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MAURICIO TORRES PAREDES, DESMITIFICANDO AL POETA Y LA POESÍA

Por Patricia Antúnez Rojas
Entrevista publicada en revista literaria ArteKiltro N°2

 

De mirada transparente y actitud cálida Mauricio Torres Paredes nos habla de sus inicios en el camino de las letras, de su encuentro con la poesía y sus intensiones desmitificadoras sobre el lenguaje literario y la cultura.

- ¿Quien es Mauricio Torres Paredes?
- Es un conjunto de historias, de percepciones, de sentimientos, de vida, todo codificado en un registro que es el nombre. Yo creo que Mauricio Torres es una persona que está en estos momentos viviendo en un proceso de vida y generando vida.

- ¿Cómo llega ese Mauricio a las letras?
- Llego como a los trece, catorce años. Comencé a escribir pequeñas cosas y  a relacionarme con la literatura. Empecé a leer, pero siempre desde una posición bien dispersa. Nunca fui un lector o escritor que tuviera un esquema metódico definido. Siento que hay un desorden en esto. Tomaba los libros que había cerca y frente a eso iba haciendo los descubrimientos de este mundo. Hubo un espacio que podría tomarse como un hito… escribir para un concurso de literatura del colegio, un día después del combate naval de Iquique y lo hice desde mis propias carencias de la historia del combate. Hubo tema que yo los hice ficción desde esas carencias generando otros tipos de magia distintos y menos formales.

- ¿Ahí te sentiste reconocido?
- Sí, ahí saqué el primer lugar, entonces eso me permitió reconocer que había un espacio desde el cual yo podía generar cosas. Parece que le pego a esto, así que puedo seguir explorando. Más tarde con un vecino nos juntábamos a escribir sobre temas de jóvenes. Tuve la suerte de ser leído y no tener auto crítica, lo que significó escribir y lanzar y en ese botar se fue dando una interacción con el lector. Porque se me leía y empecé a sentir la inquietud, le tomé el gusto y desde ahí empiezo a trabajarlo más y empecé a fortalecer las diferencias con otros tipos de escritura. A vincularlos con temas que me gustaban a mí y me fui comprometiendo. Me abrió nuevos espacios de conocerme a mí mismo. Fue como un encuentro, una sorpresa descubrirse a uno mismo.

- ¿La época, el contexto de tu  juventud  que marcó al país influyó en tu escritura?
- Hace una diferencia porque estoy en el corte del fin de la dictadura y comenzando la democracia. Yo venía de una acción de la dictadura donde empezaban a notarse las generaciones nuevas lo que significó una diferencia con la gente que luchó contra la dictadura. Ahí tengo la posibilidad de ver los espacios. Cómo las cosas que se pensaban podían cambiar, lo hicieron o no, eso permitió avanzar, tomar este espacio nuevo y no quedarme pegado.

- ¿Cuál fue ese espacio?
- Es el espacio alternativo que se fue generando en los años 80´ con los grupos de diferencia, mujeres, jóvenes, etc.

- ¿Había más cosas por las que luchar en esa época?
- Yo creo que no. El que no se desplazó no encontró el nuevo espacio, la nueva formula para generar espacios nuevos ni temas nuevos. Muchos no hicieron clic y yo creo que vi que lo alternativo era lo que se venía. La masificación de los medios de comunicación abrió nuevas dimensiones de creación. La realidad mundial topó con estos cambios y eso dio la oportunidad de generar nuevas dimensiones.

- Alguna temática especial
- Todos estos temas se relacionan con mi historia y me ayudó a tener un desplazamiento mucho más rápido. Me dijeron que estaba adelantado a la época porque estos discursos lo tuvieron los jóvenes de los noventa y yo ya lo había hecho.

- Y tú temática actual…
- Sigue siendo lo social. Mi poesía no es introspectiva ni del sentimiento metafísico o religioso, sino que tiene que ver con las relaciones sociales con el cómo uno observa lo que discute.

- En el año 1997 escribiste “Al mundo le aze falta un orgazmo maz” con clara intención rupturista, al menos desde el punto de vista de la estética de las palabras.

- Obedece a romper al tema de lo establecido en normas y formas de cómo se debe escribir. Lo primero fue esta carencia de no haber tenido el acercamiento a la literatura en grande. En ningún momento me sentí cuadrado por la ortografía y eso me dio la posibilidad de inventar. Y en el tema social como discurso que se puede escribir como uno quiera ¿Quién me dice que no? El contexto es cómo dar la oportunidad de que nada es sagrado, así que a ponerse a escribir. Se puede desarmar el lenguaje, la ortografía y ese libro se generó así. Yo pensé que iba a ser un poema y después pensé: qué pasa si hago todo el libro.

- Entonces lo visual ocupa un papel importante en tú poesía…
- Mi poesía se genera de lo visual, son imágenes que se describen más que metáforas. Son filtros de mis vivencias, de cómo las percibo. Trato que todo lo que percibo, trabajarlo desde acciones que no siempre son. En un poema puedo hablar de un tema que parezca interpretarme, pero no es así. Son las percepciones que descubro y cómo las vínculo a temas sociales, pero que no necesariamente esté de acuerdo. Me defino como un médium, creo el vínculo para expresar. Es lo que puede llegar a ser, pero no es. Relación entre fantasía y realidad.

- Esto se contrapone un poco a la imagen del poeta.
- Es un quiebre y es un quiebre conciente. Refleja la intención de desmitificar las cosas. Creo que esa es mi cadena, mi vínculo. Volver a construir otro espacio.

