Proyecto Patrimonio - 2023 | index |
Malú Urriola | Diamela Eltit | Autores |


 

 





MALÚ URRIOLA,
la poeta que le tomó el pulso a los ecos de los 80

Por Roberto Careaga C.
Publicado en Revista de Libros de El Mercurio, 23 de julio de 2023


.. .. .. .. ..

"La vida cabrona / se te va por los codos, malú / con el humor avinagrado / de los viejos / y las palabras que no son sino / piedras rodantes", escribía Malú Urriola a fines de los ochenta. Tenía 21años y era parte de una camada de poetas, artistas y escritores que surgían entre los claroscuros de la dictadura. Callejera y de espíritu rockero, Urriola era también una lectora de la tradición literaria chilena y en 1988 sintetizó ese impulso en Piedras rodantes, un poemario urgente y nocturno protagonizado por gatos que saltan por los tejados: "Esperan un amanecer", decía Carmen Berenger en la contraportada.

Autora de una decena de libros de poesía, guionista de televisión y cine y colaboradora de artistas como Paz Errázuriz, Urriola murió el viernes en la madrugada, a los 56 años. Hacía menos de dos meses la poeta recibió el sorpresivo diagnóstico de un cáncer avanzado y aunque en la escena literaria se sabía del posible desenlace, su fallecimiento generó un amplio pesar. Fue velada el viernes y el sábado, en la Fundación Pablo Neruda, a la cual estuvo ligada desde los 19 años, cuando fue becaria del taller literario de la institución. Ahí conoció a un grupo en el que estaban poetas como Bárbara Délano y Sergio Parra.

"Con Piedras rodantes marca una inflexión en la poesía. Aparece la noche, el rock, es un manifiesto contra el egocentrismo, el narcisismo y machismo de los poetas", cuenta Parra, un amigo que mantuvo hasta los últimos días una relación con Urriola. "Después siempre mantuvo un tono muy honesto y radical, en el sentido de no guardarse nada, hablar de la soledad, la rabia. Una poesía muy conectada con el tiempo. Sus libros van acompañando a una generación de poetas y maduran en su relación con la poesía. Siempre fue buscando ser contemporánea", añade.


Huesos y polvo

Nacida en 1967, en Santiago, Urriola también publicó libros como Dame tu sucio amor (1994), Hija de perra (1998), Nada (2003), Bracea (2007), Cadáver exquisito (2017) y El cuademo de las cosas inútiles (2022). En este último dejaba esta frase: "Para vivir hay que tener huesos / que no teman hacerse polvo". Era una idea que venía trabajando hacía años y la dijo en una entrevista en 2007, hablando de lo que significaba la escritura para ella: "Es uno de los más bellos, asumidos, difíciles y apasionados caminos que he decidido transitar. Para vivir y escribir poesía hay que tener huesos que no teman hacerse polvo... y entonces una se haya ante la comprensión más menos incierta y errónea por cierto, de lo que podría siquiera llegar a 'ser' la poesía".

Guionista de múltiples series de televisión, tan masivas como "Los Venegas", "Mea Culpa", "El día menos pensado" y "El reemplazante", Urriola dejó en ese género una escritura precisa y limpia que en la poesía se descarriaba: "Yo que crecí entre milicos como dice el Charly y leí el manifiesto dadá y el surre, y a la Kristeva y a la Yourcenar y a la Djuna y a la Orozco y a Roland y otras cuantas estupideces con que he perdido el tiempo, tanto tiempo... tengo la cabeza latina...el cuero negro... nunca mitigué la violencia, tengo el lomo desollado", anotó en Hija de perra, un monólogo en prosa sobre el fracaso amoroso, que a la vez es un eco de un fracaso cultural y político.

Aquel libro fue el que la poeta Rosabetty Muñoz citó en el discurso que dio cuando se le entregó el Premio Pablo Neruda, en 2006. "La poeta, como el imbunche, da cuenta de lo desesperado de la existencia y establece que su principio básico es ver y sentir. Está condenada a luchar con la palabra que permanentemente puja por salir; cuando falta una boca que la diga —cuando la lengua está partida— ahí está el brazo de Malú que ella 'no le da a nadie'", dijo Muñoz sobre Urriola, que también ganó el Premio Municipal de Santiago en 2004 y en 2009 recibió una Beca Guggenheim.

Escribió los textos del proyecto visual La luz me ciega (2010), de Paz Errázuriz, colaboró con Diamela Eltit en el guion de la película Tendida mirando las estrellas (2007), de Andrés Racz, y desde sus inicios discutió el espacio literario que ocupaban las mujeres: "Este país nunca ha mirado del todo a sus escritoras, pese a que la primera escritora iberoamericana premiada con el Nobel fue Mistral. Nunca a la Mistral se le ha hecho un homenaje público como a Parra, eso lo dice todo. No porque desmerezca a Parra, sino que como él mismo decía: hay que ponerse a la cola", opinaba Urriola en 2017, que consultada sobre su lugar en la poesía local siempre se ponía en la senda Mistral, Teresa Willms Montt, Stella Díaz Varín, Winétt de Rokha, Berenguer, Eugenia Brito. Pero la discusión en el campo la había abandonado ya en su primer libro: "Hace tanto tiempo, querida amiga / acá los poetas mienten / y tus ojos son ya / un par de gorriones que se fornican /no sé dónde / reniego de la poesía / y todas esas banalidades / la mistral ha muerto / neruda ha muerto / lihn ha muerto / solo quedamos los necios", escribió.

