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La mirada otra de los alienígenas drevlianos en La novela Terrígena de Mario Verdugo
La Novela Terrígena.
Mario Verdugo.
Pequeño dios Editores, 2011,
62 págs.
Por Cristian Geisse Navarro
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En una de sus muchas interpretaciones posibles, La novela terrígena de Mario Verdugo es un excelente libro para comprobar qué tan lejos han llegado los hijos del “Chile profundo” en su tarea de dislocar, deconstruir, desquiciar y desvirtuar el posicionamiento territorial literario del campo chileno que creíamos seguro, pero que textos como este –y es bien probable que no haya muchos semejantes- destruyen con una especie de sonrisa siniestra. Mediantes estrategias cercanas al nonsense, a la cita falsa, al pastiche y a varias más inclasificables, nuestro campo se hace aquí otro la manera en que los alienígenas drevlianos lo harían otro. El detalle está en que el autor no es un alienígena, sino más bien uno de los eruditos más grandes de este país en el empoderamiento territorial literario propio del criollismo. El gesto entonces es doblemente valioso y significativo, y posiblemente implique el gesto o técnica espiritual de observar una cosa detenidamente hasta lograr que nuestra mente la deforme progresivamente.
Poesía perturbadora entonces, constituida mediante lo que podríamos decir son pequeños fragmentos de una novela demencial, protagonizada por personajes fantasmas, que ya pueden presentarse gracias a formas verbales elíptica surgidas de una trama inexistente o con nombres estrambóticos salidos de quién sabe dónde. Es así como juan raro (así, con minúscula), los marabolí, carlos rauca, lucho amargo, o el Grupo de los Poquísimos, Los Matones del Gobernador Cabeza de Vaca, agrupaciones punks como la galega y el tuetué, o bien “psico-mecenas”, mercedarios, dominicos, trapenses y carmelitas, se mueven en espacios que mezclan calles rurales, parcelas, almacenes de esquina o gimnasios de pueblo con consultas psiquiátricas, simposios, seminarios de Técnicas Especiales, Expo-Cosmos, ferias agrícolas y hangares para mantención de sondas no tripuladas.
Estos versos o microprosas poéticas, dan cuenta de un estiramiento de la sintáxis y la semántica que llega hasta la fluxación, en un revoltijo que incluye la constante presencia de frases hechas con la desarticulación de la coherencia lógica. Todo matizado con un humor ominoso, ligado por ejemplo a una erudición esquizo en la que vemos aparecer a una fauna artístico intelectual tan diversa que pasa por psicólogos transpersonales, psiquiatras criminalistas, escritores de ciencia ficción británicos, pintores rusos suprematistas, neurofisiólogos franceses, economistas argentinos, teósofos chilenos, autores de música incidental de cine independiente y grupos medioambientales mejicanos. La estructuración del texto, en 100 piezas breves sin hilvanación entre sí, pero sin duda conectadas, sostiene perfectamente todo este caos y sobreabundancia gracias a la fuerza de sus rasgos estilísticos.
Estamos sin duda frente a un libro de poemas notable, que presenta una sólida propuesta estética y una clara voluntad de estilo dirigida a perturbar nuestras nociones de lo que creíamos conocido. La apuesta, creo, es importante, y revela un gesto cercano al lanzamiento al vacío que prefiere más bien cierta mueca de impasibilidad a los aspavientos de la carcajada malévola.
*El libro se puede bajar gratuitamente desde la página de la editorial.