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DESMANES
Poesía combativa para las luchas cotidianas.
Mauricio Torres Paredes y Samuel Ibarra Covarrubias

(Compiladores)

Editorial Quimantú. Santiago de Chile, septiembre de 2010

 

La palabra y la construcción de la diferencia


"te llevaste tu país como quien arrastra el mantel de una mesa
dije podríamos viajar
conocer mi tercer mundo y mi cuarto
que nos caguen las vinchucas erradicadas de encuestas
yo te digo cariño cariño te digo
ya no hay países
nos callamos"

(Ivon Coñuecar, Chagas)

"La valentía es la primera de todas las virtudes políticas y todavía hoy forma parte de las pocas
virtudes cardinales de la política, ya que únicamente podemos acceder al mundo público común
a todos nosotros, que es el espacio propiamente político, si nos alejamos de nuestra existencia
privada y de la pertenencia a la familia a la que nuestra vida está unida."

Hannah Arendt

"Más que consignas, se trata de prácticas, de dispositivos, de aprendizajes colectivos, abiertos a lo Imprevisible y a la impredictibilidad de su efectuación: hace falta inventar nuevas modalidades de la actividad sustrayéndose al vínculo de subordinación ..Finalmente, implica construir las condiciones de neutralización de la división
entre invención y reproducción, entre creadores y usuarios, entre expertos y no expertos,. Se trata entonces de integrar la multiplicidad de los sujetos que participan en el despliegue de la cooperación entre cerebros en un nuevo concepto de democracia que transforme a los clientes, a los usuarios, a los desempleados, etc., en actores políticos de una nueva esfera pública no estatal"
Maurizio Lazzarato (Por una política menor)

"Una práctica política que persiga la subversión de la subjetividad que permita un agenciamiento de singularidades
deseantes debe investir el propio corazón de subjetividad dominante, produciendo un juego que la revele, en lugar
de denunciarla. Esto quiere decir que, en lugar de pretender la libertad (noción indisolublemente ligada a la de la
conciencia) tenemos que retomar el espacio de la farsa, produciendo, inventando subjetividades delirantes, que en su
embate con la subjetividad capitalística. provoquen que se desmorone..."
Félix Guattari / Suely Rolnik (Micropolíticas; Cartografías del deseo)

 

Cuando pensamos en realizar una antología de poesía que pudiese ser leída desde un "rendimiento político" nos vimos atravesados por diversas discusiones conceptuales, una de las más profundas fue definir ¿Qué puede ser considerado político hoy? Es una época compleja para definiciones concretas. No es fácil pensar la relación entre poesía y política sin poner en cuestionamiento los modos y discursos con que esta relación ha sido tradicionalmente entendida ¿Cómo pensar la politicidad de la poesía (si es que la tiene) en un contexto despolitizado hasta el extremo como lo es el diseñado por el neoliberalismo en nuestros días?

Nuestro proyecto es ante todo un espacio de preguntas, una plataforma móvil que no se cierra en interpretaciones unívocas. Los textos acá convocados accionan una lengua micro-espacial y simbólica que no aspira de ningún modo a tramar/armar una Historia completa, acabada ni especifica. Estos textos más bien piensan los devenires de un tiempo incierto y multiforme. Son poéticas que irrumpen, que tensionan en sus movimientos, planteamientos estéticos fijos para mudarlos a un signo nómade; así oponen su estrategia híbrida y definen una ecología impura.

Desde una perspectiva contextual, entendemos la narratividad cultural del capitalismo como un espacio omnipresente de estandarización y semejanza que resta densidad a todo intento dé cuestionamiento o disrupción. Buscamos releer estos textos en su condición de desmán, como "bacterias que accionan en los organismos pluricelulares cambios ambientales, creando numerosos mecanismos de adaptación (las procarióticas) en desafío a las ideas preconcebidas de lo normal" La cotidianidad del tiempo neoliberal, en su imposibilidad de inscripción como tiempo histórico, ha sido exitosa en desactivar cualquier fractura de su orden en pos de la mantención de su statu quo, que asegura un "presente perpetuo" y cuyo transcurso es pura actualidad. Esa eficacia se modela en cuerpos y subjetividades naturalizadas que reproducen los sistemas de control hasta en los espacios más íntimos.

