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TEMÁTICA Y FORMACIÓN EN HIJO DE LADRÓN

Por Eric Salazar


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Hijo de ladrón (1951) es una novela consagrada de la literatura nacional.  La obra permitió el ingreso de nuevas técnicas narrativas como: el monólogo interior o la corriente de la conciencia, que proliferaron en la modernidad Europea, pero que llegaron al continente Americano, específicamente a Chile, de la mano de Manuel Rojas, y vinieron a transformar sustancialmente la técnica hispanoamericana imperante, produciendo un nuevo tipo de novela cada vez más alejado de las formas precedentes.

A través del personaje de Aniceto Hevia, Rojas abre la puerta de entrada a los distintos elementos que han ido cambiando en la novela, por ejemplo: el narrador, que para Berta López (1987) resulta ser un elemento fundamental, pues es capaz de aunar los diferentes relatos que realizan los personajes sobre sus experiencias y condiciones de vida. En este sentido, la novela presenta personajes que han sido afectados de sobremanera por el capitalismo, producto de la modernidad, que en un afán expansionista, ha dejado de lado a un grupo no menor de la sociedad, que el autor intenta presentar a un Chile que desconoce o que simplemente hace oídos sordos.

Es por esta razón que el tema principal de la novela de Rojas sería: una denuncia a un mundo globalizado y capitalista en el que los individuos están condenados a vagar por distintos espacios, realizando trabajos paupérrimos que escasamente permiten la subsistencia, y lo que es peor, están condenados a rendir pleitesía a un sistema político, social y económico que no permite realizar un cambio social; este es el mundo que el autor pretende denunciar a través de sus personajes, sería este el único mecanismo de acusación y liberación que estos tienen, y el único medio de aprendizaje por parte del protagonista. Esta pluralidad de voces, presentes en la novela en la figura de los personajes y sus historias, hacen de la denuncia un deseo de oportunidad.

Hevia es un personaje estigmatizado: es hijo de ladrón, procede una familia que ha sufrido una y otra vez (culminando con la muerte de su madre que refleja el término de su familia), a través de su aprendizaje construye su personalidad; como otros personajes, deambula por distintos espacios que le permiten la subsistencia y la formación de su ser en torno a la lejanía con el modelo impuesto; de hecho, en la novela se refleja el anarquismo, misma corriente política de la cual fuera partícipe Rojas, en cuanto a la denuncia que hace contra un modelo capitalista y un Estado subsidiario con este. El autor refuerza esta idea utilizando una técnica que altera el flujo de la narración: la corriente de la conciencia, sobre todo en el capítulo de la herida (p. 94-101), en donde la subjetividad organiza la narración: “esa herida que ni tú ni nadie puede ubicar, pues está en todas partes y en ninguna” (p. 95); una herida física, pero por sobre todo social, una huella imborrable del enfrentamiento de Aniceto Hevia con el mundo.

Finalmente, Hijo de ladrón rompe con un canon de la novela clásica en que la causa produce la consecuencia. En efecto, si bien en esta novela la causa es importante, es Aniceto y su aprendizaje en el mundo lo que establece su destino social; en su experiencia se construye la novela de formación, que se traduce en un aprendizaje propio, además del que otros han propiciado en su vida y que configuran su esencia. Por tanto, aunque la actividad delictual de su padre lo pone al inicio de la historia dentro de la delincuencia, es a través de la formación que logra conseguir una ruptura, aunque el modelo imperante no le otorgue las herramientas necesarias para que esto ocurra y a pesar de la interrogante que produce el final de la novela sobre el destino del protagonista y sus nuevos acompañantes. En este sentido, es innegable que la formación se ha dado en la vida del protagonista con una metamorfosis que ha sido física a razón de los años, pero por sobre todo psicológica, en cuanto a las experiencias que lo han configurado.

 


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REFERENCIAS

- López, Berta. (1987). “Hijo de ladrón: Novela de aprendizaje Antiburguesa”. Santiago: Noria.
- Rojas, Manuel. (1951). Hijo de ladrón. Santiago de Chile: Zig-Zag, 1989.



 

 

 

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