La corrupción no ha sido nunca obligatoria;
cuando yacen las ciudades bajo los pies del monstruo,
nos quedan las montañas.
Robinson Jeffers
Cuídate de habitar en la ciudad de la Gehenna
con sus impávidas cariátides y sus fálicas elevaciones
Si es posible no pises sus calles estridentes
bajo el rodar de metales que chirrían y sulfuran
ni cedas al embrujo de las euménides
con sus valvas abiertas las 24 horas
del día artificial de helio y neón
Sin más compañía que tu sombra
aléjate de las urbes y abomina de los hombres
y sus redes magnéticas
Renuncia a la seguridad de la Polis
con su tufo que apesta
y apártate del estruendo infernal
con que el dinero fornica y se reproduce
como un molusco ávido y baboso
Mas si no eres capaz de resistir su hechizo
arráncate los párpados
con tal de mantener los ojos bien abiertos
porque el rescate es demasiado alto
para alcanzar a pagarlo en esta vida.