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Razones para releer a Manuel Rojas
Una oscura y radiante vida. Nuevas lecturas y aproximaciones críticas de Pía Gutiérrez y María José Barros Cruz
Ediciones UC, 2020, 318 páginas

Por Mario Rodríguez Órdenes
Publicado en Diario Talca (Diario Talca), 25 de julio 2021


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A 70 años de la publicación de "Hijo de ladrón" la figura de Manuel Rojas se agiganta. "Rojas capta la sociedad de su época, pero no lo hace como una literatura de costumbres sino que construye una subjetividad al margen", precisan Pía Gutiérrez y María José Barros, autoras de "Una oscura y radiante vida. Nuevas lecturas y aproximaciones críticas"


Según algunos críticos, "Hijo de Ladrón" de Manuel Rojas es la mejor novela chilena del siglo XX. Pertenece a la tetralogía que más tarde integrarían "Mejor que el vino" (1958), "Sombras contra el muro» (1964) y "La oscura vida radiante" (1971), que profundizan en la vida del protagonista, Aniceto Hevia.

Las doctoras en literatura por la Universidad Católica, Pía Gutiérrez, docente de la UC y María José Barros Cruz, docente de la Universidad Adolfo Ibáñez, acaban de publicar "Una oscura y radiante vida. Nuevas lecturas y aproximaciones críticas» (UC/ CELICH, 2021) que reúne dieciocho ensayos de la obra de Manuel Rojas. Respondieron en conjunto un cuestionario enviado por Diario Talca.


¿Cómo surge "Una oscura y radiante vida"?
—"El libro es el resultado de un trabajo largo. El año 2017 empezamos las colaboraciones con la Fundación Manuel Rojas en una exposición itinerante a lo largo de Chile y Argentina que se llamaba justamente 'Manuel Rojas: una oscura y radiante vida'. Luego, ambas trabajamos en la organización del Archivo Manuel Rojas, albergado en el CELICH-UC (https:// archivospatrimoniales.uc.cl/hand-le/123456789/53400) y empezamos a gestar este libro en torno a las nuevas lecturas de estos documentos y las obras de Rojas desde perspectivas que hoy nos parecían importantes. El libro, entonces, emerge básicamente de esas dos experiencias y el interés de ambas por la literatura de Manuel Rojas".

Este año se cumplen 70 años de la publicación de "Hijo de Ladrón". ¿Por qué leer a Manuel Rojas?
—"'Hijo de ladrón' no fue solo una obra que revolucionó las técnicas narrativas de la mano de escritores como Faulkner o Joyce, sino que además puso en el centro la conciencia y la interioridad de un joven pobre, andariego y migrante, que es arrojado al mundo sin vínculos familiares, políticos o instituciones de otro tipo. Es un sobreviviente que logra hacerse un lugar en el mundo cuando crea vínculos o lazos con otros, por lo general con hombres como él, sobre la base de valores como la solidaridad y el respeto por la dignidad del otro. Desde esta perspectiva, la experiencia de vida de Aniceto Hevia tiene mucho que decirnos hoy en día. Es un joven que pasa hambre, que es encarcelado injustamente y a quien le ponen una serie de problemas en la frontera porque no tiene documentos oficiales. Todas estas situaciones de profunda injusticia, exclusión y marginalización hoy siguen ocurriendo en Chile y el mundo en general. Es la historia de una herida, como se dice en el famoso monólogo de esta novela, pero también una historia de resistencia, libertad y dignidad que nos interpela".

¿Cómo se lee a Rojas en la escuela?
—"En general, en la escuela se suelen leer los textos narrativos de Rojas y en especial cuentos como 'El vaso de leche' y en los cursos superiores novelas como 'Hijo de ladrón. Si bien nos parece muy significativo que Rojas sea parte del currículum escolar, también pensamos que a ratos se ha construido una mirada algo escolarizante en torno a su obra, para lo cual basta pensar en las ediciones infantilizadas de Rojas que hasta hace algunos años predominaban en el contexto editorial chileno. De alguna manen, su literatura se ha visto reducida a unas pocas obras, las más canónicas, y los lectores han perdido la oportunidad de conocer otros textos fundamentales de Rojas, no sólo cuentos y novelas, sino también memorias, crónicas o artículos de prensa. A esto se suman, además, las lecturas que muchas veces neutralizan o borronean el componente político y social que sin duda permea la obra rojiana, vinculado en primera instancia con el anarquismo y, en términos más amplios, con un ideal político de transformación social profunda. Ahora bien, pensamos esta situación ha ido cambiando en los últimos años gracias al importante trabajo editorial y de rescate impulsado por la Fundación y la Sucesión Manuel Rojas y también gracias a las nuevas generaciones de críticos rojianos como Ignacio Álvarez, Pablo Concha o Lorena Ubilla, por mencionar solo algunos autores de los que participan en el libro, que nos invitan a explorar otras miradas o entradas de lectura".

