PreAmbulos:
Bordeando los veinte años, Mauricio
Redolés (1953) fue detenido, en Valparaíso, lugar
donde realizaba sus estudios de Derecho.
Fue allí, en prisión donde comenzó a escribir
poesía, con posterioridad, continuó haciéndolo
en su exilio en Inglaterra, que se prolongó entre
1975 y 1985.
Por ahí por el año 1980 fue publicado
por la revista Araucaria, que aparecía en Madrid,
pero cuyo consejo de redacción sesionaba
en París, como Araucaria circulaba en distintos
países donde había grupos de chilenos exiliados,
el trabajo escrito de Redolés comenzó a conocerse.
Hacia esa misma época, Redolés participó
en algunas de las Escuelas de Verano de
Rotterdam, organizada por el Instituto para el
nuevo Chile, dirigido, entonces, por Jorge Arrate.
Además de los cursos, las charlas, los seminarios,
la Escuela servía de punto de reunión y de
acogida de múltiples actividades: entre ellas, las
lecturas de poesía y los recitales adquirieron
especial relieve. En ellos participó Mauricio
Redolés evidenciando una capacidad histriónica
que inmediatamente se hizo notar y que le
imprimió una diferencia respecto a los otros
poetas que se limitaban a leer sus textos. Por el
contrario Redolés los cantaba, los actuaba,
impostaba la voz, hacía reír.
Recuerdo que, entonces, mi duda respecto
a sus "actuaciones" fue hasta que punto la
carcajada podía hacer olvidar el poema o el
verso, y si no existía el riesgo del facilismo porque
el objetivo era conseguir la buena acogida
del público presente. De lo que no hubo duda
fue que Redolés "se robaba la película" y, para
desmentirme, muy pronto, la audiencia solicitaba
poemas por sus nombres e, incluso memorizaba
imágenes o fragmentos de ellos...
En agosto de 1982 en Inglaterra apareció
una suerte de antología de los textos de Redolés,
impresa a mimeógrafo, poemas urgentes, que
anunciaba que, en breve, se publicaría "Notas para
una contribución a un estudio materialista sobre
los hermosos y horripilantes destellos de la
(cabrona) tensa calma", que fue editado en
Budapest, en junio de 1983. Antes, varios de sus
poemas integraron mi antología, "Entre la lluvia y
el arcoiris"(1), que recopilaba obra de dieciséis
poetas jóvenes- muchos de ellos inéditos en libro,
hasta ese momento -, y reunía autores que estaban
produciendo en Chile con otros, exiliados.
Me ha interesado iniciar con estos comienzos
porque pienso que el quehacer actual
de Mauricio Redolés tiene una profunda relación
con su trabajo anterior ; por su humor, ternura,
desparpajo, el modo de usar el lenguaje,
etc., etc.
La Vuelta A Chile:
Desde 1985, Redolés vive en chile, -en
1987-dio a conocer su libro, Tangos(2). Quizá
por la dimensión del volumen cuyo tamaño lo
hace difícil de (h)ojear, y vuelve más complicado
todavía ordenarlo en un estante o, más probablemente,
por el deseo de acceder a un público
mayor que el únicamente lector, Redolés
fue optando por la música, sin dejar de escribir
poesía. Primero estuvo investigando sobre rock,
y aplicando sus conocimientos de sociología que
había adquirido en sus estudios londinenses,
pero no se quedó en la teoría y continuó aproximándose
al rock y otras melodías, acercándolas
a sus textos; sin embargo no se trataba sólo
de "ponerles música" sino que iba generando
una integración, una fusión, que dio como resultados
poemas que fueron escritos para ser
dichos, para ser oídos, para ser cantados o recitados
en voz alta. Y Redolés comenzó a cantar
sin una gran voz, es cierto, como casi todos los
rockeros nacionales..., claro que eso no importaba
pues el objetivo era más bien difundir,
dar a conocer, enanchar una mirada y, sobre
todo, lograr que la poesía llegara a otros públicos
y que éstos se relacionaran con ella, con
menos temores y distancias... fue así como
Redolés y su grupo comenzaron a recorrer distintos
tipos de locales; universitarios, pubs, etc.,
Fue así como, pronto, editó, dos cassettes con
poemas y canciones hasta que en 1996 apareció
la tercera, ¿Quién mató a Gaete?(3) que
enfocare más adelante.
Magia, Juego Y Desmitificación:
Elementos varios integran y componen
este cassettes que, por esta heterogeneidad de
materiales -canciones, poemas de Redolés y de
otros autores, diálogos etc.- podría considerarse
un collage, tal como buena parte de cada
uno de éstos que van "construyéndose", muchas
veces, por asociaciones, por fragmentos de orígenes
diversos, por la emisión de otras voces...
