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DESAPRENDER LO INYECTO
Metamerika, de Sergio Alfsen. (J.C. Sáez. Editor, 2012)
Por Mauricio Torres Paredes
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La paradoja alcanza su plenitud (sabrosa) cuando ya no se puede percibir
ninguna relación sustancial entre la materia inicial y la materia final
Roland Barthes
La paradoja en la poesía, la mayoría de las veces se expresa desde contradicciones de palabras, conceptos o situaciones que se declaman descubriendo vivencias o sentimientos, que por muy escondidos que estén sabemos que son y existen. Sin embargo la paradoja de la poesía es que sea escrita y no sea leída.
Esta última paradoja no le quita el valor sustancial a la poesía, al contrario (otra paradoja) la sumerge en un valor histórico, el cual puede dar la oportunidad de que la poesía se reinvente, valor sustancial de la poesía, la creación.
Y es ahí la pregunta del porque no se lee poesía, más allá de las diferentes opiniones que podamos tener, yo lo dirijo al mismo acto poético ¿Qué valor tendría el acto de escribir poesía si este sigue insistiendo con los mismos versos y metáforas tantas veces construidos? Es el paso que pocos jóvenes poetas han logrado superar, la descomposición de la materia, el quiebre de la normalidad, el desaprender lo inyecto. Pues bien, es el paso fundamental en un poeta y Sergio Alfsen en su poemario Metamerika (J.C. Sáez. Editor, 2012) lo logra. Lo captura a cabalidad. No solo escribe y describe a América, sino que la numerifica, la resignifica, la retraduce en el sentido cabalístico, prestando su ser ilustrado para soltar su magia.
La lengua castellana o como bien la conocemos hoy el “español” es la materia con la cual trabaja Alfsen su poesía, para encontrar la liberación del significado gramatical y conceptual que por décadas la lengua española ha logrado hegemonizar en nuestro continente. En palabras de Raúl Zurita en una conversación con Juan Downey “Aquí se subvierte en su grado máximo y se la lleva al plano de la más estricta modernidad” No la modernidad que conocemos desarrollada por la ilustración, sino esa de la que nos habla el poeta que debe de estar eternamente en constante cambio y actualización.
Un logro experiencial y poético de un “viaje ecléctico hacia el discurso político” Me explico, lo que se encuentra en la poesía que constituye Metamerika es posibilitar la transformación del lenguaje y sus palabras en el valor identitario de la poesía, que es el flujo de los sentidos hacia sentimientos universales. Nos enseñaron a leer para entender, pero no a sentir, y es ahí la subversión que Alfsen realiza desde su ser poeta.
Es apasionante y estremecedor leer como descompone palabra tras palabra, idea tras idea llegando a lograr una incredulidad de parte del lector que pasa por la duda, el vacío, el miedo y la mismísima desconfianza con las enseñanzas que se nos han entregado.
Eso consigue Metamerika, un escalofrío que se instala en la curiosa oscuridad de la sorpresa que nace, se forma, toma vida, que se descubre al leer lo traducido.
Y no solo nos encontramos con un valor poético, sino además con un valor político tanto de resistencia del desgaste que provoca la angustia a lo desconocido. El atrevimiento al cual nos lleva Alfsen al leer sus poemas, es el que me imagino debe haber sucedido con los grandes poetas al instalar su “canto” como tención a los discursos oficiales tanto políticos, como científicos académicos. Bien lo plantea Nelly Richard “Cualquier ruptura epistemológica, cualquier corte teórico introducido en el ámbito del pensamiento se manifiesta primero por una revolución terminológica”. Este es el gran valor que instala Alfsen desde la poesía, la mayor destrozadora de las terminologías.
Sabia savia oponía selvacío sus suaves aves huéspedas vocales, vvver
significa recitarse dividualidad entre piedras fugaces y flores eternas
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En “El Maestro Ignorante” Jacques Ranciere, plantea en la lección de los poetas que “todo el esfuerzo, todo el trabajo del poeta consiste en suscitar ese aura alrededor de cada palabra y de cada expresión. Por eso analiza, disecciona y traduce las expresiones de los otros y borra y corrige sin cesar las suyas. Se esfuerza en decirlo todo, sabiendo que no podemos decirlo todo, pero que es esta tensión incondicional del traductor la que abre la posibilidad de la otra tensión, de la otra voluntad: el lenguaje no permite decirlo todo y hay que recurrir al propio genio, al genio de todos los hombres”
La importancia de lo que plantea Ranciere tiene relación a lo que podemos llamar Magia o Belleza aura encubierto que le da la oportunidad al poeta de encontrar lo desconocido pero que sabemos que existe. En simples palabras, apropiarnos de quienes somos. Tener la posibilidad del juego donde podamos ser verdaderamente.
He ahí el gran logro de Sergio Alfsen, además de subvertir la lógica épica de la poesía tradicional que habla de América, juega y se zambulle en el descaro con el cual siempre ha contado el poeta para incomodar a la ciencia y la política “Conoce los límites de la traducción y los poderes de la contratraducción. Sabe que el poema en cierto sentido es siempre la ausencia de otro poema mudo que improvisa la ternura de una madre o la furia de una amante” según Ranciere, pero además, a mi modo de ver, entrega la posibilidad del atrevimiento tan necesario para crear poesía acorde a estos nuevos tiempos.