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Espacio y situación poética en Luna ácida, libro de Mauricio Torres Paredes.
Editorial Quimantú, diciembre 2019.

Por Alberto Moreno



.. .. .. .. ..

Estamos ante un libro que provoca empatía con su lenguaje, con sus temas, sus extrañezas, con las presencias -y ausencias- que corren por sus hojas y sus páginas. Pero sobre todo, y esto lo sabe bien cada lector, lo central es la sensación que va quedando entre línea y línea, tras cada verso o párrafo visto con los ojos, leído por la memoria. Esa situación poética, ese viaje por el espacio poético y que nace tras la lectura, es desconcertante y apasionante a la vez:

“De repente desperté
vi más luces de las que se necesitaban

Me vi hediondo a dinero
sosteniendo en el bolsillo
un crucifijo que no requería

Me puse la chaqueta de mezclilla
al encuentro de mi maestro fui.”

***

“En la mayor cantidad de ciudades
un proyectil es mi cuerpo
incrustado
en el logrado paisaje futuro
que nos han querido dibujar

Pasados presentes transcriben
señales que aún no recuerdo
enciendo una que otra máquina
el mundo pasado se aleja”

***

Paloma

“La diferencia inmensa como la luna frente a los bosques es que Paloma mía ay
tú has logrado morir de una quemada, yo quemado por curas,
quemado por reyes, quemado por militares, quemado por la prensa,
quemado por las leyes, quemado por los comerciantes
Te quiebro si eres porcelana, te mojo si eres mimbre, te quemo si eres
hierba, te vuelo si eres ave, te como si eres mujer, te acurruco si eres
canción, te molesto si eres grave, te revuelvo si eres discurso, te anochezco
si eres pájaro, te compongo si eres idea, te reviento si eres ventana,
te soplo si eres frío, te imprimo si eres publicidad, te contemplo si eres lo
que no puedo ser, te corrompo si eres espera, te alimento si eres compañía,
te rebusco si eres creación, te salvo si eres palabra, te escupo si eres saliva,
te desplumo si eres lengua, te evoco si eres labios, te planto si eres carta,
te encamino si eres cadáver, te rezo si eres niña, te enloquezco si eres
madre, te consuelo si eres matico, te fumo si eres sueños, te escribo si eres
sombra, te receto si eres doctor, te espanto si eres naturaleza,
te ignoro si eres blanca, te aplaudo si eres atrevida, te parto si eres la partida,
te comienzo si eres la partida, te entierro si eres la partida.”

***

Siento un llamado permanente en estas líneas… mejor dicho, entre líneas. Es a la movilidad, son sus desplazamientos, es al fin y al cabo, un llamado cómplice a la mutación. A escucharla, a observarla, a dejarse bañar por su agua cálida, por su bálsamo penetrante. Encontramos en este fragmento del poema titulado PALOMA, una forma muy atractiva de apropiarse del lenguaje, de las palabras, de los significados, de los ritmos, del sonido del poema, del ondular del mensaje, del péndulo que oscila entre un verso y otro verso.  Es una multiplicidad de efectos sonoros y vívidas imágenes, que se anudan y se sueltan reciproca y constantemente. Y tal vez no haya nada nuevo ahí, y quizá sea todo muy simple en su decir, pero no podemos dejar de ver que su andamiaje, su envoltura, su estructura, es ágil, vivaz, motivante, y eso te enlaza con la ola de su movimiento, al otro lado del poema, al otro lado de la luz. Llamado a mirar las partes de la luna, una creciente, otra menguante, formas diferentes de ver o intuir la oscuridad en cada noche, y en cada cuarto secreto de la poesía: “te contemplo si eres lo que no puedo ser… te corrompo si eres espera”.

“Levantar la voz será levantar la vida
demostrar el descontento como el descontrol
Así los más mínimos gestos se trasplantan
Así quien cae siente la intuición de levantarse

Grabar los sonidos de la calle
Haz que las máquinas
registren el mar humano

Guiado por la imagen hecha pantalla
videa la sonrisa de tus amigos

Sonríen para saber
que existen”

***

“Mientras más gozas
más el capitalismo aprieta sus labios
no de placer                sino de dolor

Mientras más amas
más tus vecinos dirán
que no lo harás bien

Mientras más bailas y escribes
más son las dudas precisas

Mientras más te atreves
más cerca te tienes para abrazarte.” 

Aquí aparece el encuentro del humano con su ideal. Estamos ante una afirmación del sí mismo. Es simplemente él mismo. Da para largo y tendido esta parte del libro, porque es uno de esos viejos temas de la historia… El niño más terrible de la poesía, el muchacho francés Jean Arthur Rimbaud, nos dice y repite que “yo es un otro” en sus cartas, esos breves fragmentos que la historia literaria bautizó como Cartas del vidente.  Un siglo después, y al otro lado del océano, un viejo y ya ciego escritor argentino llamado Jorge Luis Borges, nos dice que “no eres los otros”, sino que más bien eres cada instante de la brutal soledad.

Yo no sé si mientras más me atrevo más me alejo, o más me acerco. No sabemos si somos más (¿pero más qué o menos qué?) en los otros, que en la dulce compañía de nuestra propia soledad.

