Proyecto Patrimonio - 2017 | index | Mónica Ríos | Autores |
.. .. .. .. ..
Festival de literatura femenina en Nueva York
Treinta años después del Congreso Internacional de Literatura Femenina Latinoamericana en Chile, Nueva York celebra un festival conmemorativo.
Hablamos de ello con su organizadora, la escritora Mónica Ríos, y con la también escritora, Claudia Salazar.
* * *
Editora y escritora Mónica Ríos organiza el evento de debate literario
Chilena organiza encuentro de escritoras latinoamericanas en EE.UU
para "responder a la gente con poca imaginación"
Por Marco Fajardo
Publicado en El Mostrador, 8 de marzo de 2017
Un encuentro de escritores latinoamericanos, especialmente mujeres, se realizará en las ciudades de Nueva York, New Brunswick, Princeton y Washington DC entre el 27 de marzo y 1 de abril, organizado por la escritora chilena Mónica Ríos, residente en Estados Unidos.
El objetivo principal del evento, que se celebrará en librerías, aulas universitarias y galerías artísticas, es "crear un diálogo entre las escritoras chilenas y sus pares latinoamericanas residentes en Estados Unidos, para reflexionar sobre el lugar que ocupa el sujeto en la cultura letrada y literaria de hoy, tanto en el ámbito de nuestra lengua como en el de otras comunidades", según los organizadores.
"Los primeros dos días las escritoras se vincularán entre sí y con lectorías de todo tipo en mesas de discusión abiertas al público –previa inscripción– en torno a preguntas y problemas literarios, con el objetivo de presentarlos al final del segundo día en una plenaria. Las siguientes jornadas, las escritoras tendrán la posibilidad de exponer su trabajo y poner sus propuestas en circulación a través de talleres, lecturas, performances, conversatorios y otras actividades con traductores, editores y agentes".
Todo esto "con miras a crear un desajuste entre las relaciones de género que priman hoy, donde la palabra 'escritores' conlleva siempre a una minoría de mujeres. AFEST incluye a un grupo de escritoras latinoamericanas y a un número reducido de escritores de los otros géneros que se han involucrado activamente con los problemas de las minorías en sus múltiples niveles discursivos".
Entre las principales invitadas se encuentran las chilenas Carmen Berenguer, Gladys González y Nona Fernández, la mexicana Cristina Rivera Garza y su par chicana Helena María Viramontes, quienes participarán en diversas actividades a realizarse en lugares como el King Juan Carlos Center, el Instituto Cervantes, las universidades de Columbia, Princeton, Rutgers y Richmond.
El evento pretende también ser un homenaje y una reinterpretación al Congreso Internacional de Literatura Femenina Latinoamericana celebrado en Santiago de Chile en agosto de 1987.
"Treinta años después de aquel evento que marcó a una generación de autorías críticas, las escritoras que estuvieron presentes en ese primer congreso se reunirán con nuevas generaciones de escritoras de Latinoamérica y de Estados Unidos para conversar sobre género, literatura y los cambiantes paisajes de la circulación literaria", señala la convocatoria.
Sujetos minoritarizados
"Quiero crear un circuito donde la literatura de los sujetos minoritarizados no tenga que ajustar sus poéticas a las que circulan con libertad por los medios y por los labios de los escritores de derecha", explica Ríos.
"Como escritora, profesora, editora y desde hace poco curadora me interesa fomentar los ámbitos de la imaginación para que de una vez por todas podamos pensar qué tipo de comunidad queremos ser, porque me parece que lo que tenemos hoy es excluyente y homogéneo. Con esto quiero decir que el mundo está lleno de potencialidad, pero que son aplastados por el interés de unos pocos. En otras palabras, este encuentro es mi manera de responder a la gente con poca imaginación y con ambición excesiva".
Ríos (Santiago, 1978) es narradora, ensayista, profesora, guionista y una de las fundadoras de la Editorial Sangría. Estudió Letras en la UC, realizó una maestría en la U. de Chile y se doctoró en en Literatura Latinoamericana en la Universidad de Rutgers. Allí también ha enseñado literatura y cultura hispana. Publicó las novelas Segundos (2010) y Alias el rocío (2014) y actualmente trabaja en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
"Mi interés en crear este encuentro tiene que ver con explorar las posibilidades que tiene la literatura fuera del mercado, de sus poéticas y su política", asegura.
