiva y comprobar si con tales temas se podía ir más allá de lo que el autor expone, aparentemente, de manera muy sencilla y directa.
Desde las primeras páginas Cero Glamour se presenta como un libro, en cierta manera, provocador aunque su intención no se limita simplemente a eso ya que además del dominio de los contenidos hay virtuosismo en el tratamiento estético de éstos y cada hecho descrito en los textos resulta verosímil. Esto se observa, principalmente, en que cada uno de los poemas son retratos de personajes, texturas y olores insertos en hechos que podrían ser interpretados como raros y de los cuales, además, se pueden sacar muchas ideas a examen. El tratamiento de la temática social a través del retrato de escenas poéticas es interesante, pero en Cero Glamour el hablante va más allá del realismo; más bien tiende a relacionarse de muy cerca con cada uno de los hechos íntimos que se cuentan. Eso podría considerarse como ficción, pero en los textos parece muy natural, muy vivencial, muy realista y porque no decir visceral.
Los contenidos no sólo se enmarcan en hechos comunes de personas marginales, homosexuales, jóvenes y ancianos. Más bien se consigue penetrar la realidad que día a día se expone en la televisión, en la calle o en una revista para mostrarnos con sarcasmo lo que se oculta bajo lo superficialmente normal. Con esto quiero decir que hay un tratamiento de lo íntimo, de aquello que ocurre en la soledad de la persona sin reconocimiento, ni mucha vida social pero que sorprende por la excentricidad de su lado B.
Así, los textos, en general, nos hablan sobre el comportamiento y aficiones de un hombre, una mujer, un andrógino insatisfecho con su realidad y que buscan algo más que no es permitido o es mal visto de llevar a cabo en su diario vivir. Estos personajes se presentan como sujetos muy metidos en su mundo individual y aunque eso se perciba como algo muy poco interesante, y hasta básico, realmente nos sorprenderíamos con la complejidad y cantidad de hechos que ocurren en eso que muy pocas veces se sabe de la privacidad de cada uno. Podría decir, además, que los personajes en cada texto son retratados con transparencia, es decir están desnudos en su pensar y se muestran tal y cómo son, con sus rarezas, con sus caprichos y humanidad al verse en situaciones que bien podrían ocurrirle a cualquiera.
Poco se sabe sobre cómo es verdaderamente una persona en momentos en que ésta no tiene a nadie viéndolo. Ese comportamiento es el más natural y al mismo tiempo el más honesto al alejarse, por un instante, de los prejuicios que comúnmente lo aquejan y eso es precisamente lo más satisfactorio en el poemario, lograr el retrato interior de la variedad de personajes presentados. Posiblemente, con los años, eso sea lo más destacable del libro, la capacidad de exhibir sin pudor alguno la naturaleza de los hombres en su estado más privado y sin compromisos de conducta como se demuestra en el fragmento de Al soldado desconocido:
“Nada como coleccionar fotos de gente linda, en poses
llenos de inocencia aunque sean/ obesos vestidos de
colegialas o luciendo coquetos baby doll.
Nada como ser un don nadie que es feliz con la obra
maestra de su vida privada.
Nada como pajearse con la ayuda de manos ajenas
acostado sobre una tabla de planchar.” (2)
Con estos versos, al igual que otros tantos, la propuesta no se detiene sino que tiende a involucrar más al lector. El hablante no se detiene sólo en la descripción de escenas muy actuales y explícitas de adultos y jóvenes dispuestos a tener un intenso momento para hacer lo que en la realidad común es mal visto. Es por esta razón que la mayoría de los poemas son un intento, satisfactorio, por dar a conocer eso que es considerado como prohibido. En más de un texto se puede notar la sutileza con que el autor hace de la descripción sexual una reflexión que bien podría hacer cuestionar lo que significa verdaderamente estar en un dormitorio, sin molestias, ni preocupaciones de cualquier tipo para llevar a cabo lo que realmente se desea hacer. También se podría decir que Cero Glamour es un muestrario de acontecimientos irreverentes y capaces de meternos en la intimidad de alguien y al mismo tiempo nos invita a vivir y entender que esos momentos de privacidad son mucho más reales que la ficción cotidiana del trabajo, el estudio o como cuando se usa una personalidad determinada, lo cual es natural y propio de los hombres, para comunicarse y poder convivir diariamente con los otros. Además, la forma en cómo se describe cada situación va muy bien acompañada de la musicalidad según cada palabra empleada y cada mixtura de imágenes de verso en verso para hacer de este conjunto de poemas un arte comprometido pero, a mi modo de ver, no con las causas sociales de su tiempo sino con la sensibilidad y aficiones del ser humano. Algo así se puede interpretar en el fragmento de Aloha From Hawai.