Esto nos predispone al cambio, a la sorpresa, a
no saber que viene porque -a diferencia de autores
como Marcela Serrano- Redolés juega y
conoce bien el procedimiento poético que consiste
en quebrar certezas, romper con las semejanzas,
porque el acostumbramiento sólo lleva
a la rutina que es opuesta a la poesía.
Para el poeta-cantante / cantante-poeta
se trata de subvertir el orden para exigir disposición
a la novedad mediante visiones menos cansadas
y contaminadas y, por esta razón, la
irreverencia se expande y la parodia no "afecta"
sólo ciertos asuntos sino, también, las formas,
los lenguajes, las situaciones, etc.
Los trastocamientos mayores se encuentran
en esa locura que es "¿Quién mató a Gaete
?", el tema que le da nombre al conjunto y que,
muy acertadamente, ocupa el último lugar pues
su fuerza, ingenio y perspicacia habrían podido
desequilibrar el conjunto, de haber sido ubicado
antes... En realidad, la preferencia de su
ubicación resulta muy oportuna tanto por la
extensión de las delirantes suposiciones y réplicas
a esa suerte de interrogatorio, condensado
en la pregunta inicial, como por ser la síntesis
de casi todos los procedimientos utilizados en
los otros materiales del cassette, además de su
humor, ironía y desacato por todo discurso e
institución oficial. "¿Quien mató a Gaete?" es una
feroz crítica al presente, una crítica que, a veces,
se logra con un mínimo desplazamiento
que, de inmediato, crea la ambigüedad y cambia
los sentidos, como cuando se dice: "Murió
Gaete en un campo de con-cer-ta-ción /o fue la
con-cen-tra-ción de partidos". Este tema puede
considerarse un panorama de Chile de la transición,
de la post-dictadura, que da a conocer
sus limitaciones y debilidades, sus modismos
lingüísticos, algunos de sus personajes e instituciones.
A través de asociaciones insólitas que
buscan, en muchas ocasiones, engarzar una rima
que provoca la risa a causa del nuevo sentido
que crea, se pretende desmitificar y hacer que
el escucha se enfrente con una realidad que tampoco
es tan ordenada ni coherente. Esa
desmitificación pasa, por ejemplo, por revelar
y hacer ver las múltiples frases-hechas que están
a nuestra disposición y que utilizamos sin
ningún cuidado ni conciencia. Sin darnos cuenta
que al hacerlo nos plegamos al sin sentido, al
simulacro de comunicación, a la incapacidad
de relacionarnos y comprendernos. La política,
a través de su lenguaje, sus consignas, ciertas
melodías etc. ; es uno de los asuntos más
fustigado. Como correa transmisora, ella podría
llevarnos al "No tengo", una extraordinaria parodia
del discurso político público; se trata de
una alocución-emitida por Redolés, al estilo de
un dirigente que estaría en un acto masivo donde
se escuchan ecos y ovaciones. Lo que éste
dice es totalmente absurdo y tan vacío como
infinitos parlamentos de personalidades de todos
los ámbitos y que se expresan, sea en los
medios de comunicación, sea en el Congreso,
etc. dice así: "No tengo, pero si tuviera, para no convidarles,
les diría que no tengo, pero en realidad
no tengo. Si tuviera, les diría que no tengo,
porque si les digo que tengo, pero que no quiero
convidarles, ustedes van a pensar, y con justificada
razón -ética o moral-, que yo soy egoísta,
pero como yo no quiero parecer egoísta porque
no creo serlo, a pesar de no querer convidarles,
entonces les diría que no tengo, pero en
realidad no tengo."
Oyendo este discurso -y no sólo con él,
es cierto, pienso en algunos textos de Nicanor
Parra y la anti-poesía; y remontándome más,
pienso en el surrealismo. De todos modos, lo
que hace Redolés -en este caso- es extremar el
absurdo y llevarlo a un grado inusitado, algo así
como lo que realizaba Raúl Ruiz con algunas
imágenes visuales o con algunas conversaciones,
en "Palomita blanca".
Es fundamental esta preocupación de
Redolés por el lenguaje pues al tomarlo como
objeto, lo que pone en evidencia, lo vuelve loco,
opaco y lo vemos, y percibimos de qué modo
lo usamos y si nos comunica o incomunica.
Porque una de sus obsesiones -que los contenidos
de este cassette reiteran una y otra vez- es
la incomunicación; la amorosa, en especial; "De lisias
con yugales" y "Soy yo" son ejemplos
paradigmáticos, de la dificultad para entenderse
y respetarse. Fuera de estas dos conversaciones
hay también, una "canción": "chica poco
comunicativa" donde la "puesta en escena" -que es casi
un parlamento teatral- la hace muy
eficaz y graciosa (por lo aguda y por cómica).
