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Sicosear la Letra
Entrevista a Mauricio
Torres Paredes y los 10 años de “Al Mundo
le Aze Falta un Orgazmo Maz”
Por
Samuel Ibarra.
El poemario “Al mundo le aze falta un orgazmo maz”
cumple 10 años. Un texto que opera como objeto, según su autor Mauricio
Torres Paredes. Se trata de un corpus compuesto por voces polimorfas
-iridizadas, en el decir de Nestor Perlongher- desde una estética
del detritus tecnológico. Restos de imágenes televisivas, frases hechas,
videojuegos, spot publicitarios, biografía y devenires callejeros
de la gran noche neoliberal. Un pastiche barroco que enciende la gran
opera ciberpank con que el Fin de siglo proponía acabar con la Historia.
¿Por que celebrar los 10 años desde su publicación?
Por varios motivos; Los mas fuertes, por que sacar de la desmemoria
una producción que articuló una mirada poco recurrente en la lides
de la poesía novel chilena.
También porque operacionalizó una fusión política de cuerpo y signo
y porque de manera notable, ensucia y tensiona el gesto aséptico de
la lectura, transformándolo en una maquinaria que resignifica la letra
para performativizar el sentido mismo de la escritura. “Al mundo le
aze falta un orgazmo máz” es una pieza anticipartoria, que fue cita
para que la palabra globalizada falle una y otra vez para hacer pesar
irremediablemente al cuerpo, su gran tema.
La conversación con Torres Paredes fue variada y fragmentada.
Desde la institución de la Poesía con Mayúscula, hasta las nuevas
marginalidades que a diario construye el mercado.
- ¿Que operación pusiste en
juego al escribir “Al mundo le aze un orgazmo maz”?
- Creo que el gran tema del libro es la mujer. Una excusa primera
para descomplicarme de éste problema como ser humano, como hombre
y como poeta. Para mi la mujer es un tema complicado, subjetivamente
dificultoso. En un estado de capitalismo nómade, ella es un personaje
interesante. Cuesta adentrarse en su mundo, cuesta entenderlas, desde
el sentimiento, desde la pureza de su naturaleza. Cualquier ángulo
es riesgoso para adentrase a ellas. Desde sus explicaciones no racionales
que son la que le dan vida a la humanidad. Es un tema profundo con
el que me meto, porque yo necesito comunicarme con ellas. Para eso
entro a su sensibilidad y me dejo llevar.
- ¿Y como es el lugar desde
donde se plantean las preguntas, estas apuestas de acercamiento una
mujer que muta?
- Estas preguntas interiores se despliegan en un contexto de hipermodernidad
y como esta llega incluso a mi barrio, cruzándose con las señales
de televisión gracias a un satélite ubicado en un meridiano X. Estamos
extremadamente contextualizados en un espacio hipermoderno. En ése
diagrama yo construyo mi lugar entre los universos marginales, los
que son mi fuente de vida. Vale decir hablo en éste libro de un tema
complicado en un contexto también complicado, lo que resulta es un
texto dificultosos para leer y también para decodificar, propongo
un texto laberíntico.
- ¿Como reflexionas el problema
del lenguaje respecto a la operación a la que lo sometes en el texto?
- Yo entiendo el lenguaje como operación de creación. Lo veo como
lo ven los filósofos, los evangélicos, los profesores o como lo ve
el niño que recién aprende a leer leyendo cartel por cartel. El lenguaje
es una posibilidad de/para conocerse día a día. Aprendemos palabras,
gestos todos los días. Vivimos observando y dándonos cuenta que no
somos los únicos portadores de la verdad. Como decía Shakespeare en
su Hamlet, entre el cielo y la tierra hay todo un espacio que a nuestra
filosofía le queda acceder y comprender. Como ser hablante y lenguajeante,
el lenguaje es un terreno molecular que decido manipular para crear
nuevas vidas. Por que el lenguaje es creación de vida.
- ¿Como llegas a esta operación,
desde que subjetividad planteas la estrategia?
- Lo hice cotidianamente. Por esos días estaba trabajando en una botillería.
La botillería se encontraba ubicada en un barrio muy peludo, se cerraban
las rejas y se atendía como desde una fortaleza. Mi turno era de las
9 a las 4 de la mañana, ahí me sentaba a atender y a mirar. Me fijé
en que se armaba un ambiente pesado; Pesaba el tráfico. Comencé a
captar que era parte de una cárcel. El tiempo libre que me quedaba
entre venta y venta comencé a ocuparlo en escribir. La idea se me
fue consolidando, decidí escribir un libro.
- ¿Era tu primera experiencia
con la escritura?
- No, escribo desde los 17 años, fui director de una revista literaria.