“Un tiempo para recrear las manos con todo lo que se nos
cruce primero/
en calles hijas de orín y marihuana; mientras releo esto la
imagen de Elvis Presley /
en Hawaii se me cruza en la mía propia, era tan versátil al
pasar de un estilo a otro /
con fans chicas de gafas que coreaban sus canciones, las
que ahora yo coreo /
de ese primer concierto transmitido en el mundo vía
satélite en 1973. / ” (3)
Una similar interpretación sobre el mundo personal del hablante se puede percibir también en ¡Señor no los bote mire que me sirve… no lo bote!
“… Fotos de poetas pegadas en la pared
latas de cervezas llenas de orina
acumuladas entre unas cajas
libros y fotocopias anilladas
en un escritorio que también sirve
para comer y tomar:
un PC infectado de pornografía.” (4)
Además de la privacidad como un momento de sinceridad también se puede encontrar ese interés por el exhibicionismo que permite el uso de la webcam o de las plataformas de internet que facilitan la comunicación entre dos o más personas desde cualquier parte, sobre todo desde un lugar tan íntimo como el dormitorio. Algunos poemas muestran ejemplos de lo que ocurre cuando la persona frente a la pantalla y con el estimulo de conocer a un(a) desconocido(a) también puede demostrar sus intenciones para no quedarse atado a un simple saludo o a una simple conversación sobre un tema de actualidad porque el interés por ese otro(a), en realidad, es mayor y se trata en lo posible de llevarlo a un plano sexual en el cual ambos o más puedan comunicarse con los ruidos, los gestos, las confesiones y la exhibición de los cuerpos. Y a pesar de lo incomodo que puede resultar hablar de tal interés, como otra extravagancia más, en realidad es un tema tratado con el mismo cuidado de cuando se habla de las satisfacciones en privado. La diferencia está en que ahora hay alguien que mira o acompaña al hablante y éste no sólo se queda en su cama o frente al computador sino que también sale de su dormitorio para llevar a cabo el acto que desea con ese otro(a):
“Uno conoce el cariño en brazos musculosos y bronceados de vez en cuando,
sean de hombre o de mujer, o ambos EN UNO
Uno se refriega a menudo con otro cuerpo bajo un poste de alumbrado,
su luz ilumina el sexo que se deja entrever de las cremalleras semi-abiertas,
su luz remarca el sexo que apunta al cielo o al infierno,
es común, uno conoce a un muchacho/cha con gorra de béisbol en una plaza
uno como yo por ejemplo que había advertido hace horas su presencia
entre los árboles meados…” (5)
Así, el tratamiento de ambas temáticas, privacidad y exhibicionismo, se resumen en el último texto “Ayahuasca, esta mierda latino indigenista”. El hablante no sólo se queda en la vivencia de un momento íntimo, tampoco es suficiente la experiencia fuera de casa con un desconocido(a). Ese alguien reflexiona de todo lo que vive tanto afuera como en su propio dormitorio o mundo interior. Entonces cabe preguntarse qué lugar le falta por conocer. Al parecer tal inquietud gira sólo en su cabeza y, posiblemente, concibe que el entorno físico ya no importe, es decir, eso que es el contexto situacional desparece. Así, en este texto el monólogo del hablante hace su confesión a ciertos gustos, ciertos hechos y a ciertas limitaciones permitiendo así penetrar y comprender mucho más su individualidad.
“La niña de las tetas más grande del mundo es entrevistada en todos los canales de TV abierta. Nos sentimos mal por no ser sus amigos u amantes, nos enrostran sus enormes senos a la cara para hacernos notar que somos unos perdedores por no hacer nada en obtener semejantes atributos al alcance de nuestro falo pequeño”. (6)
Que se haga hincapié en la visión de mundo del hablante y los personajes presentados no quiere decir que sea simplemente un libro sórdido y repleto de fetiches e intereses hedonistas, es más que eso ya que no sólo son fotografías de situaciones, más bien se tiende a hacer de la privacidad y el exhibicionismo una introspección en la naturaleza del ser humano, en su comportamiento, deseos y búsquedas. De hecho no hay un juicio moral sobre esto, sino una mirada neutral, razonable y, porque no decir también, humana.
* * *
Notas
[1] La privacidad según la RAE tiene que ver con ámbito de la vida que se tiene derecho a proteger de cualquier intromisión. Mientras que el exhibicionismo se vincula a la conducta o perversión de mostrar los órganos sexuales a otras personas.
[2] pp. 46.
[3] pp. 44.
[4] pp. 50
[5] pp. 42.
[6] pp. 61.
Bibliografía
- Quisbert Markos. Atavíos. Editorial Moda y Pueblo. Santiago, 2009.
- Quisbert Markos. Cero Glamour. Editorial La liga de la justicia. Arica, 2011
*Josmar Conde (1987) es licenciado en Lenguaje y Comunicación por la Universidad de Tarapacá – Arica.