No creo una casualidad el gusto por "reproducir"
-quizá sea más apropiado decir, "representar" o fingir-
conversaciones telefónicas, ya que apuntan, me parece,
en el sentido de la incomunicación
por la imposibilidad que acogen de
relacionarse directamente sin mediaciones
técnicas. (A propósito, dos notas lingüísticas;
¡ojo! con la explosión de las palabras en el titulo,
"De lisias con yugales" -en lugar de "delicias
conyugales"-, que juega con la semejanza
fonética, pero sólo para quienes lo leen ya que
ambas formas se oyen exactamente iguales. Es
verdad que las palabras que Redolés "produce", no son las
más habituales, pero resulta ser
labor de quién lee descubrirlas: una conjugación
del verbo lisiar, además de una cercanía con
liso, posiblemente; y para "yugal", palabra que,
al parecer, no existe la ligazón con yugo resulta
obvia, especialmente si se considera el diálogo
que ella nomina. Recuérdese que, incluso, existe
la expresión "yugo del matrimonio".
Quiero llamar nuevamente, la atención
respecto a esta suerte de transcripción fonética
pues no me parece que haya aquí inadvertencia
de parte del autor. Creo, más bien, que este
no quiere olvidar, ni quiere que el publico se
desentienda, que su actividad de productor de
textos se realiza con signos -notas musicales y
palabras, en este caso- y que, por lo general,
pasa por la escritura).
Porque Redolés tiene el talento de hacer
un "acontecimiento" de nada o de casi nada.
Porque él "trabaja" con la cotidianeidad más
frecuente y cercana, y no la magnifica sino que
la muestra tal cual es (algo deformada, a veces,
para hacerla más visible), obligándonos a enfrentarla
y reconocerla. ¿Qué más habitual, por
ejemplo, que una llave del agua no funcione?
no obstante, en "Así habló Lorena", el modo
grandioso como se reclama para que sea reparada
resulta totalmente desproporcionado y parece
transformarse en una burla de la burocracia
y, tal vez, a un cierto modo de entender la
modernidad que supone que todo está controlado
y dominado por una eficiencia casi sobre
humana. Por que al cliente -que es la voz del
propio Redolés hablando por teléfono- le basta
decir la complicada clave del aparato descompuesto
para que, después de mínimas averiguaciones,
la empleada sepa de qué se trata, lo que en realidad
significaría un control terrorífico de
lo habitantes y sus residencias...
La mezcla de distintas melodías o el acomodo
de otras -el "blues acuecado"- rompe con
la noción de estructuras fijas e inmutables. Por
el contrario, existe, aquí una opción por la pluralidad,
la integración, el devenir, el cambio,
que se percibe, asimismo, en el modo de relacionarse
con el lenguaje.
Redolés es un gran observador y tiene la
competencia para detectar la fisura,
la mínima grieta que evidencia que el sistema
no es tan perfecto, y su crítica la trasmite en
imágenes, con una agudeza que puede llegar
hasta el chiste, pero, asimismo, con cierta dosis
de escepticismo.
Pero, ¿por qué me ha interesado abordar
el trabajo de Mauricio Redolés?, producido, en parte,
en esta época de transición, creo que su producción
toma como punto de partida mucho
de lo que sucede en el Chile actual, que despliega
y expone ante auditores que ya no pueden
negarse a oír ni saber; Redolés se apropia
de la memoria y la "moldea", y la hace presente,
y la respeta y la altera, con fantasía, imaginación
y no pocos trazos de ficción. Me atrae,
entonces, la opción por la oralidad que ha hecho
este poeta cantante, si se piensa, sobre todo,
en la crisis de lectores y en las dificultades que
implica la lectura. Lo que él ha hecho, finalmente,
ha sido aprovechar su aptitud escénica
para "hacerle el juego" al mercado -al mercado
editorial, me refiero... (el discográfico quedará
pendiente)- y a su negativa de publicar
poesía; él se burla de todas las sospechas que
rodean a la lírica y utiliza y/o inventa otros canales
de difusión, que le acomodan más.
Siento, además que colaboran a los méritos
de este quehacer, algunas fuertes inversiones;
porque Redolés se apropia de la preferencia
hacia y por el espectáculo que hoy
(pre)domina y es utilizada para suprimir la polémica
y el debate, para despistar y enfatizar la
distracción y lo más efímero, y él "monta" un
espectáculo de signo contrario que se propone
develar, evidenciar, desmitificar, apuntar a los
problemas, desde una perspectiva profundamente
controversial.