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Portentosa audacia narrativa
La orquesta de cristal, Enrique Lihn. Editorial Hueders, Santiago, 2013, 171 páginas
Por Mario Valdovinos
Revista de Libros de El Mercurio, Domingo 23 de Febrero de 2014
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La existencia de la orquesta de cristal, avalada por el brillo de su ausencia en las enciclopedias, en los programas de los conservatorios y aun en la memoria de los melómanos, no impidió su leyenda verificable por medio del seguimiento que hizo de sus giras un narrador decimonónico, fuertemente personal, calificador e ironizador del acontecer y del entorno del relato; al mismo tiempo, comentarista y diletante que redacta una monografía sobre la agrupación, intérprete exclusiva de la célebre e inasible sinfonía Amor Absoluto, de Roland de Glatigny, puesto que la agrupación orquestal, simplemente, no puede interpretar otra cosa. The Crystal Orchestra acumula en su interior, a la manera de un reguero sutil, "el recuerdo inefable de lo que no fue", una partitura en blanco, una música del silencio, un concierto inaudible, vítreo y vitricida, engendro filarmónico, cima y culminación del arte por el arte; representa además el carácter inefable y sublime de la tradición musical, siempre inconclusa, una inanidad sonora, antítesis del estruendo de la música wagneriana cuyos timbales apocalípticos anuncian invasiones y el imperio de la Gestapo y de la Wehrmacht. Lo demás, es decir, la música occidental, está por hacerse . Su aparición pública ocurre en los albores del siglo XX, si bien ya por los años treinta La Orquesta de Cristal era una rareza de museo.
Este corpus narrativo se refleja en otro constituido por las 64 notas que comentan, desmienten, glorifican y demoran el relato que sirve de base. Apuntan a la piedra filosofal, la neurastenia, el arte, la ciencia y la arquitectura. En ambos niveles narrativos se alude a don Gerardo de Pompiffier, amigo del narrador, y al musicólogo Roberto Albornoz, precursor del "Surrealismo púdico", apologista y difamador de The Crystal Orchestra, con quien el narrador entra en contradicción. Ambos personajes mantienen correspondencia y posibilitan la coexistencia de autores conjeturales, como M. Krüger, Heinrich vön Linderhöfer, Charles Royce, junto a Rimbaud, Baudelaire y Mallarmé.
Por otra parte, la monografía redactada por el narrador del texto que está ante los ojos del lector fue publicada en 1976 por Editorial Sudamericana y es el fragmento de una epístola de Pompiffier, bombero y fabricante de pompas, dirigida a Albornoz y fechada en Alejandría, Egipto, en 1916. Como si tamaño artificio literario fuera menor, al biógrafo de la orquesta, el narrador básico ya aludido, lo visitan dos periodistas culturales, Germán Lihn y Enrique Marín, ambos también redactores de las constantes reediciones de la novela La orquesta de cristal.
La audacia narrativa del autor real, el poeta Enrique Lihn, es portentosa. El enmascaramiento, la sátira, la erudición, explícita o difusa, la cháchara, la retórica y la parodia de géneros y autores pueden fascinar y desesperar al lector, pero no lo dejan indiferente ante el desborde imaginativo.