- En lo que se refiere a la literatura ¿Qué significa ser un poeta en la ciudad de Santiago?
- Ser un poeta en el año del bicentenario en el siglo XXI tiene varias lecturas. Un poeta en estos momentos es alguien desplazado, es el loco que está más loco porque la sociedad lo aguanta bajo el tema de la poesía. Algunos temen acercarse a ese loco porque es de los peores. Esta es la imagen del iluminado, el que habla con las musas y los dioses, entonces se preguntan como me voy a acercar a esta persona, si ella debe hablar cosas superiores. Sin embargo, cuando el poeta logra acercarse a la gente se convierte en persona. La gente se da cuenta que el poeta es mucho más banal y burdo, saben que van a los mismo lugares, baja del cielo. Yo creo que la gente cuando conoce la ciudad del poeta, cuenta y logra ver al poeta fuera del espacio de arte y es reconocido en el espacio cotidiano y desde esa relación lo siente más cercano, pero esto no sucede a través del libro, ahí tienen sus honores, ahí está siempre en el cielo. En la normalidad cuando las personas se acercan ya saben que es una persona común. Ya no es inalcanzable.

- ¿Cuáles serían las diferencias entre el poeta y el escritor que habita en ese cielo artístico?
El escritor se relaciona con la intelectualidad. Dentro de la literatura el máximo es ser poeta y creo que obedece al tema de la libertad que tiene la poesía. El escritor tiene un conocimiento más racional. Es más intelectual, tiene estudios una base académica y puede hablar sobre distintos temas. El poeta tiene otro mundo y puede hablar desde sí mismo.

- Entonces las relaciones con el lector son diferentes…
- El tipo de relación con el lector me importa más que con el oyente. Al hablar de lector me refiero a todo tipo de lector. A mí me sirven todas las plataformas porque lo que me interesa es el texto y que éste sea para el lector, más que ser escuchado. El público que más me interesa que lea, es el que tendría una reacción con lo que yo escribo, quiero que disloque al que está mas tenso. Yo quiero que provoque una reacción, se entienda o no se entienda. Me interesa que la gente diga “oye cómo escribió algo así, cómo pudo” Una repuesta, una reacción que mueva a cualquier público en común.
Con los pares es distinto, porque con ellos se ve la parte mas técnica, ahí hay un cruce de egos, de formas, avalamientos y posibilidad que uno tenga una perspectiva amplia y que uno sea reconocido, es allí dónde uno se da cuenta del abanico de personas distintas que tiene las obras de uno.

- Tomando esa búsqueda de respuesta en el ámbito virtual y su inmediatez…
- Es complicado porque hay un público lector de poesía y hay un público al que le gusta oír poesía. Existe otro público que le extraña la poesía porque quizás lo ve como algo de niños. Esas relaciones son extrañas porque se desvinculan del arte. Ese público que  lee y escucha poesía es el público que uno quisiera alcanzar. Pero ésta un público al que uno le puede abrir otros espacios, otras dimensiones, generar nuevas fantasía. La posibilidad de generar reflejos desde lo cotidiano del otro.

- ¿Estos espacios virtuales favorecen esa comunicación?
- Creo que sí.

- Tal ves en las comunidades literarias los escritores no tienen tan claro la intención
- En el tema de la palabra me parece que ésta es la relación entre los seres humanos. Todo es lenguaje y ya partimos desde una relación imperfecta porque el lenguaje tiene que adaptarse y las personas deben adaptarse lo que genera una tensión. Esa entrega de información se dispersa por un montón de canales, entonces yo puedo creer que tú me estabas hablando de cosas, pero te referías a otra. Es un estar conectado/desconectado. Tiene que ver con lo que yo quiero comunicar. Yo proyecto y elijo lo que comunico en un fluir y a través de pequeños códigos que vamos asimilando. Por ejemplo los afectivos también se encuentran, hay personas que se enamoran de lo que se le dice. Esos códigos generan acciones. El computador o Internet son un instrumento nada más, soportes.

- Es lo mismo leer un libro en papel o Internet
- Eso tiene que ver con las tradiciones y lo difícil de desacostumbrarse.

- Tres condiciones que debería tener un poeta
- Saber leer y escribir. Desde la técnica
Sensibilidad exacerbada, transfigurada y explotada en todos los aspectos y temas. No puede haber un poeta al que le pase inadvertido algo y que piense que desde la palabra no puede hacer nada.
Tener claro que uno está entregando energías, está siendo la vos del débil, del marginado, del silenciado y del no escuchado.
Tener la libertad de búsqueda, darse la oportunidad de ir más allá de saber que aquí hay un potencial que puede dimensionar otras cosas distintas. Debe de ser un buscador de la innovación, invitar y crear.

- Te refieres a lo cambiante del lenguaje
- Reconocerle eso al lenguaje es reconocer su evolución constante. A los poetas les cuesta porque está la tradición del poeta vinculado a la nación y al purismo académico. Eso está arraigado en Latinoamérica.

- Entonces al poeta le cuesta reconocer la evolución del lenguaje porque le tema a la crítica.
- El poeta le teme a esa crítica y a esa tradición, es  decir el poeta tradicional.

- Pero esa crítica es la que reconoce a esos poetas y escritores.
- En su mayoría sí, pero hay que destimificar eso, para eso tenemos la libertad que nos da la poesía.

* * *

Para el mes de julio de este año 2010, Mauricio Torres Paredes en conjunto con el performance Samuel Ibarra publican una antología/revisión de poetas chilenos contemporáneos donde mezclan y tensionan las temáticas de poesía y política,  libro que será publicado por Editorial Quimantú 
 

 

 

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Por Patricia Antúnez Rojas.
Entrevista publicada en revista literaria ArteKiltro N°2