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Reeditan "Lobos y Ovejas", el libro más emblemático del poeta Manuel Silva Acevedo
El hombre que les echa los lobos a sus propias ovejas
Leonardo Sanhueza
Las Últimas Noticias, 20 de Enero de 2009
Desde que se publicó por primera vez, en 1976, e incluso desde el momento en que obtuvo el Premio Trilce “Luis Oyarzún” en 1972, el poema Lobos y ovejas de Manuel Silva Acevedo ha sido señalado como un hito literario de su tiempo.
En todos estos años, sin embargo, el texto sólo había circulado en antologías o como parte de otros libros del autor, además de una edición limitada realizada por la editorial argentina Eloísa Cartonera en el 2004.
Ahora Lobos y ovejas ha vuelto a las librerías, reeditado al fin en forma de libro, bajo el sello de Ediciones Universidad Diego Portales.
El texto –un poema largo o veintidós poemas breves, según como se mire– tuvo gran resonancia al publicarse por primera vez, al encontrarse en sus versos un sugerente correlato con la situación política del momento: el lobo y la oveja deambulan en sus páginas, cargados con todos sus simbolismos de víctimas y victimarios, de agresión y sumisión, de bien y mal.
A pesar de que Silva Acevedo explicó alguna vez que el poema había surgido después de un quiebre matrimonial, abriendo una interpretación erótica del mismo, su ambigüedad y riqueza de sentidos pronto consiguieron que el texto admitiera múltiples lecturas: entre ellas, la dualidad de lobos y ovejas puede ser en el poema un lamento amoroso, un vaticinio de la dictadura y hasta una profunda introspección sicológica.
Dedicado póstumamente a Enrique Lihn, quien fue uno de sus primeros lectores en 1972, Lobos y ovejas incluye esta vez un prólogo de Andrés Anwandter, quien justamente cita al místico Gurdjieff y su representación del alma humana como un lugar donde conviven un lobo y una oveja: “La mayoría de los hombres se cuida de que el lobo no devore a la oveja, pero no permite que el lobo explore los bosques de su conducta. Existe sin embargo una pequeña casta, arriesgada y demente, que suelta al lobo en las frondosas noches de sus desvelos”.
-¿Qué sientes al ver esta nueva edición, a más de treinta años de la primera?
-Por una parte, se reafirma en mí la convicción de que la escritura de este poema me sobrepasó, como si el o los hablantes hubieran provenido de una zona desconocida del inconsciente, de un arcano remoto del que intentaron dar cuenta valiéndose de las figuras arquetípicas del lobo y el cordero. Por otra, me pone cara a cara con el impulso inicial de mi escritura, retándome a intentar una exploración aun más profunda del misterio que señala Gurdjieff, al que sólo vine a asomarme 10 o más años después. Por cierto, ello no significa desechar del todo las otras interpretaciones. En ello radica la riqueza de un poema cargado de significación. Espero haberlo logrado aun sin tener plena conciencia de ello en el primer momento.
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Lerda criatura
"Lobos y ovejas" pareciera encerrar un misterio, un secreto, algo oculto tras la imaginería de las fábulas, en donde el lobo y la oveja - y las ovejas descarriadas y los lobos con piel de oveja- cumplen papeles de antemano establecidos por la tradición, pero que en el poema quedan descolocados y parecieran siempre estar diciendo una cosa por otra. Además, un uso irregular del lenguaje clásico de la poesía amorosa termina de desconcertar al lector, abriendo los poemas en múltiples direcciones, como éste: "Hay un lobo en mi entraña/ que pugna por nacer/ Mi corazón de oveja, lerda criatura / se desangra por él"