Sin embargo la aparición de mi primer libro fue una situación detonada
por una exacerbación del cambio de la forma. La idea inicial era hacer
solo un poema que llevara esta forma de escritura, después decidí
llevarlo al extremo. Edgar Alan Poe me ayudó. Las lecturas del Hundimiento
de la Casa Usher y Corazón Delator me ayudaron a dar forma
a esta Psicosis. “Al mundo le aze falta un orgasmo máz”, es
una búsqueda de un orgasmo más allá de lo copulativo. Es reclamar
lo que yo pensaba debía existir obligatoriamente en mi alrededor.
- Háblanos un poco de las voces que emergen
en tu libro. ¿Hay un sujeto popular, un cuerpo definido que
aparece claramente delineado?
- A mi me interesa la acción popular. Sus éticas, estéticas, sus políticas
sus culturas y sus símbolos, pero desde las significaciones particulares
que le dan estos seres. Me interesa ése personaje urbano que fluye
en la sociedad de hoy y que me sigue y me persigue en mi reflejo.
Evangélicos, vagabundos, los carros sopaipilleros, las abuelitas de
barrio, las señoras copuchentas. Lo popular es un espacio político
que hace otra forma de política, pese a que se le describe muy prejuiciosamente.
El ser popular se mueve en una red de complicidades, amigos, enemigos,
fidelidades y traiciones. Entiendo al barrio como un organismo que
te asume y te consume para modelar una identidad. Por ejemplo, una
vez el padre de un amigo pensaba que yo era drogadicto, decía que
tenía tal aspecto. El asunto me interesó a propósito de las imágenes
que circulan respecto a las identidades y que en el espacio popular
son espejos de la misma discriminación que los construyen. Yo soy
espejo de otro. Me interesa tensar esas identidades formadas en los
contextos políticos culturales de hoy, un mundo cibernético y post
punk.
- ¿Que lugar ocuparía lo popular
en la imagen de desarrollo que como país tenemos?
- El letargo del sujeto popular es fuerte. La castración a la que
socialmente ha sido sometida perdura y tiene sus consecuencias. Los
sujetos populares tienen miedo. Eso les genera la política de “Gobierno
que haya, hay que trabajar igual” No quieren problemas -dicen y aspiran
a vivir tranquilos. El shock ocurre cuando son ultrajados y se les
marginaliza aún más. El problema no es solo el rapto de símbolos o
el despojamiento de lenguaje que hace el mercado de lo popular, sino
el abandono y la calidad de ruina en que quedan esos signos luego
de la utilización. Acá hay un asunto de administración biopolítica
del sentido de pertenencia. El sujeto popular piensa desde el sentimiento
y no es capaz de re posicionarse luego de los asesinatos de imagen
a los que su voz y su estética han sido sometidas. Francamente creo
que hay un deseo de eliminar la voz popular (la de los sujetos populares)
desactivarlas políticamente para que existan en el mercado solo como
una caricatura de si misma.
- ¿Existen “objetivos” en
tu trabajo poético, de que tipo por ejemplo?
- Si habría hipotéticamente un objetivo, podríamos hablar que me interesa
dar cuenta de que existen estas zonas, con grupos, sensibilidades,
planteamientos que portan poesía. Por que acá hay poesía. Me gusta
la idea de Médium para hablar estas imágenes, para describir estos
lugares. No se si haré el papel bien o mal, pero a veces creo ser
un médium para hablar una lengua que ha sido marginada. Por eso mismo
tengo un dialogo fuerte con la poesía Rokhiana, la de Mistral y la
de Carmen Berenguer, en la época actual que explora sutil y enérgica
a la vez todas las posibilidades de la lengua. Los poetas que menciono
poseyeron propuestas que pensaron y levantaron una política de ocupación
territorial, urbana por así decirlo.
- ¿Con quien dialoga tu poesía,
con la poesía, con las instituciones… con quien teje vinculaciones?
- Desde un comienzo mi poesía ha estado vinculada a lo social, desde
allí se ha instituido y desde ese espacio es posible también de contaminar.
No solo la voz de los científicos sociales puede hablar de lo social,
también la literatura y la poesía pueden hacerlo. El barrio, el Centro,
la población, sus cuerpos emergen para sicosear al lector, mediante
imágenes terroríficas a las que a veces lo someto. Me gusta ese experimento
de mostrar un caparazón pulcro y cuando se abre aflora la miseria
y las inconsistencias de un ser humano maquínico. Me gusta el golpe
social. Con la institución misma de la poesía chilena no estoy muy
cerca. Mi poesía no se debe a una institucionalidad poético-política,
se debe mas a las redes y las amistades que no obedecen a intereses
programados. Yo me muevo en espacios múltiples, mis textos pueden
ser leídos en la institucionalidad poética pero hay otras conexiones
con personas que también los leen en otros circuitos, distantes de
los recorridos del poder. Debo confesarlo, el demasiado acercamiento
de un polo o otro me trae no pocos problemas, pues se me reclama inconsecuencia
tanto de uno como de otro. Por ejemplo, si cuento que me reuní con
Uribe no faltará el que me diga…oye y que te andas juntando con ése
católico de Mierda....En fin Son rollos de identidad personal a los
que les busco puntos de fuga.