¿Cómo poder entonces colaborar en la infección de este organismo funcional desde la poesía? La maniobra, en esta compilación, es hacer fluir los "factores ambientales" de cada escritura, en una dinámica más rápida que la especulación bursátil, para que la letra pese y se contextualice -reinventada-en la posibilidad de las pequeñas resistencias. Aquella reinvención situada, opone su carácter de correlación al blanquiamiento inmunitario al que se someten las palabras en el actual estado de las cosas.

Apelamos a una disposición que sea capaz de superar especulaciones de clasificación y fichaje. Tal vez muchos de estos textos demanden ampliar las zonas para pensar configuraciones y reconfiguraciones de la condición de la política hoy. Estos textos son pulsionalmente activos y a veces se lanzan en picada también hacia el plus-goce de ciertos discursos que pretenden normalizarlos y exhibirlos sólo como inspiraciones domesticadas.

La relación poesía y política opera en esta selección a partir de colisiones y antagonismos, emerge desde la fricción y la atomización de una mirada única y totalizante y en esa lógica podríamos pensar problemáticamente también el nombre de ésta. La ecuación poesía y política no adquiere a nuestro entender un espacio limítrofe para la circulación del sentido. Al contrario pone en circulación toda una racionalidad contra-hegemónica capaz de desestabilizar las fronteras entre herencias, hurtos, pastiches, apropiaciones, realidades y ficciones, pues pensar políticamente la condición de la poesía es hacerlos bajo (y hacia) lógicas que destramen las direcciones únicas y predeterminadas con que la racionalidad normalizadora administra el sentido para desubjetivar los vínculos entre lo social y lo cultural. Nombramos subversión a esa relación incomoda con las formas y modos fijos, con la distancia a una razón triunfante y hegemonizadora.

Mayoritariamente estos textos se mueven en lógicas proyectivas de ocupación de lo público para así "politizar la tristeza"en los márgenes de lo mayoritario. Así pues la desilusión, la disconformidad, la dominación o el resentimiento, se leen también como espejos invertidos de una inteligencia maquinica que transforma la celebración de la velocidad en aforismo e ideología.

Desde sus discrepancias y antagonismos, desde sus fantasías e interrogantes se intenta torcer -o interrumpir- las superficies homogéneas de un imaginario cultural signado por el disciplinamiento y la ecualización de las diferencias, organizado puramente desde lógicas económicas. Estas escrituras hacen imponer su razón política desde un proceso de formulación abierto en el que nombres, territorios, posiciones y oposiciones modelan críticamente lo estético, para desde un análisis radical, leer lo cultural y pensar/re -pensar lo social.

En sintonía con "los muchos" como diría Galeano, la poesía reunida en este proyecto da cuenta de un lazo perdurable con lo minoritario. Con espacios obstruidos y voces devenidas, con estrategias al borde del colapso que estallan como profundas ironías, de enunciación errante (y a veces de corto impacto) que sortean la biopolitización del cuerpo al devolver otro estallado de palabras. Palabras que son la mezcla solvente de rabia y sueño, devenidos ahora artefacto y que sobrepasan letra y lectura para mostrarse imperfectas en su polifonía tartamudeante.

Si pensar la poesía política era identificar una razón motora clara, directa y adelantada, pensar lo político en la poesía hoy es dejar atrás una idea única de voz para hacer ingresar una multiplicidad de voces. Infinidad de registros, que hasta se contradicen, en juegos de horizontalidad y develamiento.

Esa emergencia variopinta no esconde sus imperfecciones para tumbar lo supuestamente perfecto. Como el juego infantil que quiere encontrarse en las estructuras básales que nos conducen a nuestra animalidad tan logicalizadas que es puro arrebato y castramiento; eso, "lo que llamamos lo eterno-femenino que hay en nosotros"[1] se activa en una mixtura punzante e intensa para reivindicar los estatutos de los espacios micro-políticos.

La poesía circula bajo la doble condición de ser producto del cotidiano y el inconsciente, en ella se mezclan, figuras, marcas, malestares, bajo el signo de la subjetivación. Si el lenguaje es el más peligroso de todos los bienes es porque comienza a levantase como el peligro de todos los peligros al crear la posibilidad misma de un peligro. Peligro es la amenaza del ser mediante lo que es -dice Heidegger- que queda expuesto gracias al lenguaje a algo patente -que en cuanto a que es asedia e inflama al hombre en su existencia, así el lenguaje crea un lugar abierto para el extravío. En este sentido el peso de una poesía cada vez menos inocente complejiza el tradicional reclamo de compromiso, combate o eticidad que se le atribuyó a la función de una poesía comprometida con la historia y su entorno.

