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LECCIONES Y APRENDIZAJE SOBRE LA VIDA EN “LANCHAS EN LA BAHÍA” DE MANUEL ROJAS
Por Juan Pablo Cifuentes Palma
juanpix85@gmail.com
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La obra de Manuel Rojas se caracteriza por concentrar su atención en personajes abandonados, marginales, alejados de una fortuna favorable y más cercana a un destino desolador del cual difícilmente podrán escapar. De esta forma, Rojas se transforma en uno de los principales novelistas de nuestras letras ya que refleja en la descripción y en el lenguaje connotativo plausible a través de la crítica y la interpretación de sus obras a un hombre que revive el mundo que le rodea para dejar en evidencia cómo nuestra sociedad atropella los derechos de los desvalidos y que para ellos la condición de ser hombre y ser persona se transluce en una constante sobrevivencia manifestada en el hambre, el dolor, el sufrimiento y la muerte.
Antes de Hijo de ladrón, Rojas se da a conocer a través de una novela corta que ya refleja el potencial del escritor chileno bajo el cual nos muestra a un joven que debe cuidar en la noche y madrugada a que estos piratas no roben en el muelle. Así comienza Lanchas en la bahía (1932) novela en donde Eugenio se queda dormido mientras debe cuidar a estas embarcaciones presentes en uno de los puertos de Valparaíso motivo por el cual es despedido. De esta forma, el joven Eugenio quien vive de allegado en casa de una joven familia porteña debe encontrar trabajo o abandonar Valparaíso de una vez por todas.
La novela aborda a la sociedad porteña de mediados del siglo XX concentrándose en las clases populares, en los tantos casos de hombres que llegaron a esta ciudad a buscar una mejor suerte desde los más diversos rincones del país pero que lo único que encuentran es la desolación y la muerte. Sin embargo, la suerte de Eugenio logra cambiar paulatinamente al comenzar a trabajar como descargador donde conoce a Alejandro y el Rucio, dos personas que serán claves en su etapa de maduración.
El joven Eugenio está aprendiendo de la vida de la manera más complicada. Mientras Alejandro intenta incesantemente crear un Sindicato que luche por los derechos de los trabajadores, El Rucio lleva al joven Eugenio a un prostíbulo para iniciarlo en las artes amatorias. Desgraciadamente, Eugenio no logra satisfacer un sentimiento que le es aún indiferente y lo único que consigue el Rucio es que este muchacho caiga enamorado de una de las muchachas que trabajaban en el conventillo.
Este amor marcado por la desgracia está destinado al fracaso. Sin embargo, Eugenio, en su espíritu liberal y soñador, desea rescatar a su damisela de esta vida libidinosa y pecadora, sueña con casarse con ella y formar una familia y con esas intenciones acude nuevamente al prostíbulo en donde encuentra a su querida amada en manos de otro. El desamor, la venganza, el odio se conjugan a que Eugenio acompañad del Rucio decidan vengar la afrenta recibida. Eugenio aprendió una dura lección y termina en la cárcel por la pelea que ocasionó. La posterior libertad y una nueva oportunidad que le ofrece la vida son tomadas ya con la seriedad necesaria por Eugenio quien ya no es el adolescente que cuidaba embarcaciones en la bahía de Valparaíso.
De esta forma, Lanchas en la bahía se configura como la novela que inicia en Rojas el periplo por la libertad del ser humano, la capacidad de aprender desde la desgracia y la radiografía a una sociedad que se consume asimismo y que se nutre de los desgraciados incautos como son los protagonistas de las obras de Rojas o como tantos otros protagonistas de sus propias realidades
“Lanchas en la bahía”, Manuel Rojas, Editorial Zigzag, 22ª Edición (1991), 109 páginas.