Malú Urriola fue una de las poetas más significativas de su promoción. Así lo confirma la relectura de su primer libro de poemas, titulado Piedras rodantes y publicado en primera instancia, el año 1988, por Cuarto Propio, que lo acaba de reeditar. El escenario de estos poemas son los tejados y los gatos como metáfora de su tiempo y de su propia vida. La dedicatoria del volumen ya lo anuncia, cuando afirma: "A nosotros, cicerones, rimbaucitos y dantes (pobres cuchos)". Sin ir más lejos, ella se desdobla y también sube a los tejados. En el texto que da inicio al libro, escribe al respecto: "La malú —me dijo— oye, urriola / evita el cigarro / quedarte sola en el techo fumando / es para volverse loca. / Evita las playas en invierno / las olas acostumbran aumentar / obscenas nostalgias (...) / Esquiva gatos, ventanas / y sobre todo los techos / los techos sobre todo".
Hay en estos versos un evidente tono narrativo, irónico, coloquial y hasta nostálgico. Pero lo singular es que jamás se prescinde de lo poético. Los gatos aquí se embriagan y son arrojados violentamente a los tejados. Son tiernos y feroces a la vez. Mas su fragilidad es la que nos conmueve, porque son animales urbanos que se desvanecen al amanecer, después de haber bailado bajo el ritmo de un tema de Celeste Carvallo o Mick Jagger. En la misma línea, encontramos citas a Joe Cocker, los Rolling Stones y Bob Dylan. Ella pareciera encarnarse en dicha atmósfera rockera y contestataria, para reafirmar su propia identidad y rebeldía. En el texto V, perteneciente al capítulo: "Todos los gatos son negros", apunta: "Estos locos peludos, malú / están ebrios / sobre los techos cuando amanece / y un lloriqueo tinto / les cae por los ojos". Y refiriéndose a sus coetáneos, escribe: "Hey, malú, nace una estrella / nadie quiere el nobel / pero se mueren de sólo pensarlo / los poetas se odian / toman juntos pero se odian / a quién le importa / que se maten / que se tengan pica hasta la muerte / total, de todas maneras / no tenemos quien nos abrace".
Malú Urriola escribió Piedras rodantes a los veintiún años y sus referentes e influjos eran Diamela Eltit, Carmen Berenguer y Eugenia Brito, por citar solo a algunas escritoras, poetas y ensayistas chilenas que, por cierto, siguen vigentes. Es parte de una generación que comienza a publicar sus primeros escritos a fines de los años ochenta. Y como bien lo señala la ensayista y crítica literaria Soledad Bianchi: los 'pobres cuchos' son estos jóvenes poetas que en aquellos tiempos (de dictaduras y de censuras) intentaron cambiar la vida y volverla nueva. Todos ellos, como los personajes aludidos, se desplazan, se trasladan, cambian y quieren cambios, 'pobres cuchos', piedras rodantes".
Malú Urriola empezó sus afanes literarios en el Taller de la Sociedad de Escritores de Chile, en 1985. En 1989 fue becada por la Fundación Pablo Neruda. Y entre sus principales libros se cuentan Dame tu sucio amor (1994), Nada (2003), Las estrellas de Chile para ti (2015), Cadáver exquisito (2017) y El cuaderno de las cosas inútiles (2022). Además, tuvo una destacada labor como guionista y académica.
Hoy, cuando ella ya ha partido, celebramos su vida, su obra y los treinta y siete años de estas Piedras rodantes, libro que no ha perdido su vigencia y que seguirá asombrando por su buena factura, contenido, desenfado y rigor con la palabra.
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Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com "Piedras rodantes": El espejo de una generación
Malú Urriola. Cuarto Propio, Santiago, 2023, 66 páginas
Por Francisco Véjar
Publicado en Revista de Libros de El Mercurio, 20 de agosto de 2023