Hoy el poeta (y la poesía) se debaten entre la indiferencia y operaciones de desmantelamiento de sentido a la que es sometida toda práctica cultural bajo el paradigma mercantil/publicitario. Desde esos espacios pauperizados irrumpe una palabra radicalizada capaz de estimular una reflexión profunda y accionar revueltas contemporáneas de signos y valencias. Una reflexión/ acción (prácticas ¡nstituyentes) capaz de revitalizar espacios aparentemente fatigados para hacerlos aflorar bajo un nuevo entendimiento. Esa condición requiere necesariamente descolonizar la mirada y leer heterogéneamente lenguas críticas que avanzan en una disposición territorial/desterritorial como si su sino fuese abrir interrogantes de manera permanente.

Como compiladores hemos buscado abrir preguntas. Una entre tantas es intentar identificar lo político en la poesía; que es lo político en la poesía hoy. Nuestra práctica de transferencia tiene una materialidad líquida y polivalente: la poesía y sus discursos. Nociones que leen prismáticamente el sueño, el cotidiano, las ideologías o el cuerpo en clave crítica, bajo el signo refractario de su negatividad.

Armar un proyecto de estas características no podría haber sido posible sin mediar complicidad con la Editorial Quimantú. Con ella hemos establecido un diálogo fecundo y transversal que cruza preocupaciones políticas y estéticas en pos de profundizar un gesto de lectura radical para la poesía chilena contemporánea. Editorial Quimantú explora en estas nuevas alternativas otras lógicas de acción para proyectar así su circulación en espacios alternos y minoritarios desde lógicas de autogestión, como fórmulas de necesaria autonomía e independencia, abriendo redes de trabajo donde el horizonte se asume intenso y cuestionador en su abordaje.

Oportuno -creemos- es la instancia de leer y releer las marcas de voces que alojan en su subjetividad "esta musicalidad infralingüística que apunta a todo el lenguaje poético, que deviene la finalidad principal de la poesía moderna, una psicosis experimental... se trata de un sujeto -pero de un sujeto en proceso-"[2] . Poesía y política es una vinculación en permanente mediación y móvil en/bajo condiciones de conmoción, crisis y sobresaltos. Es una relación que modula una palabra que sale a la calle o se repliega en su disturbio interno y secreto, para perforar la fórmula, esquivar la vigilancia o sustraerse a la celebración de la velocidad y la fluidez de lo mercantil.

Analizar las escrituras poéticas contemporáneas es un ejercicio significativo para lograr acercarse al ethos de una época compleja. Hemos pensado esta antología para trazar una interpretación y acercamiento a un tiempo histórico movedizo, una temporalidad que prefigura identidades líquidas (siguiendo a Bauman) respecto a ia relación nunca acabada entre individuo y contexto.

Creemos necesario releer en la poesía los signos más urgentes que desestabilicen una visión en blanco y negro de la realidad y las tramas con las que (se) aparece. Para esto; Desmanes, poesía combativa para las luchas cotidianas se plantea como un lugar para la interrogación -abierta y múltiple- las confluencias y aproximaciones a un territorio complejo y móvil.

Desmanes nace de un "principio de incertidumbre" estableciendo en su recorte una organización de textualidades distante de toda lógica clasificatoria industrial y modelos binarios que impidan los flujos líquidos entre fronteras. Su organización no reconoce los ordenamientos de un recorte industrializante. Activa contaminaciones y encabalgamientos para desatar una polisemia interpretativa. Su voz vagabundea por paisajes de lenguas y parajes vocales para desafiar una interpretación univoca, enmarcada y atrapada en la mirada teórica. Incertidumbre y fragilidad comparecen en esta voz que desde un yo desplazado a un nosotros, interroga a los muchos yoes que conforman ese Nosotros.

No hemos pretendido hacer una selección de autores, sino de textos. Asumimos la posible inexactitud de esta antología, al cargar tal vez con omisiones importantes. Por lo mismo, no la entregamos como referente sino como aproximación. La ponemos al alcance de los lectores, sin blindajes, ni visiones unilaterales, alejados de cualquier idea de plantearla como un registro exacto y definitivo.