Todo esto en el contexto de tres factores: un renacer del populismo de derecha, un mercado literario hegemónico y un debate feminista que ha desatado campañas como "ni una menos".
También hay una intención práctica. "Las sesiones profesionales van a permitir que estas escritoras conozcan a editores, agentes y periodistas que trabajan con literatura en traducción en Estados Unidos, abriendo puentes entre esas escrituras que existen en sus localidades, pero que circulan poco o con dificultad fuera de ese territorio", señala.
Homenaje al 87
Ríos además quiso "crear un espacio de encuentro entre escritoras latinaomericanas que viven en Latinoamérica con las escritoras latinoamericanas que viven en Estados Unidos", en una reunión intergeneracional. Por eso apunta al Congreso de 1987 para "recuperar lo que se teorizó el 87 y ponerlo a circular, conversarlo y debatirlo bajo este nuevo contexto".
Hace 30 años, las escritoras y académicas feministas Diamela Eltit, Carmen Berenguer, Eugenia Brito, Eliana Ortega, Raquel Olea y Nelly Richard organizaron en Santiago un encuentro de poetas, narradoras, ensayistas y académicas de varios países de América, quienes se reunieron en sesiones de crítica y lecturas.
Estas autoras "aún no tienen el reconocimiento merecido, y lo que es todavía peor no son leídas por los escritores más jóvenes", lamenta la poeta Gladys González (Santiago, 1981), una de las invitadas al próximo encuentro.
"Es fundamental primero es crear lazos de cooperatividad y asociatividad entre las escritoras de distintas latitudes, que a pesar de ser de distintos lugares convergen en las mismas experiencias de abuso, machismo, violencia, luego darse cuenta de la importancia del activismo local, personal en lo macro de una sociedad", afirma la licenciada en Educación de la UMCE, autora de libros como Gran Avenida (2004) y Vidrio molido (2011).
En su caso, su interés por participar se debió principalmente "en visibilizar las escrituras de mujeres, migrantes y de las minorías, de cualquier orden".
González además espera poder organizar para septiembre en Valparaíso un Encuentro de Mujeres Escritoras Latinoamericanas similar a los que ya realizó en 2006 y 2010.
En Nueva York revisitan emblemático encuentro chileno de literatura de género
Publicado en http://www.dirac.gob.cl/ 2 de Febrero de 2017
En 1987 se realizó en Santiago de Chile el Congreso Internacional de Literatura Femenina Latinoamericana, organizado por la escritora Carmen Berenguer y que contempló una serie de mesas de discusión sobre crítica literaria y teoría feminista, literatura y patriarcado, estrategias del discurso femenino, poesía y narrativa latinoamericana, recitales y encuentros con escritoras de diferentes partes del mundo. Ese referente del pensamiento y el activismo inspiró a un grupo de gestores y autores de Chile, Latinoamérica y Estados Unidos, para la creación del “Afest, encuentro de escritoras en Nueva York”.
La actividad se plantea como un homenaje y una reinterpretación de aquel congreso realizado hace 30 años, considerando lo determinante que éste fue para toda una generación de literatas e intelectuales. Esta vez, muchas de esas autoras, se reunirán con profesionales de la academia y de la traducción para reflexionar sobre el lugar que ocupa la mujer en el ejercicio literario de hoy.
El AFest 2017, que contará con el apoyo de Dirac, fue creado y organizado por Mónica Ríos, con la contribución de los escritores, académicos, editores y traductores Carlos Labbé, Javier Guerrero, Carl Fischer, Heather Cleary, Mariela Dreyfus, Lila Zamborain, Rubén Ríos, Laura Torres-Rodriguez y Germán Garrido.
Ellos plantean que este encuentro “viene a intervenir la complicidad entre literatura, mercado, violencia y femicidio, para crear un lenguaje común con el que explorar poéticas de protesta y de creación de puentes alternativos por donde circular, leer y encontrarse sin exclusiones. En suma, un lenguaje literario común que cruce fronteras y registros”.
Al igual que el evento de 1987, éste contemplará diálogos, grupos de discusión, lecturas, talleres y charlas, algunas de éstas concentradas en las universidades de Fordham, Georgetown, Princeton y Rutgers.