La lectura de la obra de Rojas tiene diversas entradas. ¿Cuáles destacaría?
—"Es una lectura sobre la obra de Rojas que, por ejemplo, incluye muchas miradas de mujeres. Si bien no todas tienen un sesgo de género, se incluye una nueva sensibilidad para leer la obra y los personajes del autor. Así aparecen lecturas sobre la asociatividad más allá de la de clase en el trabajo de Lorena Ubilla o lecturas sobre el caminar en las crónicas de Rojas en el trabajo de Antonia Viu. Por otro lado, en el libro también se exploran facetas poco conocidas o estudiadas de Rojas. Por ejemplo, su vínculo con el mundo del teatro, el disco 'Chile de arriba abajo' en el cual colaboró con Ángel Parra o textos inéditos que aparecieron en el archivo".


Mundo literario

La novela fue presentada en el concurso literario de la Sociedad de Escritores de Chile en 1950, con el título de "Tiempo irremediable", pero no convenció al jurado que la calificó como un proyecto de una obra procaz.


En "Hijo de ladrón", Rojas incursiona en estrategias narrativas innovadoras y que sacuden a la literatura chilena. ¿Puede referirse a ellas?
—"Tanto el trabajo de Luis Valenzuela como el de Silvia Donoso rescatan la importancia del cine en Manuel Rojas. Las técnicas del montaje, el travelling fílmico y la elaboración de imágenes son estrategias vanguardistas, experimentales y desafiantes que suponen una nueva forma de mirar y narrar la realidad. Rojas se apropia de estas técnicas en 'Hijo de ladrón', al igual como anteriormente lo había hecho María Luisa Bombal en su novela 'La amortajada', haciendo que nos sintamos cercanos a una forma de relatar y mirar que nos invita a compenetrarnos con la vida y conciencia de Aniceto Hevia. Rojas quiere aproximarnos al mundo desde la perspectiva o punto de vista de su protagonista y este objetivo se logra, en gran parte, gracias al uso de estas técnicas narrativas que permiten al lector ingresar -siempre con limitaciones y ambivalencias- en ese mundo íntimo y al mismo tiempo profundamente social de Aniceto".

Aniceto Hevia, protagonista de tres novelas de Manuel Rojas, muestra la orfandad del ser humano. ¿Cómo la supera?
—"Aniceto es un joven popular y andariego que es arrojado al mundo sin vínculos familiares, no pertenece a un sindicato u otro tipo de organización política y tampoco posee papeles oficiales que acrediten su nacionalidad. Desde esa posición de orfandad lucha por hacerse un lugar en el mundo y, como bien han señalado críticos como Grínor Rojo e Ignacio Álvarez, su manera de construir un lugar de pertenencia e identificación emerge de los vínculos solidarios y fraternales que entabla con otros, de las pequeñas comunidades alternativas que estos sujetos crean en su deambular y les permiten sobrevivir, cuidarse y acompañarse unos a otros. La tetralogía nos muestra justamente ese transitar de Aniceto hacia la madurez, en el que poco a poco va construyendo su propio camino siempre acompañado de otros compañeros y de quienes va aprendiendo distintos oficios, cómo amar, cómo sobrevivir, qué es el anarquismo hasta finalmente convertirse en un linotipista e ingresar al mundo de las letras".

Aniceto es un perpetuo viajero... ¿Qué espera encontrar en ese caminar?
—"Lo interesante es que Aniceto camina, porque en la performance del caminar aparece su subjetividad, una forma de mirar el mundo y de construir con otros un lugar de pertenencia e identificación en una sociedad que constantemente lo ha marginado. Para Aniceto 'caminar es conocer', así lo dice en la novela 'La oscura vida radiante', y ello implica aprender a resistir, sobrevivir, adquirir distintos oficios, conquistar su autonomía, conversar con los amigos y pensarse a sí mismo como un sujeto siempre en proceso, libre, que se construye sobre la marcha y abierto a los desvíos y obstáculos que inevitablemente conlleva el acto de caminar".