Y sólo un paso más allá en la lectura nos encontramos con cierta afirmación gloriosa de la vida, que puede llegar tanto de los otros, como desde la hermosa soledad del propio abrazo: “Así quien cae siente la intuición de levantarse…  Mientras más te atreves/ más cerca te tienes para abrazarte.” Como fuera o como fuese, haz de seguir caminando con algo entre las manos. Con algo que abrazar, para levantarse del suelo y a toda costa, respirar una vez más.

“Como les gustaría romperme el cráneo
y sentir que lo hacen por el Imperio

La corazonada
mi infectada ilusión
instantánea
constante
aumentada
El síntoma más imperfecto
frente al horrible instante”

***

“Los universos son cicatrices
sanadas por el amor

La boca es una cicatriz
sanada por el amor

Mi escritura
es una cicatriz
que sana el amor

Los miedos son cicatrices

Nuestras envidias, cobardías
los orgullos, las avaricias
La hipocresía es una cicatriz

El amor es una cicatriz
sanada por el amor
La desdicha es una cicatriz
La felicidad es una cicatriz
El engaño es una cicatriz
El camino es una cicatriz
La apariencia
El apuro es una cicatriz
Tu mirada es una cicatriz
Mi mirada es una cicatriz
sanadas por el amor.”

***

Ahora nos acercamos a la poesía como en un ritual. La poesía como mandala. Este poema es como un mantra. Por su cadencia, por los sonidos y las vibraciones que provoca y que genera en el cuerpo y en la mente. Es como un inductor. El engaño es una cicatriz, pero también lo es el amor, así como lo son nuestros miedos. Perturbadoramente, también la mirada es cicatriz. Como un organismo vivo y plural, rizomático, que se amplía y que se regenera infinitamente -como la poesía misma- el amor podrá incluso un día, salvarnos del amor mismo. Acto de fe. Visión-Poética. Discurso liberador. Estigma.  

“Ya están los negros entre la gente
Ahora
habrá que ser negro
si quieres algo cambiar en este lugar

y las descarriadas degüellan
la cristalidad pulcra de los expertos,
borbotean degollando el ritmo
de la penosa canción nacional

Ahora

habrá que ser desacordado mantra
para que cuerpo y espíritu ennegrezcan

Vociferan las muchedumbres de indias,
arcadas curvaturas en sus cuerpos
manifiesta el ultraje perpetuo

Y pues
habrá que ser
chamánica cholitud
y será lo que más nos costará

pero algo en este lugar
imposible que no cambie.”

***

“Mirándome como me repito en la imagen
de un montón de basura acumulada
me hallo

Sintiéndome en el aterrizaje indecente del gorrión intuitivo
me hallo

Pensándome en cada despoblado, en cada contagio,
en cada trance involuntario que se comete en lo íntimo.

En los rayados insolentes que recogen el raudal emigrado
de color, acentos y gritos
En algo parecido a un árbol ante la luz
que se asoma creada entremedio de escombros y paraderos.”

***

“Antes de que fuera
partí siendo un poco

El asombro y el papel los conocí
teniéndolos atados a mi lengua

el horror compuso la música
el caos es una perfección

En tanto todo lo que fue en el roce
a cachas se prendió el sol
a cachas nos han querido castigar
a cachas se rebeló el poeta
a cachas sangró la virgen
a cachas nació la sonrisa

Akasha siempre supo que la magia
es una diva máquina
que ruega porque le cantes.”

***

“Me ocultó, como si hubiese sido un pobre diablo,
como aquellos embarazos prohibidos
enviados hacia el sur.”

***

“Tengo la edad inútil del que ama el descontrol”

***

La piedra vuela por el arte que le entregamos”

***

Aforismos, pequeños poemas en prosa, sentencias, revelaciones, membretes, exageraciones, ditirambos, todo sirve en esta obra, todo vale para el poeta. Como nos recuerda Martín Hopenhayn, en Así de frágil es la cosa… “Sólo una forma de salir del infierno: respirando.” Y después afirma: “Escribir es un fracaso casi seguro. Dejar de escribir es un fracaso seguro”. 

“La falla siempre es un hallazgo

Despertamos la primera vez en que un grito salió
de lo desconocido de nuestra imaginación,
como la vez que nos advertimos profundamente solos
viéndonos en el suelo caídos como lluvia
Las veces que me hiciste desaparecer, también desperté.”

***

“Cada loco por la Gran Avenida

¡Anda cada loco por la Gran Avenida!

No me gusta hablar de cosas personales
si ni siquiera soy persona
debiera hablar de ufología
Ando como en una gran molécula de polvo

No me gusta hablar de cosas extrañas
no me gusta hablar de cosas personales
y todos son persona.”

***

“No satisfecho con asomarme
también me escribí

Nunca me tendrían que haber enseñado a decir
porque no lo aprendí como quisieron

Muy pocas cosas aprendí como querían”.

***

“Las máscaras que sosteníamos
eran de los viejos dioses de esta tierra.”

Mauricio Torres se ha movido en este libro desde el margen, al borde. Se desplaza, a fin de cuentas, de los extramuros de la letra, al centro de la calle y al centro de la poesía. Y como dijera alguna vez el viejo Nietzsche, cosa que viene “como anillo al dedo” para este libro y para estos días: “La metafísica está en la calle”.

Buena lectura. Buen viaje.



 

 

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