* * *
Carmen Berenguer: “el feminismo fue muy criticado, nadie quería decirse feminista”.
La destacada escritora habla sobre el Congreso Internacional de Literatura Femenina de 1987 y el próximo AFEST
que se realizará en Nueva York para reivindicar ese encuentro.
Publicado en http://www.sech.cl/ 20 de marzo de 2017
Desde este 27 de marzo al próximo uno de abril se realizará el AFEST “Encuentro de Escritores Latinoamericanos en Nueva York”, y que contará con una importante presencia de artistas nacionales, como Carmen Berenguer, la sobresaliente escritora chilena, quien aprovechó de comentar este importante evento y de recordar el Congreso Internacional Feminista, que ayudó a organizar en 1987, en plena dictadura.
En la delegación que se hará presente en Norteamérica, a partir del último lunes de marzo, también se encuentran las escritoras Lina Meruane, Graciela Huinao, Soledad Fariña, Nona Fernández, Nadia Prado, Gladys González, Alejandra Castillo, además del escritor Carlos Labbé. El evento cuenta con el apoyo de unas universidades y, en el caso de Chile, de la Dirección de Asuntos Culturales (DIRAC).
Además, cuenta con artistas invitadas desde Bolivia, México, Argentina, Venezuela y Perú, como la destacada poeta Carmen Ollé. Consultada sobre el tema, Berenguer lo compara con el Congreso Internacional de Literatura Femenina de 1987. “Vivíamos en medio de una gran represión: étnica, mujer, y contracultura. Fue un gran desafío, que se hizo pensando en que nos largamos en esto nomás, y lo llevamos a cabo. Si no hubieran estado todas las personas que estaban ahí, que eran como doce o trece, no habría resultado”, recordó.
“A diferencia del AFEST, que lo organiza una sola persona, esto (el Congreso) era colectivo. Había distintas formas, la mujer no es una sola. Hay distintos colores, países, clases sociales. Una obrera no piensa lo mismo que una persona que está en la academia. Hay mundos distintos, y cada mundo habla su lenguaje. No existía un discurso lésbico. Teníamos el discurso de la Julieta Kirkwood, que escribió un texto muy importante: ‘Ser mujer en Chile: las feministas y los partidos’, (1982). De ahí viene el feminismo que está ocurriendo hoy”, agregó la escritora.
El AFEST “lo articuló la escritora chilena Mónica Ríos, como homenaje a los 30 años del Congreso, a quien se unieron otras artistas. Ella hace una vuelta de tuerca y lo hace con escritoras, no con académicos. Las escritoras son las que tienen que pensar esto, porque son las que escriben. Acá es la escritura a la que hay que darle vuelta. Escritura y no la literatura. Ese es el punto”, afirma Berenguer.
Un congreso feminista en plena dictadura
Respecto al encuentro de 1987, Berenguer detalló que “ocurrió hace 30 años atrás, en una época muy fuerte. Dentro de ese estado de excepción – persecuciones, asesinatos, desapariciones – en la SECH había un grupo de mujeres, como Pía Barros, Teresa Calderón, con las que empezamos a pensar en la mujer. Se me ocurrió hacer un Congreso. Llega de fuera Liliana Ortega, que es una académica y me dice: tienes que hablar con Diamela Eltit. Y fuimos a hablar con el otro sector, con Diamela Eltit, un sector más conceptual, experimental, donde también estaba Nelly Richards, que le habían dado una vuelta de tuerca al tema de la mujer. Partió con un seminario de análisis, que termina armando el congreso. Yo entonces era Directora de la SECH y todas las reuniones se hacían en el directorio. Un año entero de seminario nos sentamos ahí, en la mesa del directorio. Porque teníamos que entrar a pensar de qué estábamos hablando”.
