Marcho hacia adentro por las calles
el corazón ligero oh álamo de otoño
el viento mueve las hojas amarillas
con mis pasos que van de la vida a la muerte
perspectivas azules sobre los hombros de los rascacielos armoniosos
donde caen las naranjas calientes de la tarde
la muchedumbre festonea de negro y rosa las aceras paralelas
y en su orilla oscila mi sombra fugitiva y constante
gira un momento en el espacio el canto de ojos húmedos
el canto hinchado por la savia de mil raíces musicales
y asciende por encima de las azoteas grises
oh zumbido que subes anillado con el vaho ardiente de los cuerpos
atravesadas por gritos agudos y jadeos profundos de automóviles
las calles marchan conmigo en sentido contrario
mientras mis ojos palpan el rostro familiar de las casas
se va la tarde de pies rosados y camino sobre sus mariposas muertas
sombra trémula animada por el ansia del canto
siguiendo el ritmo sencillo e inexplicable de la estrella