 

 

RECORRER LA VIDA

Diamela Eltit
Premio Nacional de Literatura

Malú Urriola, a partir de la publicación de su libro Piedras rodantes (1988), marcó su irrupción en el espacio literario inscribiendo una poética singular, audaz, callejera, política, musical, que interrogaba las tensiones generadas por la escritura misma, un texto que establecía preguntas fundamentales en torno a la construcción hegemónica adjudicada a la poesía. Una hegemonía que era discutida por la poeta desde un lugar reflexivo, insumiso, mediante la construcción de una estética poderosa sostenida por la lucidez y la eficacia de su lenguaje. Una irrupción que iba a marcar y a demarcar, con la edición de su primer libro, la certeza de una indiscutible emergencia literaria.

La poesía la habitó desde su adolescencia. Encontró en la poesía el espacio que conformaría toda su vida: en sus libros sucesivos, en las traducciones, en su participación en congresos, reuniones, viajes literarios, premios, cumplió fielmente el círculo en el que se organiza la práctica de la escritura. Así, escribiendo, trabajando en la letra, se transformó en un referente, en una figura que concitaba una amplia adhesión estética y que la convertía en una de las poetas más convocadas y citadas del espacio literario.

Me resulta imprescindible destacar la capacidad de Malú Urriola para generar comunidades. De hecho, yo misma la conocí durante la realización del Primer Congreso de Escritoras, el año 1987. Ella acudió hasta allí y fue notoria su presencia inicial, ya comprometida con los dilemas entre escritura y género, buscando un horizonte democratizador ante una histórica asimetría. Malú Urriola, a sus 20 años, ya sabía que tenía que ocupar un espacio en un mundo que iba a resultar, en una de sus partes, áspero, como áspero es para el conjunto de las escritoras, pero la regía un deseo por la letra que carecía de barreras.

Así, transitando por sus espacios, viajando a través de las prácticas artísticas, colectivizando las áreas en que organizaba su vida, resultaba visible su capacidad para generar comunidades ya literarias o del orden audio-visual o grupos de disidencias sexuales, alianzas comunitarias marcados por los afectos, la solidaridad. En ese sentido, la poeta consiguió saltar escollos, romper con los lugares comunes que generan competencias o animosidad, no convirtió las comunidades en las que habitó en "grupos de choque", más bien operó, como lo señala magistralmente la sicoanalista Melanie Klein, erradicando la envidia y abriendo compuertas a su contraria, la admiración, y de esa manera evitó sentimientos y percepciones sin salida alguna. Sé que Malú Urriola admiraba a personas de las comunidades que frecuentaba y esa posición abierta y sincera la convertía en una figura central que permitía, además, que su poética se deslizara por territorios benéficos.

Ya sabemos que es difícil o muy difícil o más bien extraordinariamente difícil sostenerse económicamente de la literatura que cada persona publica; es injusto, salvo, desde luego, casos especiales. Eso obliga, como afirma Pierre Bordieu, al "campo literario", a un incesante doble trabajo, por una parte, acceder a un salario y, por otra, liberar tiempo para escribir. Porque escribir, si bien porta una gran cuota de placer, demanda un trabajo considerable, complejo, solitario, incierto. Malú Urriola vivió, a lo largo de su vida, ese doble trabajo, básicamente, como académica en la universidad o impartiendo talleres o escribiendo guiones para la televisión, muchas veces las tres áreas a la vez. Pero más allá de todo, escribió sus libros. En Dame tu sucio amor subvirtió las convenciones que atentaban en contra de las diferencias; en Nada se detuvo en la precariedad, en la inevitable soledad. En El cuaderno de las cosas inútiles, su último libro, del año 2022, abordó la inevitable soledad, el tiempo de la pandemia, el virus, la enfermedad, la ciudad deshabitada, se detuvo en la muerte y pensó la vida.

Malú Urriola ha muerto. Es doloroso e impensado para las personas que la admirábamos y la queríamos. Sé que su hija Isadora junto a sus próximas y próximos están devastados, también asombrados por su partida. Las personas que escribimos literatura somos pocas, de hecho la literatura misma es una práctica minoritaria, por eso cuando muere una escritora como Malú Urriola, es una pérdida, una ausencia. Escribir que ha muerto, porta un componente de irrealidad, porque de una u otra manera está cerca, al lado o detrás de mí. Pero ha muerto, es verdad, y de pronto no me basta asegurar que quedan sus libros. Pero permanecen. Me refiero a esas imágenes que logró configurar, unas imágenes que vemos en la letra y las reconocemos como si nos pertenecieran. Entonces se materializan con todo su ímpetu visual en nuestro cerebro.

Malú Urriola, escribió:

"La vida que pasa segura sabe que sobrevivimos
por eso nos sentamos a ver brillar el cielo
y toda su orquesta de vidrios".

 

 

  . . .



 

 

Proyecto Patrimonio Año 2023
A Página Principal
| A Archivo Malú Urriola | A Archivo Diamela Eltit | A Archivo de Autores |

www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza.
e-mail: letras.s5.com@gmail.com
MALÚ URRIOLA, la poeta que le tomó el pulso a los ecos de los 80.
Por Roberto Careaga C.
Publicado en Revista de Libros de El Mercurio, 23 de julio de 2023