Desmanes ensaya en su recorte un tanteo experimental para un problema acuciante, la fricción de dos territorios que problematizan la pregunta por lo político en la poesía de hoy. Por eso los textos convocados tienen para nosotros la capacidad de diseñar entre todos una planimetría sugerente, polémica y contradictoria. Son un territorio para pensar los problemas más axiales de nuestro acontecer contemporáneo. Las preguntas por la comunidad por ejemplo, entendiéndola como aquello que no viene a construir, sino al contrario a quebrar, a desinstalar.

Hemos acondicionado una voz bajo un ordenamiento otro de los textos que la hacen inteligible. Una gran voz que a la vez se hace imposible porque sus partes la crispan e interrogan, en diversos tonos y modulaciones, a cada paso de su tránsito. Así, desde su solidez frágil se levanta un habla descategorizada y en fuga, en constante riesgo de implosión y desborde. Capaz de hacer el quite a cualquier maniobra de captura.

En este soporte problemático, pensar las conexiones del poema podría parecer forzarlo a que entregue un "rendimiento crítico"mediante la socioligización de su voz. Sin embargo, nada más lejano a nuestras pretensiones. Este corpus nos sirve como acto de agenciamiento para postproducir epistemologías alternas que contribuyan a hacer frente al giro neoconservador que se ha cernido sobre la crítica literaria y cultural en nuestro continente.

El crítico americano John Beverley a este respecto sostiene "este giro es doblemente paradójico, primero, porque ocurre en el contexto del reciente re­surgimiento de las o las izquierdas latinoamericana/as y segundo porque se manifiesta principalmente desde la izquierda". Si bien es cierto que estas discusiones parecieran tener su expresión en debates únicamente académicos, se desplazan con fuerza hacia la formación de modos de lectura que se asientan en criterios de especialidad. Es decir, "en el establecimiento de una ideología del profesionalismo y disciplinaridad centrada en las esferas de las humanidades", vale decir, en protocolos de análisis y sistemas de comprensión crítica reduccionistas, que leen lo cultural desde enfoques iniciales y parcelados.

Transitamos por tiempos fracturados y contradichos en múltiples paradojas y descalces. La globalización y su promesa sólo se ha reducido a transformar en nominal toda soberanía. La economía nada tiene que ver con la política y los procesos de permanente desubjetivización activan hasta niveles increíbles la mercantilización de lo social. La única certeza que tenemos es el oscurantismo de destino social cuyo más seguro horizonte es la despolitización completa de todo. ¿Qué puede decir la poesía en un panorama donde la política parece haberse retirado? ¿Qué decir en los actuales escenarios vacíos y autorreferentes por la retórica neoliberal? Pensamos que cada poeta y su obra es ante todo una pregunta. Cada escritura en sí, es la aproximación a un contexto, mediante una estrategia de escritura/lectura que lee-arma y desarma un espacio tiempo. La fantasía de lo universal se rompe a medida que se aproxima la lupa respecto a los sentidos que los textos activan. Cada escritura puede leerse como localización de pensamiento/acción que descoloniza en su deambular lógicas civilizatorias de interpretación, esas que desatienden los juegos de fuerzas y relaciones que se ponen en práctica en las producciones culturales.

Hemos propuesto una ficción, una operación compleja y demandante. Riesgosa por cierto, pero necesaria pues creemos imperioso la ampliación consecutiva de marcos de interpretación frente a la pregunta por el sentido de la escritura poética hoy. Una escritura aguda y lucida, atenta a los tiempos y en permanente redefinición con los contextos en que dialoga y circula. Hemos pensado esta antología para coaccionar una operatoria radical en contra de una mirada que sigue erigiendo la figura general del gusto, naturalizando así de paso, complejos sistemas de inclusión, exclusión, ciframiento que portan en su interior todo tipo de colonizaciones y violencias, y que se plantean como "poéticas independientes" deslocalizadas y a-críticas. Poéticas de la contemplación a final de cuentas.

La relación entre poesía y política es antigua, densa y multiforme. Se nos hace difícil interpretar aquí pedagógicamente esa conexión, pues demandaría ordenar quirúrgicamente planos para desde allí interpretar los nodos donde se conectan y bifurcan. Pero sí podemos señalar de manera contundente que lo político en el arte se ha comprendido mayoritariamente en el tiempo bajo la figura de la Corrosión. Es en lo lingüístico donde opera mayoritariamente esta figura, trabajando sin contemplaciones contra retóricas del consenso. En ese espacio se exalta una verdad inmutable que el discurso poético transgrede para hacer detonar sus sentidos interventores. Impone así su desacato con una experiencia única y la revierte en versiones múltiples e irrepetibles. Aparece acá una poética capaz de atomizar soportes, referentes y materias verbales, resemantizando en movimientos diacrónicos su carácter de lengua social.