“Las poetas no estábamos en un plano académico. Diamela Eltit no era académica, pero era profesora. Nelly Richards siempre poniendo el punto de cuestión en la academia. Era un conglomerado de mujeres distintas. Y después llegaron un grupo de mujeres que venían del exilio, como Soledad Bianchi, Kemy Oyarzún, Raquel Olea, que fueron un verdadero aporte. Eugenia Britto era la más académica… De pronto se pensó en hacer internacional, porque serían las inscripciones las que nos ayudaría a llevar a cabo este congreso. No teníamos ni un veinte. Se hizo con puras redes que teníamos. En las monjas en Crescente Errázuriz (Segundo Monasterio de la Visitación de Santa María, Ñuñoa), en estos centros de ejercicios espirituales, ahí lo hicimos. Omar Lara nos prestó ayuda con su revista (Trilce). Hubo gente muy generosa, hombres muy generosos. Humberto Díaz Casanueva también apoyó”, rememoró.
Sin embargo, “el feminismo fue muy criticado. Nadie quería decirse feminista. Les daba vergüenza a las mujeres, incluso. Decirse feminista fue muy ‘académico’. Se encerró mucho en el gueto académico. Muy textual, muy literario, pero de mucha reflexión. Muchas cosas que aprendí las aprendí ahí. Se publicó un libro: ‘Escribir en los bordes’ (Editorial Cuarto Propio, 1990). Es un libro que en América Latina se lo pelean. Hubo otro Congreso antes de Puerto Rico, que sacaron un libro llamado: ‘La sartén por el mango´, muy bueno…; ese fue nuestro piso, hagamos uno acá, dijimos. Y lo hicimos. De ahí no se hizo más nada. Hasta hoy”, explicó la cronista y organizadora del encuentro.
Entre los efectos del Congreso estuvo el que “se constituyó una crítica feminista literaria que no existía”. (…) Nadie leía bien este asunto, en ese entonces feminista, después le pusieron género. (…) La Morada fue otro espacio fundamental en esa época, donde estaban Margarita Pisano y Julieta Kirwood. Ese era un centro de muchas mujeres, todas de oposición. Estaban las Mujeres por la vida, artistas…, había distintos grupos. Yo hice talleres. Fue importante. Después desapareció todo. Llegó nuestra maravillosa democracia y se fue todo a las pailas, porque se institucionalizó el tema de la mujer, y esto otro fue quedando abandonado (…) El tema de la mujer ha sido así, a intervalos, es como el barroco, que aparece cada cierto tiempo. Algo quedó. Y se está gestando de nuevo”, concluye.
Carmen Berenguer, vicepresidenta de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH) es poeta, cronista y artista visual. Dio a conocer su trabajo creativo en los años ochenta. Su propuesta conjuga opinión política, crítica cultural y reflexión sobre el lenguaje, cuyas texturas orales y escritas, la autora explora a la luz de una estética altamente provocadora. Su proyecto poético manifiesta un compromiso social profundo, que la lleva a desarrollar temas como la ciudad y sus problemáticas, con especial énfasis en aquellas vinculadas a la política y el mercado, al género femenino y a los signos que establecen nexos entre el cuerpo y la lengua. Todo esto, sumado a una osada apuesta por la mezcla de géneros literarios, conforma los ejes de una obra sugerente, de gran espesor simbólico y cultural.
* * *
Escritoras latinoamericanas se reúnen en Nueva York
La literatura escrita por mujeres ha sido mirada con sospecha por el poder y relegada a un lugar secundario y periférico. De eso bien supo incluso Gabriela Mistral, que recibió primero el Nobel y seis años después el Premio Nacional, María Luisa Bombal -que nunca obtuvo el Nacional- o Marta Brunet, a quien los críticos elogiaban la “varonilidad de su talento”. En agosto de 1987 un grupo de escritoras y críticas chilenas decidió cambiar el estado de las cosas y autogestionó un inédito encuentro contracultural en pleno régimen militar: el Primer Congreso Internacional de Literatura Femenina Latinoamericana.
La inauguración abarrotó el Teatro La Comedia del Ictus y, como la Universidad de Chile y Católica se negaron a participar y a ceder su infraestructura, las ponencias y debates prosiguieron en un convento de calle Crescente Errázuriz, en Ñuñoa, la Casa de Ejercicios San Francisco Javier.
Algunas de las participantes fueron Carmen Berenguer, Diamela Eltit, Nelly Richard, Teresa Calderón, Cecilia Vicuña, Elvira Hernández, Beatriz Sarlo, María Negroni, Raquel Olea, Eugenia Brito, Soledad Bianchi, Sonia Montecino, Lucía Guerra y Eliana Ortega.