¿Aniceto Hevia es el propio Manuel Rojas?
—"Es su alter ego, la ficción de sí mismo, de su recuerdo escrito desde la adultez. Aniceto es literatura y el Rojas que nos llega desde su figura literaria también. El campo de la representación del escritor se juega en la literatura".

¿Comparte que la obra de Rojas capta profundamente el conflicto que remece a la sociedad chilena entre 1920 y 1973: el de los que pertenecen y los que están excluidos de cualquier participación en el nuevo pacto nacional?
—En la obra de Rojas hay espacio para una mirada diferente a la central, una mirada en el borde, en las prácticas que producen saberes particulares. En ese sentido refleja los conflictos, pero también la potencia de una forma de vida diferente, de otras formas de asociatividad, de prioridades diferentes a la producción, por ejemplo. La exclusión en la literatura rojiana tiene que ver con un posicionamiento y los personajes de Rojas no solo sufren sino que gozan, le roban tiempo a la vida, se emancipan y en ese sentido proponen una vida alternativa posible a la que el centro no puede acceder. En ese sentido, claro que capta la sociedad de su época, pero no lo hace como una literatura de costumbres, sino que construye una subjetividad al margen. A pesar de todo eso, siempre hay otras exclusiones, no se le puede pedir a la obra que exponga todas esas exclusiones, en ese sentido Rojas es un hombre de su época y por ejemplo si bien los personajes femeninos tienen un lugar importante, son generalmente periféricos a los masculinos o en el caso de la presencia de pueblos indígenas, a pesar de intentos de incorporarlos al discurso el uso del lenguaje o el retrato de los mismos es a veces estereotipado u hoy nos parecería, la obra tiene sus propias exclusiones. De todas maneras Rojas articula un pacto social en su obra, que se construye sobre la base de lo popular, entendido siempre como un mundo plural y con fisuras, el mundo del trabajo y del compañerismo político, en donde la amistad y los vínculos abiertos, no institucionalizados, son fundamentales".


Los últimos años

La novela "La oscura vida radiante" apareció en 1971. ¿Cómo fueron los últimos años de Manuel Rojas?
—"Los últimos años de la vida de Manuel Rojas fueron bien andariegos. En la década de los 60' trabajó como profesor universitario en Estados Unidos. Allí conoce a Julianne Clark, con quien se casa en 1962, y esa experiencia dio pie a una serie de viajes y desplazamientos por países como México, Cuba, Checoslovaquia, Unión Soviética, España, Francia, Italia, Grecia e Israel, entre otros, donde dio charlas y conferencias. De estos viajes emergen textos de carácter más bien testimonial como 'Pasé por México un díá' (1965) y 'Viaje al país de los profetas' (1969). Producto de un cáncer, Rojas pasa sus últimos días enfermo en Chile, tenemos entendido que en algún momento se dirige al Quisco a ver por última vez el mar y finalmente muere el 11 de marzo de 1973 en Santiago"

¿Qué preparaba cuando muere?
—"Por ese entonces, como bien recuerda José Miguel Varas, Rojas se encontraba preparando una edición chilena de su novela 'La oscura vida radiante', que había sido publicada en 1971 en Argentina; sin embargo, su publicación fue prohibida por la dictadura militar y recién en 1984 Zig-Zag publica una edición popular bastante poco difundida".

¿Cómo veía el gobierno de la Unidad Popular?
—"Según lo que nos cuenta Jorge Guerra, presidente de la Fundación Manuel Rojas, Rojas tuvo una relación de amistad con Allende. De hecho, Allende fue a su funeral y esto fue registrado en las noticias de prensa de la época. Rojas apoyó a Allende en sus campañas y fue partidario del gobierno de la Unidad Popular. Ahora bien, Rojas estaba muy consciente de que el gobierno de Allende era ante todo un gobierno constitucional, no una revolución propiamente tal, así como de las fracturas irreversibles que se produjeron al interior de los partidos que llevaron al triunfo y luego al ocaso de la Unidad Popular. Escribió sobre ello en un texto titulado, precisamente, "Trizaduras" publicado en el diario Clarín. Allí da cuenta de una mirada muy crítica sobre las luchas y ambiciones de poder que se produjeron entre los distintos partidos. '¿Es esto posible, es esto revolucionario?' se pregunta.



 

 





 

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"Una oscura y radiante vida. Nuevas lecturas y aproximaciones críticas" de Pía Gutiérrez y María José Barros Cruz.
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Publicado en Diario Talca (Diario Talca), 25 de julio 2021