La relación entre poesía y política es una relación alterable, inestable y ambigua. Se erige desde desplazamientos anárquicos pues porta de manera propia un abanico de valores independientes entre sí, contradictorios y difusos. Sin embargo mantiene una férrea y atenta conexión con el tiempo histórico por donde cruza. Aquella relación con el tiempo, no se circunscribe sólo al presente, sino también con su rol anticipatorio; la capacidad incluso de problematizar asuntos de los que aún nada sabemos con certeza o sólo se manifiestan de un solo modo.

Ese ajuste con el tiempo es lo que nos hace pensar lo problemático que resulta asumir una sola forma de evidenciar la relación entre poesía y política. Al ser un espacio en continuo cambio, se contextualiza a cada instante a medida de que se filtra entre ambas los espesores de los particularismos territoriales desde donde son emitidos.

Creemos sugerente transitar desde una relación de Poesía Política a poesía y política, así se eluden totalizaciones y se opta por estrategias minoritarias para leer los intersticios de ciertos contenidos salvíficos de algunos discursos. Algunas figuras discursivas pueden releerse productivamente a contrapelo de modas o corrientes que las deprecian o las vacían de espesor, dejándolas como piezas de museo carentes de toda heroicidad y que antaño le reportaron prestigio y aura.

Una relación fecunda entre poesía y política podría transformar la experiencia con y el lenguaje mediante un ejercicio de lectura radical del mundo y del contexto. Una operacionalización que es ante todo operativo de lectura implacable, para desorganizar sus modos de legibilidad desmontando y o descifrando sus regímenes de composición.

Es necesario para poder visibilizar mejor la relación que esta obra propone, revisar algunas conceptualizaciones que a política se refieren. Entender desde un momento inicial la Política como práctica y como ideal, vale decir como un proceso siempre inconcluso. Un encadenamiento relacionable que siempre vincula una realidad con otra; es decir la política es ante todo un espacio en construcción, un juego dialéctico que posibilita un desencadenamiento de hechos, que siempre es ante todo una posibilidad más que un hecho asegurado. Múltiples dimensiones que se configuran desde lo político suponen entender la configuración de un espacio cercenado por diferencias y antagonismos. Por eso, más que pensarse puramente como resultado de un proceso histórico, lo político está ligado a una noción de aconteciendo que rompe indefectiblemente la continuidad de un tiempo histórico. Estos acontecimientos crean lógicas propias mediante la creación de espacios también propios. En este marco tiene un sentido fundamental el lugar del ciudadano y su expresión de vía activa. El sujeto político aparece acá en condición de "falla" e "intervalo", un "estar-junto como estar-entre los nombres, las identidades y las culturas" (Ranciére).

Lo político es ante todo un sistema de relaciones que altera toda ficción o representación que el arte (la poesía en este caso) haga de la realidad. Conmociona símbolos y perturba sobreimpresiones. Así, propiedades y denominaciones adquieren una "existencia suspensiva", atravesada de disensos, alteraciones e interrupciones. Una distancia importante entre "lo decible y lo vivible".

Establecer, articular una diferencia es en definitiva el sentido de la política, pero la política no es ningún caso un espacio naturalmente dado, desde su condición provisoria, la política justamente rompería con ordenes naturalmente dados. Tampoco opone necesariamente intereses diferentes de grupos, sino lógicas de organización de sentidos. Pensar lo político no supone automáticamente pensar el ejercicio del poder, sino un modo de actuar desde una racionalidad propia que hace justamente pensar a ese sujeto que actúa. Esa actuación se define desde una acción paradójica; su participación en los contrarios. Si hay una función de la política, ésta sería la definición y configuración de su propio espacio, es decir poner en evidencia como a partir de colisiones y desasosiegos aparece el sujeto y su mundo. Ese sujeto se devela desde el discenso, haciéndolo pasar desde un puro espacio de flujo y circulación a otro de manifestación de una individualidad.