Como el salón de reuniones tenía un gran crucifijo, las organizadoras lo taparon con una sábana blanca. Durante una ponencia algunas tachuelas cedieron, la sábana fue deslizándose y el público llegó a ver la corona de espinas y hasta la cara sangrante en la cruz.
“Dos años antes, en 1985, Carmen Berenguer me propuso la idea de organizar un encuentro nacional. Le dije: por qué no hacemos un congreso internacional. Todo fue autogestionado. No teníamos un peso”, recuerda Diamela Eltit.
La artista visual Lotty Rosenfeld registró los debates en video, donde mezcló las mesas de conversación con imágenes de protestas contra Pinochet y los gritos de “Y va a caer”. Al centro del escenario del Ictus se instaló un largo mesón. Sobre un mantel rojo un micrófono, siete humildes vasos con agua y un cenicero. Sorprenden los desafiantes discursos que exigían democracia e igualdad. “Es emotivo ver esos sacrificados materiales de ese tiempo insensato después de 30 años”, dice Diamela Eltit sobre los videos.
Por primera vez las escritoras latinoamericanas se reunían a reflexionar sobre su rol crítico y anti autoritario. “Fue un gesto elocuente de la disidencia de la mujer escritora. Fue clave, estratégico y político”, dice la poeta Carmen Berenguer. “Emergió en un contexto de violencia y represión en los años 80. Las autoras que venían ejerciendo el oficio de escribir recibieron el impacto de la crisis institucional de esa época: corte, trauma, shock, ruptura estética”, agrega.
Aunque asistieron como espectadores José Donoso y Jorge Edwards, el encuentro generó tirria en la conservadora escena chilena de la época. Incluso Enrique Lafourcade escribió un artículo atacando el evento.
Desde hoy y hasta el 2 de abril el encuentro se reeditará en Nueva York. Será un homenaje y una reinterpretación del congreso de 1987. Treinta años después, las escritoras que estuvieron en ese evento dialogarán con las nuevas generaciones de Latinoamérica y Estados Unidos sobre género y literatura.
Como en el Chile de 1987, hoy en Estados Unidos no corren buenos tiempos para las mujeres ni para la cultura y para contrarrestarlos una veintena de autoras de cinco países se reunirán en el A-Fest, Encuentro de Escritoras Latinoamericanas en Nueva York. Las participantes chilenas serán Carmen Berenguer, Lina Meruane, Nona Fernández, Mónica Ríos, Soledad Fariña, Gladys González, Graciela Huinao, Nadia Prado y Alejandra Castillo.
Entre las invitadas latinoamericanas estarán Mariana Graciano, Mercedes Roffé y Lila Zemborain (de Argentina), Cristina Rivera Garza y Sara Uribe (México), Mariela Dreyfus, Carmen Ollé y Claudia Salazar (Perú), Marcia Mogro (Bolivia) y Helena María Viramontes (Estados Unidos).
“En 1987, el Congreso de Literatura Femenina Latinoamericana dotó a una generación de escritoras y académicas de un lenguaje común, capaz de leer la producción literaria a través de las fronteras y las censuras, en particular de la dictadura chilena”, explica Mónica Ríos, organizadora del nuevo encuentro. “Hoy aquellas barreras las presenta el mercado que homogeniza los potenciales puentes que se pueden establecer entre las escritoras e intelectuales de Latinoamérica y Estados Unidos”, agrega.
El congreso ocupará distintos espacios como la Universidad de Nueva York, Columbia, Princeton y Rutgers y tendrá mesas de discusión, talleres, lecturas, performances y un coloquio con traductoras del español al inglés.
El nuevo congreso analizará cómo han cambiado las concepciones de “femenino”, “feminista”, “escritura” y “política de la escritura” en tres décadas. “Hoy, lo femenino está puesto en duda y practicado de múltiples maneras por sujetos diversos y que no necesariamente coinciden con el cuerpo mujer. El encuentro incluirá a escritores de los otros géneros que se han involucrado activamente con los problemas de las minorías en sus múltiples niveles discursivos”, señala Mónica Ríos. Así, en la lista de invitados figuran autores como el chileno Carlos Labbé y el venezolano Javier Guerrero.