Es por eso que la política es siempre una ruptura de posiciones entre el ejercicio de un poderío y aquel que lo padece. Es una ruptura desde el litigio contra una idea de evolución normal, enraizada en modos de subjetivación discontinuos que abran paso a mostrar las diferencias de la sociedad, incluso las diferencias con ella misma. Acá el consenso juega un rol fundamental. Todo consenso es en definitiva la anulación del discenso con que rearticula lo político en la política, vale decir, retornar a un estado natural de las cosas. Determinar el consenso como maniobra para desactivar la política es pretender que ella también desparezca. Es así como en los discursos que apelan al desmontaje de las diferencias, subsumen un deseo tácito de desmovilizar el necesario desacuerdo para la función política de la palabra. El capitalismo ha decretado caduca a la política, se le decreta no necesaria y sólo atingente a competencias estatales o puramente institucionales. Restándole al espacio social su lugar como campo de disputa y esfera de existencia de la política.

Este recorrido conceptual es muy necesario para pensar lo social y lo simbólico como zonas de disputas para configurar desajustes donde la poesía pueda corroer economías de sentidos homogenizadores y totalizantes. Una poesía que ha debido debatirse desde ya largos años en un espacio cultural signado por la crisis de lo político. Una crisis de la representación, donde aparentemente resulta ingenuo y nostálgico insistir en escrituras resistentes a los regímenes de circulación y mercadeo y sus axiomas de superficie.

La eficacia de las hegemonías neoliberales se ha sellado en la imposición de un pensamiento consensual, que activa en los mismos sectores que subalterniza un estado de inmovilidad e institución de límites a un pensamiento que va más allá de su propia racionalidad. La hegemonía implica necesariamente un proceso de estructuración de las relaciones sociopolíticas y esas relaciones necesariamente deben economizar al máximo su imaginación cultural y política.

La poesía de estos tiempos asienta su eficacia, creemos, en un permanente accionar subalternante, un accionar contra-hegemónico que extiende campos de sentidos y modifica las fronteras de la imaginación, ampliando el repertorio del lenguaje, el desafío de repolitizar a la política, dotándola de nuevos impulsos creativos y rebeldes.

Mauricio Torres Paredes- Samuel Ibarra Covarrubias[3]

 

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Notas

[1] Nietzsche, Friedrich. Así hablo Zaratustra.

[2] Kristeva, Julia. "El porvenir de la revuelta".

[3] Mauricio Torres Paredes: Poeta, sociólogo y magíster en Estudios Culturales (c), autor de los libros "Orgasmos, Trilogía de Fin de Siglo" y "...todas las playas del planeta", entre otros. Además trabaja en distintos proyectos de arte y cultura.
Samuel Ibarra Covarrubias: Periodista con estudios en teoría del arte y crítica cultural. Ha sido parte de proyectos de investigación y desarrollo en temas de arte, performance y literatura.


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Poetas antologados

Cristián Cabello, Jorge Díaz, Diego Ramírez, Elizabeth Neira, Florencia Smiths, Oscar Saavedra, Juan Carlos Urtaza , Antonio Silva, Yanko González, Felipe Ruiz, Javier Peralta, Angela Barraza, Aidil Barraí, José Angel Cuevas, Rodrigo Gómez, Marcela Parra, Absalón Opazo, Alberto Kurapel, Ivonne Coñuecar, Jorge Velásquez, Walter Rojas, Carlos Ernesto Sánchez, Yuri Pérez, Marcelo Arce Garín, Carlos Soto Román, Marcela Saldaño, Jaime Pinos, Carolina Schmidt, Alberto Moreno, Martín Gubbins, Roxana Miranda Rupailaf, Alejandra del Río, Marcos Arcaya, René Silva Catalán, Héctor Hernández, Carolina Vega, Carlos Henrickson, Pablo Paredes, Ana Mostrosis, David Aniñir, Gladys González, Cecilia Espinoza, Rodrigo Romero, Nadia Prado, Marjorie Dávila, César Millahueique, Alejandro Lavquén, Nicolás Miquea, Alicia Valdés, Christian Aedo, Mario Borel, Sergio Alfsen, Gustavo Barrera, Carlos Cardani, Pol Vadera, Harry Vollmer, Don Sátula, Pagano.


 

 

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La palabra y la construcción de la diferencia. Prólogo a DESMANES
Poesía combativa para las luchas cotidianas.
Mauricio Torres Paredes y Samuel Ibarra Covarrubias.
(Compiladores).
Editorial Quimantú. Santiago de Chile, septiembre de 2010.